«Es difícil, pero si alguien puede superarme es Víctor; va a más»

Llega primero el veterano, el jugador más laureado de la historia, al que Víctor mira con respeto y veneración. Cuando el Tete pisaba una bolera el lleno estaba asegurado, algo que ahora es más complicado. «No deberían dejarse de hacer competiciones en boleras grandes, aunque vaya menos gente», aclara Rodríguez. Y que ya, ni el Nacional revienta la taquilla. «Como no demos dinero por ir...», bromea González. Fórmulas, soluciones, buscadas o no, que al menos buscarían la revolución. «Para mí en los bolos está casi todo inventado, aunque algo cambiaría», apunta el veterano. «Cuando veo en los partidos tirarse al medio cuando quedan varias bolas me pongo de mal humor, yo cambiaría el valor del dos al primer bolo del medio desde el tiro, para que costara más».

Y es que, caiga la madera que caiga, los concursos, los que más sufren la dureza del calendario y la escasez de aficionados, están ávidos de innovaciones. Evolucionar, adaptarse, reducir el tiempo de juego. Otro tema tabú. «¿Cómo era antes, Tete?» «Era igual, ocho tiradas y ocho jugadores. Antes tardábamos 35 minutos en tirar, ahora se tarda más». Con todo, replica Víctor con razón. «Son diez minutos más por concurso, tampoco es un cambio radical». El de Peñacastillo aporta una fórmula. «Quizá se pueda crear un Grand Slam de bolos, que haya varios concursos que sean los importantes y el resto de competiciones hacerlas de una manera más rápida».

Ambos posan ante la cámara serenos, acostumbrados a ser el centro de atención. Lo son en la bolera, sin duda, aunque fuera de ella Tete vivió en una época en la que los jugadores eran casi estrellas de rock. La época dorada. «Donde mí venía mucha gente, era muy querido», apunta. En una época más audiovisual, de redes sociales y televisiones, a Víctor también le miran por la calle, aunque ya ir a los bolos no sea la moda. Lo que sí han vivido ambos es el lado amargo, el del público que quiere caras nuevas. «Antes pasaba menos», señala el vigente Campeón de España. «La gente iba a ver a Tete, si no jugaba se vaciaba la bolera». «Eso me molestaba muchísimo», aclara el de Treceño.

La conversación fluye en una soleada mañana del parque de la Viesca de Torrelavega. La gente los mira, alguno los reconoce, otros asoman de reojo curiosos. No hay prisa, reconoce Víctor. «Hoy tengo libre, tenía un concurso de invitación, pero el día antes me escribieron para decirme que no hace falta que fuera. Me da rabia porque me había costado cuadrarlo para ir, en estos casos creo que tiene que ser el Ayuntamiento el que tome las decisiones». La situación está tensa, sobre todo entre Peñacastillo y Camargo, aunque Rodríguez aclara que eso que se dio por llamar 'La Familia de los bolos' no ha existido nunca.

Y claro, surge el tema de la actitud de los jugadores con el público. El piel con piel. «Tratábamos más con la gente. Íbamos a los pueblos, había cuatro señores en el bar, les invitábamos a un vino y nos lo agradecían toda la vida», sonríe Tete. Nostalgia de tardes de bolos, noches de cante y madrugadas de legaña. «Igual era demasiado, yo en verano dormía poco». Sin haberlo vivido, González defiende la vuelta al contacto. «Todos tenemos un poco de culpa de que se haya perdido, yo siempre he intentado mantener lo de ellos, yo voy a Cosío o a Bielva y siempre me quedo, me gusta a estar a gusto. No siempre se puede».

Muchos años de diferencia, mucha madera entre ambos, muchos compañeros...pero una misma filosofía, la de jugar bien, dar espectáculo y ganar todo lo posible. «Estoy sentado al lado del ídolo, me encantaba lo fácil que lo hacía», destaca el de Guarnizo. «Víctor lo hace mejor, más estilista». No olvida el de Hualle aquel crío que veía por Maliaño o en los concursos infantiles de la mano del padre. «Ya veía que iba a llegar lejos, pensé que me había equivocado con la mala racha que tuvo, pero no».

En total 21 títulos individuales, entre Regionales y Nacionales, y 34 de parejas adornan el palmarés de Tete, que todavía acumula, entre ambas modalidades, 38 grandes campeonatos más que 'su discípulo'. ¿Superará el alumno al maestro? «Es difícil, pero ahora mismo es el único que puede hacerlo, todavía va a más», cree Rodríguez. «Yo creo que es imposible», le contradice González. Lo haga o no, la carrera por ser el más laureado de la historia mantendrá el interés de los aficionados durante los próximos lustros. Y eso que Víctor no tiene claro hasta dónde aguantará. «No creo que aguante hasta los 50 años, no me lo he planteado, pero no lo creo». Tete no podía despedirse sin una frase habitual. «Niño, a ver cómo lo arreglas y lo pones que no soy de muchas palabras». Víctor asiente y aclara. «Yo tampoco». Hasta en eso se parecen.

1. ¿Una bolera buena?

Tete:: Maliaño, La Carmencita y, por supuesto, la Severino Prieto. Se me daba muy mal la de Barreda.

Víctor:: Mateo Grijuela

2. ¿Un torneo?

T.: La Patrona

V.: El San Mateo de Reinosa.

3. ¿Un compañero?

T.: Rafael Fuentevilla. No perdimos ningun campeonato juntos.

V.: Rubén Haya, jugamos divirtiéndonos en la bolera y eso es importante.

4. ¿Un rival?

T.: Fidel Linares.

V.: Óscar González es el mayor rival que tengo.

5. ¿Una bola para la memoria?

T.: La de cuatro con la que batí el récord de 167 que tenía Salmón.

V.: La última que me viene a la memoria es la de ocho que birle en La Acebosa, nunca lo había hecho.