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Peñacastillo acabó ayer con el sueño de Marcos Maza de disputar la final de la Copa Apebol. Los de Cañas fueron superiores en un ... partido marcado por el número de bolos derribados por los capitalinos en los parciales con emboque fácil y por la sensación de que los de Villaescusa se quedaron lejos del nivel mostrado en rondas anteriores. Un 1-4 definitivo que hace que la final del torneo la disputen mañana Casar de Periedo y el vigente campeón liguero.
El duelo era el enfrentamiento entre el sueño y la obligación. El 'y si pasa' que desfilaba por la cabeza de jugadores y aficionados de Marcos Maza ante el miedo a fallar de su rival. Devoción contra obligación, creencia frente a ciencia en una arena propicia para igualar contiendas en la que los bolistas siempre están a gusto. Los de Villanueva habían boleado a J. Cuesta, ganado a Camargo y se habían despertado por la mañana con la tensión propia del que quiere hacer historia. Tras dos temporadas sin tocar pelo en el torneo. Peñacastillo, por su parte, no podía permitirse caer antes de poder pelear por el trofeo en la gran final.
Marcos Maza
Marcos Maza: Víctor Cagias(c), Víctor Revuelta, Diego Díaz, Óscar Salmón.
1
-
4
Peñacastillo
Peñacastillo Anievas Mayba: Rubén Haya (c), Víctor González, José Manuel González, Mario Pellón.
Árbitro: Augusto Fernández Salas
Bolera: Marcelino Ortiz Tercilla (Cueto)
Incidencias: Partido de semifinales de la Copa Apebol.
Antes de que Peñacastillo se fuera al tiro la táctica de ambos estaba clara. Tiro corto y emboque asomando el pez chico, tiro largo, dieciocho metros, y raya al medio el pez grande. La ausencia de los veinte metros igualaba las fuerzas, toda vez que Marcos Maza ya demostró el pasado año en Primera que, desde esa distancia, tampoco sufre. Pese a ello, el cuadro de Cañas partía como favorito desde ambos tiros y lo demostró ya en el primer parcial. Ambas partidas igualaron en el número de emboques, dos, pero sin bolas quedas o nulas los santanderinos lograron un tanteo mayor.
Pese a ser debutante en la élite, Marcos Maza cuenta con jugadores que ya saben lo que es batirse con los grandes. Uno de ellos, Víctor Cagigas, además jugaba contra su ex equipo y otro, Diego Díaz, lo hacía contra el club en el que se ha formado como jugadores y al que todavía pertenece. Fue en el segundo parcial en el que los de Villaescusa demostraron que no era su tarde. Con apenas 32 bolos desde tiro corto Peñacastillo no tuvo problemas para poner tierra de por medio en el marcador.
Supervivientes ante Riotuerto, el mayor peligro para Peñacastillo en su trayectoria hacia el título es el descaro de sus rivales y su posible exceso de confianza. De vuelta a los dieciocho metros el emboque asomó de nuevo sobre la raya máxima a la mano. La historia se repitió, Víctor y José Manuel acumularon madera y Pellón y Haya traspasaron la línea del cachi para obligar a sus rivales a un esfuerzo tensionado desde el primer lanzamiento.
Pese a lo adverso del resultado los capitaneados por Víctor Cagigas todavía tenían un as en la manga. Un as de más de 50 palos que obligaba al lobo a mordisquear mucha madera para cerrar el encuentro. Sin coger el primero, pese a tener birles cercanos, Peñacastillo se quedó lejos de la cifra que necesitaba. El partido estaba abierto.
Como ocurriera el lunes en la primera semifinal, fue una bocanada de agonía, un último suspiro de supervivencia que finalizó con un quinto chico en el que el emboque estaba todavía más fácil. En mitad de la carretera, tocar el primero era sinónimo de éxito. Y, otra vez, acertó Peñacastillo, que además no falló de birle. No había lugar a la sorpresa. El lobo no lo permite,
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