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Marcos Menocal
Miércoles, 5 de abril 2017, 07:54
Menos de un mes y ya se ha superado la cifra de los 1.000 participantes. La III edición de La Cantabrona va de récord. A sus números más que significativos; 177 kilómetros, cinco puertos o 3.794 metros de desnivel, este año es más ... que probable que se acerquen a los 1.500 ciclistas, algo que convierte a la Marcha en una referencia del cicloturismo en apenas tres años de vida. La prueba, que se celebrará el próximo 22 de abril (9.00 horas), mantiene el mismo recorrido inicial y que la ha convertido en una cita ineludible en el norte de España. Si ya de por sí, la exigencia y belleza del trazado había concitado el atractivo de cualquier amante de la bicicleta, la edición de 2016 rozó la épica al combinar la dureza con unas condiciones meteorológicas dantescas. La cima del Portillo de Lunada repleta de nieve y la estampa de la hilera de ciclistas cruzando a través de unas imponentes paredes de hielo de más de cuatro metros de altura quedará grabada para siempre.
Quien participa en La Cantabrona sabe que pasará el día entre montañas, si bien es cierto que comenzará y terminará la jornada en la playa. La salida y la meta estarán situadas junto al paseo marítimo de Miengo, a escasos metros de la orilla de la mar. Desde allí la Marcha circulará neutralizada hasta Selaya donde comenzará la verdadera batalla.Allí quien quiera medirse cuesta arriba tendrá muchas oportunidades. El primer aperitivo será el Alto del Campillo con rampas que rondarán el 8% en algunos tramos.
Tras un descenso rápido y con la carretera en buen estado, llegará el coloso de la jornada: el Portillo de Lunada. Sus más de catorce kilómetros de prolongada ascensión, sin grandes desniveles pero constantes, le convierten en el verdadero reclamo de los cicloturistas. La meteorología puede marcar la dureza de este puerto al más puro estilo del Tour de Francia. El descenso llevará a la prueba hasta Las Machorras, localidad en la que la carretera volverá a empinarse. La tercera dificultad montañosa del día será La Sía; algo más de ocho kilómetros bastante sinuosos que contribuyen al desgaste de los participantes. En la cima de este puerto, lo más aconsejable será avituallarse y en gran medida abrigarse para un descenso vertiginoso de más de veinte kilómetros.
La Marcha atravesará uno de los lugares más especiales de la geografía cántabra; el Valle de Soba. La vertiente del Collado del Asón, bien alquitranada, llevará a los ciclistas hasta Arredondo donde llegarán con 113 kilómetros en las piernas y bien tostados. Allí, en la 'capital del mundo', comenzará el último de los puertos, la penúltima dificultad añadida antes de terminar la aventura. La caravana ascenderá el mítico Alisas, uno de los puertos más representativos del ciclismo en la región. Serán cerca de nueve mil metros de rampas, sin grandes porcentajes pero que no dejarán de ser un capítulo más en la agonía de los esforzados. De nuevo en la cumbre, la organización instalará un avituallamiento como en todas las cimas para que no falte de nada.
En ese punto, para muchos habrá terminado la parte más exigente de la prueba, pero para otros será precisamente el principio del final Cuestión de gustos.Desde lo alto de Alisas hasta la meta, situada en Miengo, restarán 56 kilómetros con pequeñas tachuelas como el Alto de la Morcilla y Peñas Negras que con el esfuerzo acumulado se parecerán a las cumbres alpinas propias de otros lares.
Carácter solidario
Como no podía ser de otra manera, la organización de La Cantabrona, la Peña Ciclista Mario González, pondrá a disposición de los participantes servicios de fisioterapeutas y médicos, así como vehículos de apoyo, vestuarios y duchas. No faltarán los detalles para todos los que se atrevan a ponerse un dorsal, así como los sorteos. Otro de los signos de distinción de la cita será el carácter solidario que siempre tiene. Los beneficios que se obtengan serán destinados al fomento y promoción del deporte base del ciclismo a través de otras actividades que lleva a cargo la Peña de Miengo. La pasada temporada, por ejemplo, los Campeonatos de Cantabria de contrarreloj en las categorías cadete, juvenil, élite y sub 23, corrieron a cargo de la peña; así como el gran premio Mario González, para juveniles; el día de la bicicleta de Miengo y diversas actividades extraescolares.
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