Peñacastillo ya enseña sus garras

El campeón llegaba al encuentro tras una pretemporada con buen juego, pese a su temprana eliminación de la Copa Apebol, mientras que los locales, imbatidos el pasado año en su bolera, regresaban a la máxima categoría con nuevo corro y con ilusiones renovadas de cara a una campaña en la que aspiran a algo más que la permanencia. El duelo suponía el estreno de la Cundi Ceballos en la máxima categoría y la primera oportunidad para el respetable corraliego de ver bolos de élite en la nueva bolera. Si el año pasado la asistencia al recinto fue escasa, ayer el rival, la fecha y la jornada liguera ayudaron a que las gradas mostraran buen aspecto.

Antes del inicio del encuentro la tensión del estreno se palpaba en las caras de los contendientes. Directivos, jugadores y árbitros se movían nerviosos por la vuelta a la actividad, una intranquilidad que se hizo evidente en el cuadro local cuando se fueron al birle del primer chico. La Rasilla demostró su valentía y se posó de entrada sobre los diecinueve metros, a lo que Rubén Haya opuso una raya al medio a la mano. Tras una subida impoluta y un birle con siete de las ocho bolas a media bolera, los corraliegos dejaron escapar lanzamiento tras lanzamiento antes de, con ocho en los dos últimos, quedarse en 39. Un varapalo que Peñacastillo aprovechó gracias a los dos palos derribados por Rubén Haya con la bola final.

Para hacer bueno el chico ganado los santanderinos eligieron los dieciséis metros, es decir, el grande ponía tiro corto y el modesto tiro largo. El mundo al revés, contradicción acrecentada por el hecho de que tanto unos como otros, que habitualmente juegan al pulgar, eligieron jugar a la mano los primeros parciales. Con el emboque ubicado en posición semifácil y solo estorbado por el bolo de la esquina Mario Pinta y José Manuel González acertaron para engrasar una maquinaria de derribar bolos que mandó a su rival a ganar a 67 bolos. Para ponérselo más cuesta arriba todavía a La Rasilla se le quedaron dos bolas en la caldera, con lo que la obligación resultaba inviable.

Pese a jugar bien los locales se veían dos chicos abajo en el marcador antes de repetir desde los diecinueve metros, volver a subir bien y, por fin, birlar a la altura de la posición de las bolas para derribar 46 palos. Peñacastillo tuvo la igualada en su mano, pero a Pinta y a Víctor se le escaparon sendas bolas de dos y José Manuel se quedó a un bolo del empate. La Rasilla buscó igualar el partido a bolos y bajó el emboque a la diagonal, pero se encontró con que, tras una mala subida, su rival se descolgó con una bajada de 33 palos que les obligaba a repetir la tirada del chico anterior. Con una queda de Manu Diego, casi imposible.

El encuentro se cerró también de diecinueve metros, aunque esta vez con el emboque al pulgar y en la estaca. Ni locales ni visitantes acertaron de subida y, cuando el chico se encaminaba a una segunda tirada, José Manuel González estacó sobre el primero para sentenciar el duelo a favor de un vigente campeón que ha empezado el año afinado.