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El Unicaja Banco es equipo de Asobal. El Sinfín sobrevivió a la tormenta de una temporada aciaga, superó las 30 jornadas de liga para abandonar el descenso directo en el último suspiro y resolvió a su favor la eliminatoria ante el EON Horneo Alicante tras ... ganar el partido de ida (29-36) en la ida y caer por la mínima 31-32 en la vuelta. Los de negro no naufragaron a pesar de las circunstancias ni renunciaron a la esperanza de mantener la categoría aun a expensas de quedar en manos de terceros. Los astros se alinearon y la victoria del conjunto de Víctor Montesinos ante Iberoquinoa Antequera, unida a la derrota de Nava en su casa, permitió al Unicaja Banco depender de si mismo por primera vez en meses para consumar la continuidad en la élite nacional y jugar la Copa del Rey como equipo local. Solo había que superar la promoción de descenso contra el EON Horneo Alicante para ratificar sobre la pista que el Sinfín merecía esa plaza entre los mejores equipos españoles.
Si en la ida el Unicaja Banco mostró su mejor cara ante los de Luis Parro, en La Albericia hubo más problemas por parte de los sinfinistas para cerrar el partido. El Alicante no vino a Santander de turismo y lo dejaron claro sobre el 40x20.
Con un pabellón volcado con los de Víctor Montesinos, la tarde comenzó con el Sinfín rompiendo el empate a cero inicial en el marcador gracias al acierto de Lon. Los de negro no fueron los únicos que entraron al partido con fuerza y el EON Horneo Alicante buscó una rápida reacción. Los levantinos tenían que levantar siete goles en contra si querían cerrar la temporada con un ascenso histórico a Asobal. Conscientes de la necesidad del conjunto de Parro, el Sinfín intentó cerrar la eliminatoria cuanto antes y, a pesar de la ventaja del partido de ida y buscó adquirir pronta ventaja en este encuentro.
Unicaja Banco Sinfín
Ernesto Sánchez (1), Pau Guitart, Diego Muñiz (1), Dija Cruz (3), Berto Pla (6), Alex Barco, Diego Monzón, Ramiro Martínez (4), Ángel Basualdo, Xavi Castro (2), Carlos Molina, Óscar García (2), Herrero Lon (6), Nico Zungri (6), Joao Perbella y David Roca.
31
-
32
EON Horneo Alicante
Dídac Villar, Enrique Moreno (2), David Jiménez (8), Yeray Mancebo (3), Sergio Martínez (1), Emil Feuchtmann (4), Juan Linares, Kiko Padilla, Luis Hernández, Joaquín Delgado (1), Pabel Miskevich, Alberto González (2), Matheus Lennon (5), Emilio Martínez (2), Cristian Moll (2) y David Quiles (2).
Parciales 1-2, 4-6, 8-9, 11-12, 12-13, 14-17, 16-21, 19-23, 23-24, 26-28 y 31-32.
Árbitro Yon Bustamante y Aritz Zaragueta.
El conjunto alicantino, mucho más asentado sobre la pista que en el choque de ida, llegó a La Albericia con la lección aprendida, corrigió sus errores y apostó de inicio por un juego más veloz, con transiciones más rápidas y una defensa más fuerte, tratando de replegarse con mayor velocidad para evitar las veloces transiciones del Sinfín que tanto daño les hicieron en la ida. Así llegaron a tomar la ventaja en el electrónico durante los primeros diez minutos de juego, a los que se llegó con un 4 a 6 a su favor.
Al Sinfín, sorprendido por la intensidad de su rival, le costó manejarse con la fluidez con la que se desempeñó en Alicante. Aún así, no dejó que su rival se le escapase en ningún momento en el marcador, manteniéndose siempre por detrás en el marcador hasta el primer cuarto de hora, al que llegó con una desventaja de un tanto (8-9).
El partido, intenso y con rápidas acciones de ida y vuelta en algunos momentos, resultó vibrante y disputado, con un EON Horneo Alicante mucho más entonado que en su casa. Aprendida la lección, y haciendo gala de una actitud valiente, no viajó a Santander conocer la ciudad, sino decidido a pelear la promoción y a no permitir que el choque fuera un mero trámite. El Sinfín, por su parte, consciente de la ventaja, sabía hasta dónde debía apretar en defensa para aprovechar las rápidas contras y buscó acciones de ataque estático en las que asegurar el gol y mantener el marcador razonablemente controlado.
