Carlos García sobrevive a una mala jornada en el Nacional

El paradigma de las tiradas cambiaba con respecto a la jornada anterior, en la que el objetivo principal, salvo excepciones, era sobrevivir. Ayer entraban en liza los aspirantes, los llamados a subir al cajón y la responsabilidad hizo mella en una jornada de registros de escaso fuste. Ganador del Millón, Carlos ya sabía dónde tenía que aterrizar su bola de tiro para tener éxito. El zurdo fue, junto a Rubén Haya, el más regular de tiro corto, y cuando peor le iban las cosas desde los dieciocho metros embocó, lo que impulsó su concurso hasta los 136 bolos, doce más que Víctor González.

El de Peñacastillo se había mostrado incómodo durante toda la Semana Bolística, había caído a las primeras de cambio en El Millón e, incluso, en los partidos con su equipo no había estado a la altura. Arrancó con un estacazo sin emboque, una tirada de once y, a partir de ahí, le costó encontrar su juego a raya alta, un ecuador del concurso al que llegó con 55 palos. Irregular e incómodo, mejoró al pulgar para acabar con 124 bolos.

Hasta que no saltaron a la arena los últimos dos bolistas se mantenían en cabeza Fran Rucandio y Mario Pellón, con sus 133 palos. Ni Rubén Haya, que a raya alta llevaba 75 bolos, ni Pedro Gutiérrez, que se quedó a uno, pudieron superar a los dos mejores de la primera jornada. Salmón, Óscar, Domínguez... Ya fuera las dificultades del corro o bien porque no era su día, tampoco los candidatos a todo lograron que su registro tomara altura, El Junco con caballo incluido.