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Cavir Mikel Errekondo alza la Liga de Campeones escoltado por Muñoz Melo y Mats Olsson en plena celebración el 30 de abril de 1994 en La Albericia. Esteban Cobo / EFE
El viejo rugido de La Albericia
Balonmano

El viejo rugido de La Albericia

28 años después ·

La plantilla del Teka campeón de Europa recibe este miércoles su homenaje

Miércoles, 29 de junio 2022, 07:10

Permitió a toda una generación levantar el puño y sentirse viva. Y no me refiero a los jugadores; hablo de lo social. En Santander no es fácil poder gritar 'campeones'. O en Cantabria, porque el Teka no era un equipo de Santander, sino de toda Cantabria». Las palabras de Julián Ruiz, aquel chico de San Celedonio que empezó a jugar al balonmano en el Kostka y se vio campeón de Europa, resumen el orgullo de aquel Grupo Deportivo Teka al que se rinde hoy homenaje en el pabellón de La Albericia. Una reunión de algunos de los mejores jugadores de los noventa, pero también un encuentro de amigos. Porque en aquel equipo, que tenía al mejor jugador del mundo, al mejor portero del mundo y parte del bloque de la selección española, se gestaron unos vínculos que nunca se rompieron pese al tiempo y la distancia. Por eso casi todos han respondido a la llamada, y quien no podía lo hará a su manera. El Teka marcó a Cantabria... y a un grupo irrepetible de jugadores que recuerdan su éxito, pero también cómo ilusionaron a toda una ciudad; a toda una autonomía. A una sociedad orgullosa de ellos, algo que les dejó poso. «Fue muy bonito ver una ciudad volcada con el balonmano; un grandísimo equipo que fue capaz de levantar el trofeo más apreciado por todos y con mucho mérito, porque la Champions actual la juegan dos o hasta tres equipos de las mejores ligas, pero entonces solo uno. Por eso la dificultad era aún mayor», evoca Talant Dujshebaev.

EL PROGRAMA

  • 16 45 horas. Foto de familia y encuentro con los medios de comunicación.

  • 17 00 horas. Pabellón de La Albericia. Partido de la plantilla del Teka de 1994 (salvo mateo Garralda, Xavier Mikel Errekondo, Talant Dujshebaiev y Mijail Jakimovich) frente a un combinado cántabro masculino y femenino de cadetes.

  • 20 00 horas. Coloquio en el Palacio de Exposiciones, con participación en streaming de Talant Dujshebaev y Mijail Jakimovich. Entradas agotadas tras completarse el aforo de 650 personas.

Será a partir de las ocho de la tarde en La Albericia en un partido en el que los campeones se vestirán de corto para enfrentarse a un combinado cadete cántabro. Será la ocasión de ver de nuevo a los Olsson, Melo, Cabanas, Urdiales y muchos otros. Porque aquel equipo evoca a Talant Dujshebaev, el soviético kirguí que se hizo español y cántabro en La Albericia e impulso la roja, como antes lució la de la URSS, el definitivo despegue del balonmano español y de la generación posterior de los Hispanos. Pero aquel equipo era mucho más. Aunque no estará Talant sobre la cancha, aunque le hubiera gustado, sí estará presente de otro modo.

«Cuando me hice cargo del equipo una de las cosas que más fácil me pusieron fue la gestión de egos, siempre muy complicada en los clubes grandes»

Julián Ruiz | Entrenador

Casi en pleno

Sí saldrán al parqué muchos de sus compañeros. «Esperamos no hacer mucho el ridículo», bromea Rodrigo Reñones. El seleccionador español júnior, que sin haber cumplido los cincuenta años es historia viva del Teka y del Sinfín, era entonces un chiquillo que compartía vestuario con figuras como Javier Cabanas y Juan Francisco Muñoz Melo, que han viajado juntos desde Alicante. «Te paso a Juanito», comenta Cabanas al otro lado de la línea: «Vais a ver que estamos estupendos, claro, casi igual que en la foto -ríe el de Revilla-. Tengo muchas ganas de verlos y de que nos contemos batallitas, como abuelos que somos». Le secunda su amigo Javier: « No tenemos nada que ver con ese equipo de hace casi treinta años, por peso y estética», bromea.

