Iris Cagigas bate el récord de bolos derribados en un solo concurso: 172

«Todavía me siento rara, no asimilo hacer esa cantidad de bolos ni mucho menos batir el récord», confesaba Iris apenas unas horas después de lograr la hazaña. Casualidades del destino, el mejor concurso de la historia llegó en una semana en la que la de Cubas sufrió un serio problema físico. «No era mi mejor día, el miércoles había tenido que ir a urgencias por un mal movimiento en el trabajo, era incapaz de echar el brazo hacia atrás, y me dijeron que tenía tendinitis. El jueves probé en el equipo, la cosa iba mal y en el concurso iba a probar y, en caso de tener dolor, me iba a retirar». Al final su cuerpo respondió y no sólo llegó hasta el final, sino que lo hizo con éxito.

Hasta ahora, la cifra de récord a bolos estaba enquistada en 169. La marca la logró por primera vez Tete Rodríguez un 15 de agosto de 1999. Naomi Solórzano en la Mateo Grijuela; y Víctor González, en San Vicente de la Barquera, igualaron la madera derribada por el de Hualle, pero hasta ahora el número parecía maldito. Todo el espectro bolístico sabía que tenía fecha de caducidad, pero los concursos perfectos de Víctor y Naomi se chocaron con la barrera de 170. Iris, sin embargo, logró por fin superar ese límite con registros de 22, 21, 23, 22, 23, 24, 17 y 20 hasta totalizar 172 bolos.

«Yo estaba centrada en hacer todo despacio para no tener dolor. Sabía que iba bien, pero fue un concurso que se me hizo largo. Cuando acabé no era consciente de cuántos iba y de cuántos tenía que hacer para batir el récord», apunta una jugadora que, además, reconoce que la marca le sirve para superar a «alguien tan grande como es Tete Rodríguez» e igualar a «mi maestro», es decir, Óscar González.

Ahora la rival a batir es una Iris que considera que el que más papeletas tiene para superarla es Víctor González. «Es un galáctico, es muy probable que tenga una gran tarde», aunque a la par también confiesa con un sonrisa que «si dura 25 años, mejor».

Con todo, la de Cubas repasa las ocho manos jugadas y cree que, incluso, podía haber caído algún palo más. «Soy bastante perfeccionista, hay dos bolas, una de pegar de tres y la última, que tire de dos, de las que me acuerdo. No me puedo quejar, estoy muy contenta, y eso que apenas dejé tres bolas de pegar». Las medias en los bolos van a más y los 180 ya no parecen una quimera. Sin duda, será cuestión de tiempo.

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