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Al cruzar las primeras palabras con él lo primero que deja ver es su pasión. Por los bolos, por su comarca e incluso por temas que desconoce, pero que le interesan. Miguel Ángel Saiz Barrio (Reinosa, 1959) es un hombre curioso y trabajador que en ... 2002 puso en marcha la que ha sido una de las peñas más laureadas, sólidas y entrañables del bolo palma femenino, la de Campoo de Yuso. Dos décadas de éxitos y dificultades, de amigos y buenos momentos, que tocan a su fin al final de esta temporada, cuando la entidad se tomará un descanso.
«Hemos llegado a este punto porque son muchos años. Empezamos Diana (López, la capitana de la peña) y yo en el año 2000. Yo estoy cansado, te levantas pensando en bolos, te acuestas pensando en bolos, es muy adictivo», apunta Chapi. Un mundo absorbente, posesivo, que atrapa a sus protagonistas durante días y días entre marzo y septiembre. Y eso que, en este caso, el mandatario reconoce que no hubiera podido llegar hasta aquí sin la ayuda de directivos como Ignacio o María del Mar.
Un deporte adictivo del que Chapi cree que podrá desconectar sin problemas. «Nunca he sido nostálgico, no creo que lo eche en falta. No lo dejaré completamente, iré a partidos o los grandes campeonatos». Como espectador, claro. Elegir el qué, el cuándo y el dónde, un poder que no tiene el que está implicado en una peña o en una organización. Saiz habla de un tema recurrente que todo el mundo parece pasar por alto: la crisis de los bolos está en la falta de directivos. «Son muchas horas de trabajo voluntario. Demasiadas»
Una peña modesta, pese a ser una de la más laureadas de la historia, que surgió en la bolera de Corconte de una manera tímida, con una escuela. «Conocí en la mili a Juan Carlos Villalba y, a través suyo, hicimos la bolera en Corconte, donde empezó la escuela. Al cabo de unos años había cinco chicas y montamos el equipo femenino». Tras tres años en el corro original se construyó la bolera de La Población, un recinto casi maldito para las peñas visitantes en el que nadie ganó durante más de un lustro. Y, a partir de ahí, cinco Ligas, dos Copas (ha perdido siete finales desde 2015) y un plantel por el que han pasado varias de las mejores jugadoras de la historia.
La charla discurre a orillas del Pantano del Ebro, con la niebla amenazante. La duración de las competiciones, la responsabilidad de organizar concursos y campeonatos y la oportunidad desaprovechada de convertir Reinosa en un centro neurálgico de los bolos (hubo un proyecto de construir una bolera cubierta) acaparan una conversación que se prolonga mientras Chapi saluda a locales y visitantes.
Más de veinte años de múltiples tareas que, como confiesa sin dudarlo, han merecido la pena. «He hecho muchos amigos, he conocido gente, pueblos, boleras... También hay algún sinsabor, te acuerdas de lo bueno. Si ahora tuviese 30 años volvería a iniciar el camino sin dudarlo». De hecho, el final de la frase insinúa que esto no es un final. «El año que viene me jubilo, de cara a 2025 igual intentamos hacer algo. Es sólo una hipótesis».
Sería, sin duda, una gran noticia. La comarca de Campoo necesita el impulso de personas como Saiz, que sabe lo que hace y lo hace bien.
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