Riotuerto recupera la sonrisa a costa de un desdibujado Hermanos Borbolla

Tras un inicio de temporada complicado, en el que se ha visto las caras ante Andros y Peñacastillo, Casa Sampedro sumó su primera victoria de la temporada a costa de Mali. Los de Torres, que todavía no han podido jugar en su bolera por culpa de la lluvia, apostaron por el tiro largo, por los diecinueve metros que les han llevado al éxito en las últimas temporadas, y solo dieron opción a su rival en el primer parcial. Disputado de tiro largo, los de casa no cerraron de mano y dejaron franco el paso a los de Arce, que tampoco llegaron a la cuarentena y perdieron la oportunidad de adelantarse en el marcador. A partir de ahí, el reparto coral que capitanea Alfonso Díaz comenzó a funcionar para anotarse chico tras chico y apuntarse el encuentro por la vía rápida.

También sumó ayer su primera victoria durante el curso La Rasilla. Los corraliegos habían mostrado buena cara ante Peñacastillo, aunque no pudieron puntuar, y tres chicos acertados les habían dado un punto ante Los Remedios, por lo que necesitaban sumar de dos en dos para no perder comba con sus rivales. Y lo hicieron haciendo gala de su santo y seña hasta ahora, el tiro largo y la raya al pulgar. Los del Valle de Buelna cerraron de mano en la apertura y se colocaron con tres parciales de ventaja tras ganar el segundo en dos y el tercero al llegar a 40 con un gran birle. Casar se agarró al encuentro antes de que, en el último chico, dos emboques de Ico Núñez sentenciaran el choque y dejaran los puntos en la Cundi Ceballos.

La víctima del último encuentro de Casar había sido Riotuerto, que llegaba a su encuentro con Hermanos Borbolla herido en su orgullo. Los cañoneros aspiran a ocupar la parte alta de la tabla, aunque su juego en las dos primeras jornadas no se correspondió con sus aspiraciones. Ante los costeros el conjunto cañonero recuperó su mejor versión, sobre todo de birle, para superar a un rival que no se encontró cómodo desde la distancia máxima.

Cerro la jornada un duelo entre Ribamontán y J. Cuesta que ya se había jugado en cuarto de la Copa Apebol. En aquella ocasión el partido fue una maratón que se llevaron los de Cerrazo, una peña que arrancó la contienda por delante al anotarse el primer parcial en dos tiradas con un emboque de Marcos Lavín. Los de casa empataron tras cerrar en el segundo y perdieron la oportunidad de ponerse por delante en un tercer parcial en el que, tras sacar once de primeras, Roberto de Juana dejó una chapa y Chin Velasco una queda en la caldera.

Los costeros cumplieron de nuevo en el cuarto de tiro corto, superaron los 40, y se encontraron con que Cuesta, con una corta de Marcos Lavín, mataba la jugada con un último birle decisivo de Víctor de la Torre. A partir de ahí Ribamontán tomó las riendas del partido en busca del empate, un reparto de puntos que frustró Marcos Lavín con un emboque de valor veinte para frustrar una gran tirada de los locales y llevarse a Cerrazo dos puntos fundamentales de cara a la pelea por la permanencia.