Peñacastillo y Atlético Deva se llevan las medallas de oro en la tarde copera

El entorno, la asistencia de aficionados y la calidad de los protagonistas auguraban una final masculina igualada, en la que los detalles, los emboques y la capacidad de birle de ambos conjuntos podía decantar la balanza. En ascenso los de Cañas después de su título liguero y con ganas de sacudirse el mal final de curso los costeros, el encuentro suponía, además, la posible revancha de la Supercopa del pasado año.

El duelo llegó a su momento decisivo en el cuarto parcial. Dominaba Borbolla, que había comenzado mejor el encuentro y que, al medio a la mano, derribó 47 palos. No abrió bien Víctor González, pero una bola de cuatro de su hermano José Manuel enderezó una jugada que finalmente remató Rubén Haya con un birle de tres final. Fue el viraje de un encuentro que se resolvió en un sexto parcial tenso, de dos tiradas, en el que los costeros no pudieron cerrar de mano ni afinar de segundas.

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Con Peñacastillo como favorita, Deva buscaba la oportunidad de llevar el primer trofeo de su historia a sus vitrinas, un logro para el que sabían que tenían que hacer un encuentro casi perfecto, acertar con el emboque y contrarrestar el potencial birlador de sus rivales.

El partido fue de los que perduran en la memoria, de ida y vuelta, de aciertos y errores y se resolvió en la última bola del chico de desempate. Peñacastillo empezó mal, sin opciones en un primer parcial de tiro corto y con bolas quedas y una mala tirada de diez metros. No falló Deva, que en un abrir y cerrar de ojos se puso con dos chicos de ventaja. Reaccionaron las de Cañas, que sin estar a su mejor nivel se colocaron 2-3 por delante después de matar los 48 palos derribados por las ayer locales en una de sus mejores tiradas.

Un emboque de Tamara Santamaría llevó la final al desempate, una resolución que se prolongó hasta la segunda tirada después de que Andrea Gómez sellase la igualada de primeras. Lucía García, una de las destacadas, formó una barrera con su primera bola para que Deva birlase 34 bolos hasta sumar 50, una cifra que Peñacastillo tuvo en su mano hasta la última bola, con la que Laura Abascal necesitaba derribar tres para empatar desde la esquina de la mano. El lanzamiento se marchó con uno y la alegría estalló en el tiro.

Una tarde intensa, emocionante y en la que ganaron los bolos, toda vez que el corro se llenó de principio a fin para asistir tanto a la final femenina como al encuentro masculino.