«De la época del Teka, no solo recuerdo ese momento, sino el hecho de ilusionar a una ciudad con un gran equipo y un gran ambiente»

Juan Francisco Muñoz Melo | Jugador

Lo del 30 de abril de 1994 fue el corolario. El Teka había empatado a 22 con el ABC de Braga en el partido de ida de la final y La Albericia fue una olla a presión que cocinó el 23-21 que le dio el título. Un capítulo, el más importante de una época gloriosa, que marcó a los de casa, pero también a los que llegaron de fuera. Talant lo hizo con su mujer, también balonmanista de élite, ya embarazada de Álex, que como su hermano Dani nació en Santander. Un segundo origen cántabro, como se cantabrizó su padre, para una saga de Hispanos que ahora es colonia en el Kielce; ese que acaba de perder desde los siete metros la final de la Liga de Campeones ante el Barça. Una familia de trotamundos -los hijos de Álex y su mujer aragonesa crecen con sus padres, tío y abuelos en Polonia- a la que Santander ofrece en cierto modo una toma de tierra.

Inolvidable

«Fue una de las épocas más bonitas de mi vida. En la época de formación destacaría el CSKA, y después el Ciudad Real como entrenador, pero a nivel personal los de Santander fueron los cinco años más bonitos de mi vida, entre otras cosas porque allí nacieron mis hijos», recuerda el que ha sido elegido como segundo mejor jugador de balonmano de la historia.

Algo similar le ocurre a un entonces joven gallego llamado Juan Domínguez: «Juntarse todos revuelve un poco. Son recuerdos de una vida y ya estuve mandando mensajes con los compañeros. Las bromas del vestuario comienzan de nuevo a repetirse. La verdad que lo piensas y te da pena no haberlo hecho antes. Cada uno tiene sus recuerdos y sus vivencias a titulo individual, pero poner en común lo de todos y tener una memoria colectiva es lo que hace especial estas reuniones».

El gallego compartía piso con otra chico que decían que salía bueno y llegó para ser suplente nada menos que de Mats Olsson: Joseja Hombrados. Tras ganarlo todo con el Teka, Domínguez se quedó y formó familia en Santander, donde entrenó al Sinfín, fue director del IMD y concejal de deportes. Jota se convirtió en el segundo jugador con más internacionalidades con España. Hace un año que se retiró después de tres décadas en la élite: «Es muy emocionante recordarlo, sobre todo porque habremos cambiado todos bastante, en líneas generales, y siempre lo es emocionante volver a juntarte con los compañeros. Recuerdo el desparpajo y lo que impresionaban las cosas. Esa presión que vives de joven y que con el tiempo has ido aprendiendo a manejar».

«Venimos con la voluntad de vernos y pasarlo bien. Va a ser un día estupendo, aunque por peso y estética no tenemos nada que ver con aquellos»

Javier Cabanas | Jugador

Su mentor, Mats Olsson, ya no luce aquella media melena rubia, pero aprovecha cualquier invitación para regresar a Santander, a donde llegó ayer. «Vamos a estar la mayoría de los jugadores de ese equipo y esperamos que los santanderinos también estén interesados en venir a vernos, porque nosotros estamos muy orgullosos de lo que hicimos». Le ilusiona recordar el titulo más importante «que hemos ganado en Santander y Cantabria». Conjuga el verbo con su característico acento y en primera persona del plural. Otro semicántabro en la distancia.

Cuando menos se esperaba

En verano de 1993 el Teka era el campeón de Liga. Con una plantilla excepcional y en medio de un ciclo victorioso durante el que ya había ganado la Recopa y la EHF, aspiraba a todo. En el banquillo, Javier García Cuesta, que regresaba a Santander después de dejar el Teka para ser seleccionador español. Buen ambiente, un bloque compacto, una Albericia que se quedaba pequeña y muchas expectativas, pero algunos malos resultados, la lesión de Mateo Garralda, que resultó polémica porque se produjo jugando al fútbol y el no clasificarse para la copa Asobal sembraron dudas. Tanto que García Cuesta decidió echarse a un lado para cambiar la dinámica.

«Siempre te queda la esperanza de que pueda llegarse a algo parecido, aunque no igual, porque eso es muy difícil o imposible»

Rodrigo Reñones | Jugador

Recogió el equipo Julián Ruiz, recién retirado unos meses antes con la camiseta tekista. «Cuando me ofrecen el equipo, mi primera llamada es a Javier García Cuesta, porque para mi es un shock. Él decidió dejar el equipo y el fue el primero que me animó para cogerlo. Yo había dejado de jugar la temporada anterior y lo primero que he de decir es que creo que no era mi momento, pero la respuesta de los jugadores fue fantástica. Muchos de ellos eran amigos y como tal se comportaron. Desde muchos puntos de vista me lo pusieron muy fácil», recuerda el santanderino. «Fue un año estupendo -evoca-. Ganamos la Copa de Europa y la Liga, y además conviene recordar, o al menos para mi tiene un valor especial, que soy un chaval de Santander. Para alguien de aquí; alguien que siempre había tenido como referente al Teka, conseguir eso tiene un valor añadido».

