Emoción, bolera dura y buena asistencia
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Balance ·
Con Valdáliga y la peña Calixto García como garantías de éxito, la Semana Bolística recién finalizada deja buen sabor de boca pese a varios errores federativos de protocoloDurante doce días, que ya son días, todos los ojos bolísticos están puestos en un sólo evento. Con competiciones varias, pero sólo un foco, una bolera, un epicentro, un exponente de lo que son los bolos hoy en día hacia el mundo... hacia el mundo ... de los bolos, porque la primera nota a resaltar es que de bolos habla la gente de bolos, a los bolos va la gente de bolos y los medios que lo cubren son los medios que tocan los bolos todo el año. Primer problema. El evento del año del deporte cántabro por excelencia y la Cantabria no maderera es ajena a lo que se cuece en él.
Pese a ello, la Semana Bolística siempre deja notas destacadas, especialmente en el aspecto deportivo. El epicentro es el Nacional de Primera, el título más importante del año y una competición que repitió ganador en un torneo marcado por la tensión y la emoción. Porque sí, Víctor González fue el ganador, lo que le convierte en el nombre más destacado de la semana, pero Carlos García ha sido el agitador, el encargado de poner emoción a la competición hasta las últimas bolas. Líder hasta la primera mano de la final, el zurdo llegó a tener 29 bolos de ventaja antes de ser arrollado por el tiburón de Guarnizo. Fue en un Nacional de juego irregular, registros bajos y con la decepción para los aficionados de la temprana eliminación de uno de los favoritos, Óscar González. El Junco, que cayó ante Carlos en la final del Millón, no se fue de vacío de Treceño, de donde se llevó el título de la Copa Federación con Andros La Serna. El curso en Las Fraguas ha sido una pesadilla con final feliz, un epílogo que llegó sin brillo, pero aprovechando las oportunidades que les dieron sus rivales.
Marta Castillo fue el otro nombre destacado de la competición. Campeona de España con el récord absoluto a un paso, la corraliega ratificó que es la reina de la categoría femenina en un curso en el que se ha llevado los dos grandes títulos individuales. Completaron la nómina de triunfadores de la semana Carlos García (El Millón), Adrián Merino (Nacional infantil) e Iris Cagigas (Laboratorios VIR).
A nivel organizativo aparecen los claroscuros. La Semana Bolística es un conglomerado en el que la potestad primaria es de la Española, que delega en la Cántabra que, a su vez, organiza el evento a la par con una peña o ayuntamiento. En esta ocasión eran Valdáliga y la peña Calixto García los encargados de dar soporte a la federación, que colocó a José Luis Pérez, antiguo director de competiciones, como coordinador. El evento ha tenido varios fallos en los protocolos, como nombrar en el Nacional femenino la peña de la jugadora, cuando debe ser mencionada la federación, o confundir el municipio de una autoridad al no variar el protocolo de 2023 (ni siquiera el nombre del Ayuntamiento), despistes inusuales para un equipo federativo que afronta su cuarto año y que ya debe tener claro cómo funcionan las cosas. O debería. Y, a quien corresponda, el trato a los medios de comunicación, o al menos a uno en concreto, debería ser más respetuoso. Que no tenga que mendigar un lugar para hacer su trabajo.
El elemento más en discordia. De su montaje, preparación y cuidado se han encargado tanto el Ayuntamiento de Valdáliga como la peña Calixto García. Consistorio y peña ya fueron los encargados de montar el corro para las Semanas Bolísticas de 2013 y 2017 y ahí ya dejaron claro que la arena iba a estar exigente. Con Rafael García 'Faelo' (que el pasado sábado recibió un más que merecido homenaje) como director del escenario, la bolera no regalaba nada, las bolas que iban al medio se birlaban al medio y, si llegaba a tener un pero, es que las bolas anchas no entraban como en otros corros. Una obligación de jugar de frente que obligaba a los bolistas a adaptarse, arriesgar y que ha hecho que se vieran más bolas blancas cerradas de lo habitual.
Los días de vino, rosas y entradas agotadas nunca volverán, pero el balance de público en Treceño es bueno. El Millón y la final de Copa poblaron en buena medida las gradas del Polideportivo, mientras que en la final del Nacional de Primera el recinto rugió como en las grandes ocasiones. Un éxito, pese a la excesiva duración de la competición, comentado en la gran afición existente en la zona y en la facilidad de acceso del recinto, más allá de la importancia de lo que ocurre sobre la bolera. Sin duda, a nivel de respetable, Treceño es sinónimo de éxito.
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