El último aliento de Casa Sampedro

«Hemos tenido una reunión el viernes pasado con una persona que se ha interesado. Iba a empezar a formar un grupo de trabajo e intentar darle forma. Nos pidió unos días para ver cómo iba engarzando e involucrando a varias personas que tenía en la cabeza y nos conminó a una nueva reunión, sin fecha todavía, para ver si puede ser viable o no, dependiendo de ese grupo de trabajo y su grado de compromiso», apunta José Ángel Urbistondo, uno de los directivos de la peña torrelaveguense que además forma parte de la plantilla de jugadores.

No quiere desvelar el nombre del interesado, aunque se ha relacionado con la peña a Jesús Sánchez, concejal del Ayuntamiento de Torrelavega y natural de Torres. «Me daría mucha pena que desapareciese la peña de mi pueblo, pero no puedo hacerme yo cargo de ella debido a que es incompatible con mi cargo», señaló en su momento el concejal a El Diario. Lo que es seguro es que Sánchez pondrá todo lo que esté en su mano para evitar la disolución, y una opción pasa por encontrar un grupo que quiera tomar el relevo de Oliva.

Urbis fue unos de los responsables del último éxito del club: el homenaje rendido a Manolo Oliva el pasado 2 de junio. El que fue presidente del equipo durante más de cuarenta años dejó el listón alto, muy alto, y esa buena labor es una losa que siempre pesará sobre dirigentes que lleguen. Tras el fallecimiento del presidente el año pasado la directiva se quedó huérfana, y una vez comenzado el curso 2023 anunció que sería su último año al frente de la entidad y que, si a final de año no hay relevo, la peña desaparecerá. La figura de Oliva era la que aglutinaba todo el equipo y permitía que la peña siguiera adelante.

Desde entonces ha habido rumores, reuniones e incluso ofertas a jugadores para la próxima temporada. Aunque ninguna de ellas cristalizó en algo tangible, ha desanimado a los potenciales interesados en tomar las riendas. Y es que una peña de bolos exige tiempo, dedicación y dinero, una carga que si no es compartida por varias personas es complicada de llevar. El caso del conjunto de Torres no es único, aunque sí el más significativo, tanto por el nivel del equipo como por su actualidad.

Casa Sampedro es una peña saneada, pero cualquiera que se haga cargo de ella deberá incorporar, al menos a tres jugadores. Después de unos meses de incertidumbre y espera, Alfonso Díaz ya se ha comprometido con Riotuerto, Jairo Arozamena lo ha hecho con la Bolística y hace apenas unos días David Penagos hizo lo propio con Andros. Sin confirmar su futuro quedan Benito Fernández, aunque todo apunta a que en caso de no seguir en Torres se tomará un descanso en su carrera, y Pablo Fernández.

En caso de aterrizar alguien en la Agustín Sampedro tiene margen para cerrar el plantel. Pero se debe dar prisa. Quedan jugadores de nivel sin peña confirmada como Iván Gómez y David Gandarillas, y varios conjuntos, especialmente en la parte baja de División de Honor, todavía no han renovado a todos sus bolistas. Pero tampoco hay tanto margen para diseñar una plantilla de garantías en un conjunto que este año pelea por acabar la competición entre los tres primeros clasificados.

A la carrera contra el tiempo se ha incorporado así el pesimismo. Todavía no se da por hecha la desaparición de una peña histórica, pero la situación es complicada y el tiempo comienza a urgir.