El Sinfín recibe el permiso para aplazar el partido ante el Anaitasuna

En lo que respecta al estado de salud de los afectados, todos se encuentran bien, a la espera de recibir el alta. Dos de ellos cumplirán mañana la cuarentena. Serán sometidos a pruebas de antígenos y serológica para ver si han superado la enfermedad y, en caso afirmativo, se pondrán a disposición de Víctor Montesinos. El resto de los contagiados deberá esperar hasta el miércoles de la próxima semana.

Mientras tanto, los jugadores que han dado negativo en las pruebas del coronavirus tratan de trabajar, desde que regresaran el sábado al pabellón de La Albericia, con la mayor normalidad que es posible en esta incómoda situación en la que se encuentra el cuadro santanderino. Los jugadores de las secciones inferiores del Sinfín tratan de cubrir las ausencias para que los entrenamientos tengan la mayor calidad posible.

Porque al incordio de los partidos aplazados y del confinamiento forzado se le añade la desigualdad con la que el Liberbank Cantabria volverá a la competición, con al menos tres semanas fuera de las pistas y trabajando en precario. Y con la permanencia como objetivo innegociable, bastantes obstáculos tiene ya el cuadro de La Albericia. De hecho, con los tres choques pendientes -que serán cuatro a partir del fin de semana, contando también el acumulado anteriormente frente al Frigoríficos Morrazo-, el Sinfín es colista de la Liga Asobal, con sólo dos puntos en su casillero. No está lejos de los puestos de salvación, pero si quieres dificultad, toma dos tazas. Eso y que, con tanto compromiso por recuperar, el calendario se va a hacer cada vez más denso.

Lo mejor es que los jugadores que han dado positivo en los test permanecen asintomáticos dentro de su aislamiento. Al ser el Sinfín un equipo semiprofesional, sus componentes no pueden vivir en una burbuja y el brote en el seno de la plantilla surgió en el ámbito laboral de uno de los directamente afectados.

El covid hizo acto de presencia en el pabellón exterior de La Albericia el 2 de noviembre tras el positivo de uno de los jugadores. Se puso en marcha el protocolo habitual, pero el virus ya se había extendido por una parte del vestuario del cuadro santanderino. Dos días más tarde, otro efectivo más resultó positivo tras la segunda ronda de test. Posteriormente, las PCR a las que se sometió a toda la plantilla y al cuerpo técnico confirmaron otros dos positivos más, lo que elevaba a cuatro el número de jugadores infectados. Y el sábado se confirmaron los de otros dos jugadores convivientes. Lo que tienen claro en el club es que los contagios se han producido en el ámbito personal, y no en la pista de entrenamiento.