Una última bola que vale dos puntos

El duelo comenzó favorable a los intereses de los visitantes. Con la bolera peligrosa a la hora de sortear la caldera, Borbolla dejó una bola de primeras que le impidió cerrar pese a un birle de 28 palos, mientras que de segundas, tras llevar 30 a falta de cinco lanzamientos, mandó a una cifra a la que los de casa, desacertados de entrada, ni siquiera se acercaron. El cambio de dinámica del cuadro costero se confirmó, con algo de suspense, en el siguiente chico. Casar había vuelto a hacer una mala tirada y Noja, con Mario Borbolla como jugador destacado, cerró pese a tener que lanzarse con las tres últimas bolas a por el panojo.

En busca de un revulsivo que cambiase el rumbo del choque, Fernando Ocejo dejó su lugar a Rubén Samperio y el nuevo portador del emboque, Vicente Diego, enseño el cachi sobre la raya máxima a la mano. La tarde era para los visitantes, que embocaron por medio de Jonathan García y, pese a volver a pinchar en el tramo final de la bajada, plantearon a los locales una obligación solo accesible con, al menos, un acierto supremo. Lo rozó David Cianca, pero la suerte no estaba del lado de Casar.

El último recurso local para remontar fue acercarse a la caja en busca de bolada que no llegó. Solo 32 palos y un regalo en bandeja de plata para Borbolla… que no pasó de 33. A partir de ahí las caras de los jugadores cambiaron de rictus, la preocupación viajó hasta Noja y el empate sobrevolaba el duelo. Casar hizo bolada de segundas y mató el cierre visitante en el quinto con un emboque, lo que dejó el desenlace para un epílogo en el que los de Cabezón enviaron un recado de 47 bolos. Las tablas parecían firmadas, pero Domínguez con la última bola estacó y logró cerrar una victoria que podía haber llegado varios minutos antes.