Secciones
Servicios
Destacamos
Esas pantallas de metacrilato que ha traído la pandemia a los establecimientos hace tiempo que se usan, de forma metafórica, en el fútbol profesional. Los jugadores cada vez están más lejos del resto de los mortales. Porque viven en una nube; porque los clubes les ... aíslan, no les vaya a contagiar algo la plebe o porque cuanto más alto sea el altar más expectación creará en los de abajo. Pero Sergio Ruiz (Astillero, 16 de diciembre de 1994) es un futbolista atípico. Tanto, que parece un tipo normal al que le suceden cosas de personas normales. En realidad, el centrocampista cántabro lo que hizo fue darle una patada al metacrilato para demostrar que debajo de todas las banalidades de este deporte hay otras cosas más importantes que a los jugadores, con cara y ojos, también les afectan. Paró y pidió ayuda. Un cuadro de ansiedad. «Llámalo como quieras». Y no pasa nada. Su entorno sólo le devolvió cariño. En unos días, «ya más tranquilo», se marchará a vivir su aventura en el fútbol estadounidense. Allí, además, será padre. Dos retos que quiere disfrutar con el mantra que repite durante toda esta entrevista: «Normalidad».
-¿Cómo está?
-Mejor. La verdad es que, después de este período, voy avanzando. Más tranquilo. Las cosas se van poniendo un poco en su orden.
-Cantabria, su casa, es una buena medicina.
-Sí. Fuera echas de menos a la familia, a los amigos. Al venir aquí, te sientes querido por la gente cercana y, evidentemente, eso me anima y me hace estar mejor.
-A veces se olvida que los futbolistas son personas.
-En estos momentos creo que se está dando más visibilidad a eso. Hay deportistas de élite que están demostrando esa vulnerabilidad, esos momentos malos que tiene la gente. Es algo que ocurre y hay que darle normalidad.
-Valorado en Las Palmas; brillando en Segunda División; con una aventura por vivir en Estados Unidos y con un bebé en camino ¿Qué falló?
-Quizá a veces las cosas buenas también traen preocupaciones. Fue a raíz de pasar el covid, que estuve, como todo el mundo, aislado y solo. La autopresión de querer estar cuanto antes entrenando y no encontrarme bien físicamente; las lesiones; el saber que mi mujer estaba embarazada; que me tengo que ir a Estados Unidos; papeleos... Al final, mil preocupaciones... Y, sobre todo, el no sentirme bien yo físicamente, me hizo comerme la cabeza y acabar en un bucle negativo con el que no podía ni jugar ni descansar ni nada.
-Cuando la cabeza falla, las piernas no van.
-Por supuesto. Tanto en el fútbol como en la vida se le da demasiada importancia a las enfermedades físicas, pero no a la salud mental. Y al final, cuando tu cabeza no va tu cuerpo no va. Y viceversa. Es un binomio que no se puede separar y que hay que tratar, hay que ayudar y hay que tener mecanismos y herramientas para gestionar la cabeza porque es un músculo muy potente.
-¿Cuándo decidió parar?
-Justo cuando ya me estaba recuperando de la lesión -en el pie derecho-, que se alargó más de lo que yo esperaba porque no descubrieron que tenía una pequeña fractura hasta semanas después. Eso también me hizo estar con incertidumbre. Fue empezar y ver otra vez que no me sentía cómodo, no me sentía bien. No arrancaba y ahí ya me vine abajo. Dije que no podía más. No estaba bien, algo me pasaba y tuve que pedir ayuda al psicólogo y al psiquiatra y empezar un tratamiento.
-No debería ser así, pero, ¿requiere valentía reconocer que uno no está bien?
-Para mí fue una cosa normal, porque sentía que lo necesitaba. Siendo egoísta, necesitaba estar yo bien. Para mí fue bueno decirlo. Algo natural: «Necesito ayuda, estoy aquí y lo digo». Y no pasa nada. Pero sí que es verdad que se esconde, porque la gente lo que quiere es mostrar su lado bueno, su lado fuerte y a veces no hay.
-¿Alguna vez ha vivido alguna situación similar de algún compañero?
-Sí conozco, pero muchas veces, al final, como es todo mental, físicamente no lo demuestras. O vas, entrenas y estás más o menos bien, pero llegas a casa y estás derrumbado. No ha sido mi caso, pero hay gente que lo consigue llevar o incluso no se da cuenta de que le está pasando algo y va tirando hasta que al final no puede. En mi caso, llegó un momento en que no podía más y lo tuve que decir.
-Al menos en el fútbol, Sergio Ruiz es casi un pionero.
-Últimamente salió el caso de la gimnasta Simone Biles o el de la tenista Naomi Osaka. Se va haciendo el foco más grande y se va viendo que hay muchos deportistas a los que les sucede. Que hay muchas personas a las que les sucede y más en esta situación en la que estamos ahora. Es una enfermedad que pasa por ciertos motivos y que hay que tratarla y pedir ayuda como cuando vas al médico porque te duele algo. Y afrontarlo.
-No era muy activo, pero incluso se ha apartado de las redes sociales.
-Sí. Voy intentando mejorar, aprender y darme cuenta de cosas. No es por criticar las redes sociales, ni mucho menos, pero es una herramienta que a la gente nos crea un poco de insatisfacción, porque sólo vemos el lado positivo de las cosas y nos entra esa envidia, el querer más, el deseo... Es una cosa que hay que regular y ser consciente de la herramienta que hay entre manos. Al final, ciertamente, puede ser peligrosa.
