El salto de ser una categoría profesional

«Asumimos este reto con la máxima ilusión y la ambición de estar a la altura», continúa el máximo mandatario de Asobal. En Cantabria, los dos máximos exponentes del balonmano autonómico -Bathco Torrelavega y Blendio Sinfín- vivirán en primera persona los compases iniciales de una transformación que aspira a devolver el lustre de antaño a una competición alejada, de momento, de sus años dorados.

Tanto Abarca, por el lado naranja, como Servando Revuelta Gil, presidente del Blendio Sinfín, consideran la nueva categoría «un paso muy importante para la competición», y coinciden en valorar «positivamente» este objetivo por el que se lleva trabajando «mucho tiempo». Desde ambos clubes se estaba virando en esta dirección, al considerar que esta calificación era absolutamente necesaria para «aspirar a crecer y desarrollarse», enuncian desde la capital del Besaya.

Ahora se inicia una transformación de la que «faltan por conocer los detalles, pero la incertidumbre se despeja. Lo importante es que somos Liga profesional y que se votó de forma unánime por todos los clubes», continúa Abarca. La apuesta pasa por «trabajar con intensidad, pero también con herramientas para tratar de crecer», añade el directivo naranja, en patrocinios, visibilidad de la competición y calidad de la misma.

Después de unos años de tira y afloja entre la Federación Española, con su presidente Francisco Blázquez, y los clubes de Asobal por el control de la Liga y su organización, así el asunto queda ya finalmente zanjado.

La Liga Asobal, una vez obtenida la clasificación de profesional, ya es independiente del ente federativo nacional y tendrá autonomía en sus decisiones, aunque haya cuestiones que haya que acordarlas con la Federación o con instancias superiores, como pueden ser los calendario o los arbitrajes.

Ahora las estructuras de los clubes deben profesionalizarse y algunos, como Ademar o Huesca, se han mostrado interesados en transformarse en Sociedad Anónima Deportiva. No es así en el caso de Bathco Torrelavega ni Blendio Sinfín, que no contemplan esa posibilidad. Aún así, al final de cada temporada los clubes deberán someterse a auditorías externas. Otros posibles cambios, como la exigencia de presupuestos mínimos, «lo tienen que decidir los propios clubes en Asamblea», aclara Servando Revuelta.

En el caso del Sinfín, «como club pequeño y humilde que somos, ahora esperamos que el Consejo Superior de Deportes nos eche una mano con algún tipo de ayuda. No para tener mejores jugadores, sino para las infraestructuras del club». En el caso de los santanderinos ahí es donde radica su mayor quebradero de cabeza. El curso 2023/24 contará con unos requisitos que La Albericia no cumple y si Blendio Sinfín quiere seguir en su casa, el Ayuntamiento de Santander deberá afrontar una serie de mejoras que el club ha remitido la semana pasada en un informe a la Casona mientras espera fecha para una reunión con Beatriz Pellón, la nueva concejala de Deportes del Ayuntamiento de la capital cántabra.