Comillas y J. Cuesta se juegan una plaza en la final de la Apebol

Los nervios y su control jugarán un papel clave en la resolución de un encuentro sin un favorito claro. Jugará como local Comillas, que llega tras superar a Borbolla en un irregular duelo en octavos y de derrotar a Peñacastillo, el vigente campeón, en la Mateo Grijuela. Una exhibición de tiro y birle que les permite soñar con levantar un trofeo en su vuelta a la máxima categoría. Nacho Migoya capitanea una nave que lanza igual de bien a la mano y al pulgar y que si tiene la tarde puede derribar de birle a cualquiera.

Enfrente tendrá una partida quizá menos espectacular para el aficionado, pero igual de sólida a ambos lados de la caja. A J. Cuesta le gusta la Copa Apebol, algo que ha demostrado en los dos últimos años, en los que ha sido finalista en uno y semifinalista en otro. En Cerrazo esperan que a la tercera vaya la vencida y, por fin, puedan brindar al cielo para ofrecerle a Luis Bustamante el título que se merece. Los de Isaac López remontaron en octavos un 1-3 en contra ante Riotuerto y en cuartos dejaron fuera, tras un maratoniano partido, a Ribamontán al Mar, dos ejercicios de supervivencia que les convierten en un incómodo rival para cualquiera.

A nivel táctico el partido es una incógnita. Hasta ahora las dos peñas han jugado la competición de tiros, cortos, quince y dieciséis metros, salvo en el último chico en Loredo en el que J. Cuesta se fue hasta los dieciocho, la distancia máxima del torneo. Más allá de planteamientos será un partido de sensaciones, de temple y de reaccionar ante las acciones del rival.

Con equilibrio entre veteranía, experiencia y juventud a partes iguales en las dos plantillas, una bola que se cierra, un bolo que se cruza o una bola que cae sobre la piedra incorrecta pueden decantar la balanza en un encuentro para soñar, para pensar en títulos y para aupar a una peña modesta al olimpo de los equipos triunfadores.