-Y del fútbol, ¿se ha apartado?
-No. Sí que he seguido viendo un poco de fútbol. Entrenando a mi ritmo y volviendo a sentirme bien. Por una parte ya tengo ganas de volver a una rutina de entrenamientos, de estar con compañeros. Una rutina de mi vida normal.
-Más allá de entrenar el cuerpo y la mente, ¿a qué ha dedicado el tiempo en este período?
-Sobre todo, conocerme y conocer qué me pasaba. A través de hablar con el psicólogo, de leer, de informarme... Conocer las herramientas que debo utilizar y ponerlas en práctica. Pasar tiempo con la familia; desconectar un poco la cabeza; pasear; estar más tranquilo; tener buenos hábitos de alimentación; dormir lo mejor posible... Intentar llevar ese cuidado personal al cien por cien.
-Para la gente de a pie, la salud mental sigue siendo casi un bien de lujo ¿Los deportistas de élite tienen recursos suficientes en ese aspecto?
-Dentro de los clubes es un recurso que no está tan arraigado y faltan personal y herramientas, pero, evidentemente, la realidad es que los deportistas, entre comillas, nos lo podemos permitir y tenemos esa posibilidad de buscar las herramientas de forma privada, porque la salud pública ahora mismo está saturada y es más complicado.
-Por fin se empieza a hablar de un problema que, tarde o temprano, nos afecta a todos.
-Sí. Llámalo como quieras: depresión, ansiedad, tristeza... Esos estados de ánimo de preocupación, incertidumbre, lo estamos viendo cada día, sobre todo ahora con el covid. Es algo normal, porque a nadie nos gusta que no podamos salir, que no haya trabajo... Es algo que aflora en los momentos malos. Hay que darle normalidad y atajarlo.
-Un momento malo, el suyo, que ha provocado una enorme corriente de cariño hacia usted.
-De cariño y creo que también ha servido para que la gente se identificase. Que ellos también tenían algún problema o les ha pasado. Que se sientan con esa liberación de que es algo normal. Por eso digo que, si le damos esa normalidad, y lo hacemos más público, lo llevaríamos mejor, no le daríamos tanta importancia, habría más tratamientos, habría más inversión en ello y tendríamos mucho más éxito.
-A pesar de marcharse con el trabajo a medio hacer de Las Palmas, ha dejado un gratísimo recuerdo.
-La temporada pasada, a nivel profesional, ha sido el año que más he disfrutado, donde mi nivel ha sido mayor... Esta es la paradoja de pasar de un buen año deportivo a un momento malo. Guardo mucho cariño a la gente. La afición y el club me han tratado muy bien y han sido muy agradecidos conmigo. Sentí que me entendían y que me estaban ayudando.
-De vuelta a casa, ¿cómo ve al Racing esta temporada?
-Algo lo he seguido, no mucho. Veo que tiene un equipo bastante sólido, que a veces es capaz de lo mejor y de lo peor, pero que sobre todo compite y tiene jugadores diferenciales. Está peleando arriba, que eso es bueno. Tiene opciones de luchar para subir.
-¿Volverá a vestir alguna vez de verdiblanco?
-Sí me gustaría, la verdad. Volver a jugar en El Sardinero y acabar mi carrera allí.
–¿Cómo van los preparativos de su marcha a Estados Unidos?
–Bueno, pues... (risas). Con mucha incertidumbre y mucha locura. Mucho papeleo, mucho tema burocrático. Se va acercando ya la fecha, está todo encauzado. Tengo ganas de llegar allí, de asentarme y empezar la aventura.
–¿Cómo han vivido en el Charlotte esta situación?
–Con mucho respeto. Me han ayudado mucho, con ciertas herramientas y ciertas personas que creían que me podían ayudar. Me han mostrado su cariño. Que tenga paciencia, que están para lo que necesite...
–Llega como jugador franquicia.
–Es un orgullo y una responsabilidad, a la vez, saber que fui el primer fichaje. Es un reto muy bonito que tengo ganas de vivir, pero como reto también tiene sus preocupaciones y dificultades.
–Ha pasado un año y medio desde que firmó con Charlotte y han pasado muchas cosas en este tiempo ¿Ha cambiado su manera de ver esta experiencia?
–Sí. En general, estoy en un proceso de cambio. Entre comillas, ha sido un problema que faltase tanto tiempo para empezar. Esa ansiedad anticipatoria. Es un reto que creo que me va a venir muy bien. Me va a cambiar la vida. Voy a ser padre allí. Es un cambio radical. Me está sirviendo para transformarme, ir mejorando como persona, conocerme más, valorar más cosas que antes no valoraba y prestar más atención a las cosas que me ocurren.
–¿En algún momento pensó que se había equivocado al haber firmado ese contrato?
–No, para nada. Es una experiencia que me apetece vivir. No sólo a nivel profesional, si no también personal, creo que me va a hacer crecer mucho. Es algo distinto que tengo que aprovechar. En ningún momento he dudado de ir allí. He dudado, cuando no me sentía bien, de si iba a poder con ello, pero ahora no me ocurre eso.
–A nivel deportivo, puede parecer un paso atrás
–No puedo comparar, porque no he jugado allí, pero es una Liga que está creciendo mucho, que dentro de unos años será potente. Será una experiencia bonita y va a merecer la pena.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.