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Pese a algún que otro mensaje en redes sociales en el que se quita presión, Peñacastillo va a vender cara su piel esta Liga. Si es que no la gana, claro, que de momento es el vigente campeón y el líder actual después de ganar ... 4-2 ayer a Andros en un partido en el que los santanderinos demostraron por qué han sido el mejor equipo los últimos años.
Y eso que cuando los jugadores locales se sentaron en su banquillo después de hacer 32 en el segundo chico sus caras reflejaban lo que estaba ocurriendo. Perdían 0-1, derribar madera parecía una quimera y la Liga se alejaba de Cañas sin respetar los semáforos de La Remonta. Sin embargo, ocurrió lo que tantas veces en los bolos. Una bola de uno, un cierre que no llega de Andros y un perdón bien aprovechado para empatar y trasladar la confianza de bando.
El del segundo parcial fue ese momento que sirve para explicar lo que fue un partido en el que la risa fue por bandos, en el que los que no tenían presión también notaron el peso de la responsabilidad y que tuvo, sobre todo, una escalera de aciertos (pocos) y de errores (muchos). Y en el que, eso sí, a Andros le faltó el instinto ganador que le lleva dando títulos a Peñacastillo los últimos cuatro años.
Hubo un jugador, eso sí, que decidió echarse el partido a la espalda, sobre todo de tiro. Víctor González mandó sobre la bolera, levantó a los suyos en el peor momento y se apoyó en el tramo final del duelo en un impecable Sebi Iturbe, que sustituyó a José Manuel González e impulsó el buen tramo final de partido que dejó los dos puntos en Cañas.
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