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El escudo del equipo más laureado de la historia pesa mucho, en cualquier deporte. A los que lo llevan y a sus rivales. Aunque Camargo ... ya no es Roper y hace muchos años que dejó de ser el equipo que arrasaba en las boleras, nunca se han olvidado de ganar. Levantaron en 2018 la Copa Federación, se llevaron la Copa Presidente en 2020 y este viernes ganaron la Copa Apebol después de superar a Comillas por 4-2 en un encuentro en el que los comillanos demostraron que hubieran sido un más que digno campeón.
Pese a que las gradas de la Marcelino Ortiz Tercilla presentaban un aspecto aceptable, la competición debe regresar al Corte Inglés, que mantiene el patrocinio de un torneo que suponía un escaparate único para los bolos, especialmente en las jornadas de fin de semana, en las que cientos de personas acuden al centro comercial. Y ahí, esos días, ven bolos sí o sí.
Camargo se presentaba en el partido con la baja de Gabi Cagigas, que por culpa de un accidente laboral que le ha causado una lesión en el pie no pudo ser de la partida. Su lugar en el cuarteto titular lo ocupaba Rubén Rodríguez, que tras un complicado 2022 había recuperado su mejor versión en la pretemporada. Enfrente, una peña de Comillas con la mochila cargada de moral e ilusión tras tres eliminatorias en las que ha rayado a gran altura.
Camargo
Jesús Salmón (c), Rubén Rodríguez, Pedro Gutiérrez, Alberto Díaz.
4
-
2
Comillas
Nacho Migoya (c), Fran Rucandio, Javi Puente, Héctor Salmón.
La apertura del choque se dirimió a todo juego, tiro corto (quince metros) y raya al medio a la mano. Ni camargueses ni comillanos cogieron el punto desde el tiro, por lo que el parcial se decidió en un birle en el que los de Jesús Salmón apuntaron su verdadero potencial al bajar diecinueve bolos con los cuatro primeros lanzamientos. Su rival había cerrado con 40 palos, una obligación que se complicó para Camargo en el tramo final, lo que dejó a Alberto Díaz con la responsabilidad de derribar tres para ganar y dos para igualar. Situado cerca del tablón de la mano, el de Quijas acertó con el primero para llevar una fila del medio que ponía por delante a los suyos.
Perdonar a una peña como Camargo puede salir caro. Comillas lo hizo en la primera tirada del segundo chico, cuando tras subir dieciocho marró en el birle y no mató con el cierre una mano rival que no pasó de 36 lastrada por una mala subida. Empatados a bolos, Rubén Rodríguez se sacudió los nervios y un mal inicio con un emboque que sus compañeros respaldaron con otro buen birle, lo que obligaba a los de la Villa de los Arzobispos a, al menos, acertar una vez, algo que no hicieron.
Si el problema de Comillas estaba en el birle y el de Camargo en el tiro, la peña que mejor paliara sus defectos iba a llevarse el gato al agua. En el tercero los capitaneados por Migoya repitieron buena subida y, al contrario que en chicos anteriores, bajaron con acierto para hacer su trabajo, una bolada de tiro corto y raya al medio que metiera miedo a los favoritos. Pese a birlar 30 palos, con cierre de siete de Alberto incluido, los este viernes locales se quedaron cortos.
Tras la irregularidad en el juego del segundo chico ninguna de las dos partidas varió de táctica. Comillas mantuvo el cachi cerca del tercer bolo de la fila del pulgar y Camargo posó las bolas en los dieciocho metros. De nuevo la subida de madera fue escasa, pero en el último lanzamiento apareció la figura de Salmón para dar respiro a los suyos con un emboque. Con todo, ni siquiera estuvieron cerca del cierre. Y, claro, los comillanos habían perdonado una vez, pero no lo hicieron dos. Un acierto de Migoya con la última bola sentenció el parcial y puso las tablas en el marcador.
Se abría un nuevo encuentro, un partido al mejor de tres chicos que iba a decidir el campeón. Para contrarrestar la dinámica positiva de su oponente Salmón subió la raya y viró el emboque al pulgar, una táctica que, de tiro les hizo más mal que bien. No era el día de Camargo al pulgar y Comillas estaba de dulce, lo que obligaba de segundas a los de Maliaño a derribar 45 bolos. La subida fue irregular, pero del fondo del corro se agigantó la figura de Jesús Salmón, que derribó once palos para encarrilar la vuelta de los suyos al mando del partido.
En busca de cerrar el partido Camargo se acercó a la caja, se colocó en dieciséis metros y embocó en dos ocasiones. El retó fue demasiado para un cuadro comillano que, pese a acertar con la primera bola, no pudo con la obligación.
Un campeón siempre vuelve y Camargo demostró este viernes que no se olvida de ganar. Lo hizo después de un partido irregular en el que destacó un Jesús Salmón que birló los bolos que quiso, cuando quiso y desde donde quiso y que, con el de este viernes, se convierte en el jugador con más títulos a nivel de peña de la historia con 58 (20 Ligas y 38 Copas), uno más que Tete Rodríguez. El camargués, además, se llevó el trofeo a mejor jugar del partido, un trofeo que regaló a uno de sus seguidores. Campeón dentro y fuera de la bolera.
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Ana del Castillo
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