En ningún momento consiguió despegarse en el tanteo el conjunto visitante, que siempre se mantuvo durante el primer tiempo uno o dos tantos arriba casi hasta el final, cuando se puso tres arriba (13-16), un resultado todavía dentro de la zona de no peligro, pero que el banquillo local trató de corregir, pidiendo más intensidad en defensa y mayor acierto en las contras y en el ataque, donde el equipo no demostró la misma contundencia que en el partido de ida.
En el último minuto de la primera mitad el EON Alicante logró su máxima ventaja, llegando a tener cuatro tantos de renta, si bien al final el Sinfín consiguió recortar esa diferencia y llegar tres abajo al descanso (14-17). Un resultado desfavorable, pero dentro de lo asumible, que no permitía sin embargo ningún despiste y que obligaba al equipo de Montesinos, a la vuelta de vestuarios, a apretar, mostrar más intensidad y empaque para evitar llegar con nervios al final.
La segunda mitad siguió en su inicio los derroteros de la primera, con un EON empeñado en no renunciar a sus objetivos y seguir soñando con la posibilidad de darle la vuelta al resultado de la ida. De hecho, fue el primero en marcar a la vuelta de vestuarios y se puso de nuevo cuatro arriba, sembrando la semilla de la inquietud entre los aficionados de La Albericia, que veían como su equipo no parecía reaccionar y no solo no recortaba la desventaja, sino que no parecía capaz de frenar a un rival cada vez más crecido y con más fe en sus posibilidades.
A los cinco minutos de la reanudación ganaban de cinco los alicantinos (14-19) y cuatro minutos después ya lo hacía de seis. A un solo tanto de igualar una eliminatoria que parecía haber quedado sentenciada en el encuentro disputado el miércoles.
Apretó el Sinfín. No consiguió igualar el choque, pero al menos sí reducir la desventaja y mantenerse en una desventaja de tres o cuatro goles. Muy bien el conjunto de Alicante tanto en defensa, muy sobrio, centrado y contundente, como en ataque, mostrándose ágil, veloz en la circulación, con buenos movimientos que complicaron la defensa de los de negro y lanzamientos acertados . El Sinfín echó en falta la eficacia en el tiro del partido de ida y en algunos momentos pareció mostrar cierto desconcierto por el resultado y cierta sensación de impotencia frente a un equipo que mostró una cara muy diferente a la que habían visto en la ida y que encajaba mejor con esa imagen que había dado en el tramo final de la liga. Dentro de ese margen de cuatro goles de desventaja, el Sinfin lograba, no obstante, mantener el partido relativamente controlado, aunque en una posición de cierta debilidad que no permitía errores y muy lejos, seguramente, de lo que habrán esperado antes de empezar el partido. Se presumía un choque más tranquilo, pero la realidad era bien diferente, con un Alicante dispuesto a tensar la eliminatoria hasta el final y hacer sudar a los de casa hasta la última acción.
Llegó el Sinfin al cuarto de hora con la misma desventaja de cuatro goles (19-23). Seguía por detrás, pero cada vez quedaba menos tiempo, lo que jugaba a su favor. Pero no quería sustos y apretó, mostrando mayor contundencia atrás y eficacia arriba, con acciones más dinámicas y ejecuciones más acertadas que situaron al equipo a un solo gol en el minuto 20 de la segunda mitad (23-24), tomando ventaja en el marcador parcial de la esta parte. Poco después llegó el tanto del empate y eso le dio un respiro al equipo y a su afición, que a falta de nueve para el final, veía cada vez más cerca la permanencia en Asobal. Dija desde siete metros, Zungri en dos ocasiones y Muñiz, en cuatro minutos, parecieron echar por tierra los sueños de los alicantinos. Pero el EON Horneo siguió empeñado y mostró una tozudez encomiable, manteniendo la disciplina atrás y atacando con la misma velocidad y dinamismo que tanto daño estaba haciendo al Sinfín. A cinco minutos del final ganaban de tres (25-28).
El tiempo se agotaba y el Sinfin logró ponerse a dos goles a falta de dos minutos para el final. Con más sufrimiento del esperado, el conjunto de Santander consiguió, finalmente, su objetivo, forjado en el gran encuentro jugado en la ida. Al final cayó de uno (31-32), pero eso era lo de menos. Lo importante es que había logrado lo que hasta hace apenas una semana, parecía un sueño imposible, permanecer otro curso más en la Liga Asobal.
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