Tras vestirse de corto en La Albericia, a las ocho de la tarde se reunirán en el Palacio de Exposiones para recordar una época irrepetible. Para contar las «batallitas» de un Melo que vive desde hace muchos años en Alicante, pero que regresa cada año de visita a la casa de sus padres que conserva con su hermano en Revilla. Como lo hace Cabanas, que siguió vinculado al balonmano como técnico y recientemente entrenó al Santoña. «La mejor época en mi carrera fue en Santander, tanto a nivel personal como colectivo. El Teka consiguió reunir un grandísimo equipo, todos internacionales en nuestras selecciones, tanto de fuera como los de casa; un equipazo, pero sobre todo para mi fue como mi familia. Mi segundo hijo nació en Santander, regreso a menudo y tenemos un cariño especial a la ciudad. Como entrenador tuve la suerte de estar un año en Santoña y lo pasé genial».

«Teníamos claro que La Albericia y nuestra afición eran lo que nos daba alas a la hora de afrontar partidos y los rivales notaban mucho su presión»

Juan Domínguez | Jugador

Aún quedan algunos grupos en contacto, como confirma Talant: «Es prácticamente imposible mantener contacto con todos, sobre todo porque en aquella época, cuando llegué a Santander, ni siquiera existían los móviles y había ya varios veteranos, pero con algunos sí que lo mantengo y nos vemos de vez en cuando».

«Esperamos que los santanderinos estén interesados en venir a vernos, porque nosotros estamos muy orgullosos de lo que hicimos»

Mats Olsson | Portero

Las 650 entradas para la charla ya están agotadas -no así las de La Albericia, con acceso libre-. Una prueba más del interés que ha despertado la cita. Promete ser afectiva, claro, y dar pie a la sonrisa; a las entretelas de un equipo escarificado en la memoria de los cántabros. «A algunos de ellos prácticamente no les he vuelto a ver desde entonces y sin embargo les sigo considerando mis amigos. A mi, que soy bastante frío con las celebraciones, esto me da la ocasión de dar un abrazo a gente a la que tengo mucho cariño y muchas ganas de ver», señala Julián Ruiz. Aquella fue para Melo una de las claves: «Fue una parte importante. Que con tanta gente de fuera, aunque pudiéramos ser muy buenos, se consiguiera ese grupo humano no es fácil». «Cuando me hago cargo del equipo una de las cosas que más fácil, me ponen es la gestión de egos, que siempre es complicada en clubes grandes. El tiempo y la experiencia había hecho comprender que es muy importante para ganar», confirma quien fue su joven entrenador.

Hacer historia

El curso terminó con doblete: Liga y Liga de Campeones. Extraordinario. Histórico. Épico. «Cuando estas en plena vorágine de partidos, como en aquella temporada, los árboles no te dejan ver el bosque y estás intentado conseguir los objetivos y luchando cada partido; no eres consciente de la importancia del doblete y de todas las circunstancias que tienen que darse para que suceda algo así, pero aquella fue la mejor temporada y con el tiempo te vas dando cuenta de la trascendencia de lo que hicimos», insiste Juan Domínguez.

«A nivel personal fueron los cinco mejores años de mi vida, entre otras cosas porque en Santander nacieron mis dos hijos»

Talant Dujshebaev | Jugador

Aquel título continental fue el primero del nuevo formato; el paso de la Copa de Europa a la Liga de Campeones, y lo consiguió un bloque al que su propio líder avala: «Era una mezcla de veteranos y jóvenes con muy buen ambiente. Todos éramos muy profesionales. Tres generaciones que recuerdo con mucho cariño», concluye Dujshebaev. Ahora todo ha cambiado. Lo ha visto Jota Hombrados a lo largo de tres décadas sobre el parqué. «Hubo un cambio económico, de mentalidad, en la forma de jugar, el trabajo físico... Muchas cuestiones internas. En Santander el balonmano también ha cambiado mucho en cuanto al ambiente y público; es muy diferente en ese sentido».

«No sé los demás, pero yo no era consciente de que estábamos haciendo historia. Con el tiempo nos dimos cuenta de que no era sencillo de repetir»

Joseja Hombrados | Portero

«El problema es que tenemos poca memoria. La deportiva es muy cortoplacista y los éxitos pasan y desaparecen. Lo que nos sentimos con el paso de tiempo es muy orgullosos. Pasear el nombre de Cantabria por todo el mundo y ser los mejores; todo lo que significaba para la ciudad y la comunidad autónoma», reflexiona Alberto Urdiales. Esta vez no es así. Esta vez la memoria prevalece.

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