Secciones
Servicios
Destacamos
El pueblo de Estados Unidos... contra alguien. La frase es habitual en las películas americanas, de esas de juez muy serio con toga y abogado con cara de vinagre. Las elecciones a la asamblea de la Federación Cántabra de bolos que se celebran el domingo no llegan a tanto, pero acorde a las sensaciones que deja la campaña también enfrentan a dos mundos opuestos: los bolos del pueblo contra los bolos de la élite. Ricos contra pobres, la vieja distinción que tiene sentido cuando hay dos mundos, no cuando hablamos de un deporte que necesita que todos pasen el badillo para no perder, al menos, el estatus que tiene ahora.
Los tres estamentos bolísticos están convocados, entre las 11.00 y las 19.00 horas, para ejercer su derecho a voto y elegir entre la candidatura que lidera Luis Antonio Sañudo y la que lidera Julián Vélez. Dos listas enfrentadas después de una campaña en la que las cabezas visibles han mantenido mejor la compostura que algunos elementos cercanos al segundo que, en busca de notoriedad, un cargo o, quién sabe, ambas cosas, aprovechan cualquier situación para disparar desde sus púlpitos particulares.
Noticia relacionada
Borja Cavia
La candidatura de los 'ricos' es la encabezada por Sañudo, que aglutina a gran parte de las peñas de Apebol que, además, cosa que se menciona menos, tienen partidas femeninas, de otras categorías y, en varios casos, escuelas de bolos. Ricos porque son la élite, porque se han buscado el dinero, lo han conseguido y, además, ricos porque, le pese a quien le pese, son el exponente de los bolos. Los aficionados conocen a Víctor, Salmón o Carlos. Es decir, son necesarios.
Enfrente, Vélez lidera la lista 'del pueblo', plagada de peñas de Segunda y Tercera, de esas que, en muchos casos, dan actividad y mantienen la bolera y la partida de toda la vida, la de la perra y el porrón, la del corro al salir de misa. Es decir, son igual de necesarios que los anteriores. De ahí lo vano de una discusión generada por los que, desde la sombra, necesitan de gresca con amigos, enemigos, jugadores, árbitros, peñas y medios para tener algo de protagonismo. Y que aportar, aportan muy poco. O nada.
Sin embargo, más allá de propuestas, papeles y de críticas a los contrarios (Nel González, el presidente de Peñacastillo, ha sido la diana principal), los bolos necesitan que las palabras deriven en hechos y que no caigan en saco roto. Los bolos necesitan una División de Honor fuerte, una Primera competitiva, con un sólo grupo y con diecinueve metros como tiro máximo y, sobre todo, un acuerdo casi de estado para las categorías menores. A trabajar se ha dicho.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.