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García Olavarrieta, en Hoznayo Daniel Pedriza
Una vida dedicada al balonmano

Una vida dedicada al balonmano

El santoñés José Manuel García Olavarrieta recogió la insignia de bronce de la Federación en los Premios Nacionales celebrados en Santander

Adela Sanz

Santander

Domingo, 16 de junio 2024, 02:00

José Manuel García Olavarrieta (Santoña, 1973) recibió ayer la medalla e insignia de bronce durante la gala de los Premios Nacionales de Balonmano, que se entregaron en el Palacio de Exposiciones de Santander. «Pon Josuco, que es como me conoce todo el mundo», apunta un árbitro que cierra esta temporada su trayectoria nacional. El santoñés se ha forjado una carrera en las pistas de toda España dirigiendo desde las categorías de base hasta División deHonor Plata, aunque el grueso de su periplo está vinculado a Primera Nacional.

Esta temporada Josuco cumple medio siglo y, según el reglamento, no puede continuar arbitrando en categoría nacional. «Es una regla que pusieron hace años y que hay que acatar, aunque he soñado con que no podía ser mi último año», cuenta el colegiado, que acumula 26 temporadas a sus espaldas. El motivo de este reconocimiento lo tiene claro: «Es una forma de reconocer mi valía como árbitro y la trayectoria que he tenido, pero no es una distinción que den a todos», recalca.

Si hay que poner palabras a lo que significa el balonmano en la vida de García Olavarrieta, se resume en una sola: «Todo». «Le doy las gracias a mi familia y a quienes han estado a mi lado durante tantos años», añade. El camino no ha sido ni fácil ni corto. Entró con once años en el Balonmano Santoña y allí estuvo hasta los 24, alternando sus papeles como central y extremo izquierdo. En la villa marinera surgió el flechazo con el arbitraje. «Tuve que arbitrar algunos partidos porque no había nadie que lo hiciera y me enganchó». Ese mismo año, 1998, se apuntó sin pensarlo al curso de la territorial cántabra y esa temporada 98-99 fue su año de aspirante. Al año siguiente colgó las zapatillas y se centró en el arbitraje para iniciar una carrera autonómica que incluyó el absoluto masculino, femenino y toda la cantera en jornadas maratonianas que «empezaban a las nueve y media de la mañana y podían acabar a las ocho de la tarde, después de cuatro o cinco partidos».

A García Olavarrieta le atrapó todo lo que rodea al arbitraje: «El respeto, la disciplina y que desde el principio me animaron a seguir porque veían algo en mi. Se dieron cuenta de que tenia proyección», argumenta. En la temporada 2002-2003 la Federación Cántabra le propuso para el ascenso a Primera Nacional. Aquello supuso «un cambio en todos los sentidos. Viajes por toda España, pasar pruebas exigentes en cuanto a la preparación física y teóricos con test y valoraciones».

Trayectoria

El colegiado reivindica la «influencia positiva» que tuvo en su vida la formación como árbitro: «También crecí como persona e hice muchas amistades». Su proyección no se detuvo ahí y en la 2004-2005 ascendió a División de Honor Plata. Si el salto a Primera Nacional se notó, de ahí a la segunda categoría del balonmano masculino español también fue evidente: «En aquella época era como una Liga Asobal. Había mucho nivel económico y los equipos eran muy potentes».

En 2008 la dupla que formaba el santoñés con Javier Gutiérrez perdió la categoría. Con el regreso a Primera Nacional, comenzó a arbitrar con Fernando Iñán, con quien ha seguido después de 16 temporadas entre las que están las fases de ascenso a Plata, Campeonatos de España y muchísimos sectores. La «autocrítica y la seriedad» son dos de los rasgos que han llevado a este santoñés a ganarse un merecido reconocimiento. «Yo no veo equipos ni escudos; veo blanco en un lado y verde en el otro». A pesar de su adiós con matices, porque los hay, no tiene intención de retirarse. «En territorial puedo seguir y lo haré hasta que pueda. Además, soy el designador territorial de Cantabria, es decir, pongo los árbitros de los partidos y todas las mesas de equipos nacionales en Cantabria». El reglamento le impedirá seguir arbitrando en categoría nacional, pero desde luego nadie le quitará su pasión por el balonmano.

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