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Dicen los sabios que lo difícil no es llegar, sino mantenerse. Si además de mantenerte creces en número de practicantes, en peñas y en expectación, es que las cosas se hacen muy bien. El mejor ejemplo es la Liga de Aficionados de los Valles de ... Iguña y Anievas, una competición que cuenta con cuatro equipos más que el año pasado, la reactivación de una bolera, la de Valdiguña, y que mañana disputa el que, posiblemente, sea el primer derbi femenino de las competiciones de aficionados, un encuentro que mide en Las Fraguas desde las 19.30 a El Carmen y a Bolomamis.
«La de El Carmen ya existía el año pasado y la otra la han hecho muchas chicas porque sus parejas o familiares jugaban en 2022 y ellas se pasaron muchas horas en la bolera, así que ya puestas a estar allí lo van a hacer jugando», aclara Enrique Martínez, directivo y jugador de la peña Cacerón y uno de los grandes impulsores de un torneo que causa furor en el valle. Un partido inédito, único en las ligas de aficionados de la región y en el que lo que ocurra va más allá del resultado. «Las dos peñas tienen claro el sentido de la Liga, que es pasarlo bien».
Las hostilidades sobre el corro ya han comenzado y Los Tois, vigentes campeones, dejaron claro que buscan repetir entorchado al imponerse en el primer encuentro, lo mismo que hicieron El Carmen, Erecia, Cotillo de Anievas y Andros, campeón de Copa en 2022, y que cuenta en sus filas con la plana mayor de la directiva del equipo federado. Por localidades, Molledo aglutina a cuatro de las partidas, Las Fraguas y Bárcena de Pie de Concha tienen dos y una se reparten Cotillo de Anievas, Villasuso de Anievas, Silio, Arenas de Iguña y Valdiguña. Toda una comarca volcada sobre los corros. «Los Ayuntamientos se han implicado con la competición, el seguimiento es brutal. Va muchísima gente a las boleras, hasta en los partidos amistosos. Cuando le toca entrenar al equipo no hay problema, la hora la tenemos prefijada, pero a veces si quieres entrenar fuera de ese rato es complicado porque todas las boleras del valle están llenas», remata Martínez.
Como si celebrar el primer partido femenino de la historia de las ligas de aficionados, recuperar boleras para su práctica o congregar a cientos de personas en cada encuentro no fuera suficiente, en Molledo ya se plantean ir más allá y buscan batir uno de los récords históricos de los bolos: el de más horas seguidas jugando sobre la bolera. Una marca que data de 1978, cuando los integrantes de la peña Mali estuvieron 32 horas lanzando bolas. «Todavía no tenemos fechas, pero la intención es batir ese tiempo».
De momento, en Iguña y Anievas la poción mágica funciona. Sin druidas, pero con trabajo, sin Asterix, pero con sentido común. Una bolera, los jóvenes del pueblo, el pique con los vecinos y una brasa y una nevera al acabar. El abecé de lo que siempre fueron los bolos. Y es que en la zona son capaces, incluso, de competir con el fútbol. «Tenemos tres jugadores del Torina que juegan la Liga, Carlos Gallo, Álex Díaz y Manu López, el capitán, que ya participó el año pasado y en 2023 sigue», apunta Enrique. De tú a tú con el deporte rey. A nivel bolístico, una quimera. A los pies del Pico Jano, no tanto.
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