
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Dos décadas llevaba Pedro Gutiérrez pegando al larguero. Con el sambenito de 'jugador de peña'. De esos que aseguran el 'dos' y dejan el juego ... arreglado. Un bolista de manual, pero siempre a la sombra de Salmón, de Haya; de Óscar. Compañero de Víctor cuando en 2014 Peñacastillo abrió una era. Solo le faltaba un grande. Tenía concursos, subcampeonatos y muchos títulos con sus peñas, pero le quedaba la orla. Ya la tiene. Pedro Gutiérrez es el campeón de Cantabria de Primera Categoría. Por méritos propios. Tras dejar atrás a Víctor González en las semifinales y doblegar a Jesús Salmón en una final a la que llegaron igualados; a un solo palo de distancia. El rey de la regularidad; el que siempre estaba pero se quedaba a las puertas, es el nuevo campeón cántabro. A su edad ya no le tiemblan los pantalones. Tiene tablas de sobra. Tantas para aguantar la final a un mito. Para ganar el Campeonato de Cantabria sobrándole casi una mano.
Porque tras la segunda bola ya era campeón. Solo levantó mínimamente los brazos. Una contenida celebración. Después se secó el sudor y volvió a tirar. Tras el último birle, terminado el concurso, alzó la diestra. Después, ambos brazos. Sonreía. Le tocaba. Abrazos con la familia. Lágrimas. Salmón, su capitán en Camargo, le felicitaba. Como Gerardo Castanedo; su peña se llevaba el oro y la plata. Pedro Gutiérrez, el que siempre está pero con el que nadie contaba, era el nuevo y merecido campeón autonómico. Desde Gabi Cagigas, nadie fuera de ese 'Big Four' que forman Óscar, Haya, Víctor y el propio Salmón lo había conseguido. Tampoco en el Nacional, con la excepción de la sensacional irrupción del embocador Lavín. Ya le tocaba. Un Pedro Gutiérrez sensacional, capaz de aguantar el pulso a los grandes, se ganó con todo merecimiento un título que lleva aire fresco a los bolos de la mano de un jugador experto y con muchas batallas a las espaldas. Andros, donde jugará el año que viene, podrá presumir de tener al campeón autonómico en sus filas.
«Ya a estas alturas, con 47 años, pensaba que no me iba a ver en una de estas, pero ha llegado y solo por la trayectoria creo que me lo había merecido. Estaba muy concentrado. Jugar una final contra Salmón te exige hasta la última bola. Sabía que había ganado pero no me salía celebrarlo», explicaba ya como campeón el corraliego.
«He jugado bien de tiro. En el birle estuve más fallón en la primera jornada –en El Muelle–, pero después las empecé a meter bien y me dio confianza», añadía. El campeonato no solo estuvo en el birle. También en el tiro. Por lo que sumaba y por lo que arreglaba.
Pero no fue sencillo, aunque por el resultado lo parezca. Jesús Salmón es un tipo tranquilo. Incluso en ocasiones le gusta darse por amortizado, como si ya eso de la élite le quedara lejos. Es una trampa; no es así. A sus 49 años sigue siendo uno de los grandes. Y no se dio por vencido hasta que las matemáticas, tenaces como siempre, le informaron de que ya era imposible.
Tras dos décadas en la élite, se lleva su primer grande ante un Jesús Salmón que firmó un buen concurso, pero que no pudo con el juego sin fisuras de su compañero en Camargo. Los bolos inscriben un nuevo nombre en su palmarés.
El eterno campeón demostró que lo sigue siendo en un campeonato que fue el de la regularidad y en el que dio además un ejemplo de 'fair play' en su felicitación a su compañero y además adversario. A sus 49 años, Salmón sigue siendo referencia.
Llegaron a la final con un solo palo de diferencia, con el campeonato completamente abierto. Salmón está tan acostumbrado a jugar finales que ya es una rutina, pero tenía en frente a un Pedro Gutiérrez que había remontado doce bolos en la semifinal. No era aquello un momento de lucidez; no. Lo de Pedro constituía un premio a la regularidad y al juego arreglado.
Habían dejado por el camino a la gran sorpresa de la jornada, Adrián Díaz, que había cerrado la primera jornada en cabeza, y nada menos que a Víctor González, ese del que Tete teme que un día pueda llegar a arrebatarle su récord. Y llegaron igualados a la final, como si fuera intencionado; para darle más emoción a la jornada y regalar un último concurso para el recuerdo en el que el todavía bolista de Camargo fue limando bolo a bolo, palo a palo, renta suficiente a su capitán en El Parque para hacerse con el entorchado.
Comenzó así el último concurso con todo en juego. Lo mismo ganaba el viejo, aunque solo dos años separan a Salmón de Pedro. Pero es un asunto de nombres nuevos, y Salmón lleva ganando desde los noventa. Era el favorito. Al menos eso se sospechaba. Casi nadie contaba con el gran día del corraliego.
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Arrancó el duelo igualado, con dos expertos jugadores tirando a bolos. En la segunda mano, la segunda bola se le quedó al camargués; un error no forzado que iba a lamentar después, pero se rehizo. Firmó 14 con solo cuatro lanzamientos y Pedro, que de algún modo debía saber que ese era su día, le contestó con 18.
Estaba fino el aspirante, pero con Salmón nunca se puede dar nada por hecho. Calentó la muñeca el eterno campeón en la segunda mano para firmar 16, pero Pedro Gutiérrez tiró cuatro para hacer 22 palos. Sí, 22 en una final en la que no le temblaba la mano.
A raya alta cerró el camargués con 67, remontando tras el buen arranque de su compañero en Maliaño, pero no lo suficiente para evitar que Pedro se fuera con diez palos de renta al ecuador del concurso. Muy por encima de un mito de los bolos. Y con un Campeonato de Cantabria que comenzaba a estar encarrilado.
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Con raya al medio, Salmón se sacó una bola de cinco al birle. Pedro respondió tranquilo. Le sobran tablas. Se sacó un birle de cinco y dos de cuatro. Sumaba 21. Era la suya. A Salmón solo le tocaba buscar un cachi que no encontró, aunque llegó a acariciarlo con alguna bola, y le tocaba ver cómo su rival y compañero iba a lo suyo. A cerrar y arreglar. Buscando el 'dos' y dejando el birle propicio. Ya no le tocaba arriesgar, sino asegurar sus bolos.
A dos manos para el final, Pedro ganaba por 16 palos, lo que le daba una renta de quince para llevarse el título. Más que de sobra en circunstancias normales, pero ante Salmón, y con un grande en juego, todas las precauciones son pocas.
No flaqueó. Con un juego sin fisuras, siguió sumando palos para asegurar, bolo a bolo, la victoria. En la sexta mano se daba por hecha; en la séptima era ya un hecho. Y en la octava se convirtió en una realidad. Pedro Gutiérrez es el nuevo campeón de Cantabria. Y merecimientos le sobran. Los bolos le debían una. Ya la tiene.
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Ana del Castillo
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