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Antes de que todo empezase, el 25 de agosto en Málaga, estaba con dudas. Sus 'patas' nunca se habían enfrentado a una carrera de tres semanas. Pero tras cruzar la última línea de meta en Madrid, Jesús Ezquerra (Treto, 1990) era uno de los ciclistas más contentos del pelotón que concluía la Vuelta Ciclista a España. Puesto 98, a tres horas, 27 minutos y 49 segundos de Simon Yates, el ganador. Su primera 'grande'. Y lo que es más importante, con nota. El de Treto se ha dejado ver y su equipo, el Burgos BH, casi se ha fugado hasta en las jornadas de descanso. Ezquerra ha sido protagonista en dos de esas escapadas -novena y décima etapa-, con papel estelar en la décima en la que cabalgó durante muchos kilómetros con la única compañía del portugués Tiago Machado y en la que se llevó el premio al corredor más combativo. Un día después de acabar todo en Madrid, esas piernas de ciclista no dolían tanto como se esperaba. El cántabro ya sueña con regresar a la ronda española.
-Sí, la verdad que sí. Aunque siempre se puede mejorar. A ver si el año que viene se puede.
-Creo que he acabado bien. El día en el que mejor me he encontrado ha sido el último de la segunda semana, cuando la etapa terminaba en los Lagos de Covadonga. La última semana ha sido dura. Y todo el pelotón tenía un poco de miedo sobre todo a la penúltima etapa, la que terminaba en la Gallina y que era tan corta, de apenas 97 kilómetros. Pero he acabado bastante entero. Incluso en la última etapa he intentado colocarme para meterme en el sprint. El ambiente era increíble y mi familia había ido a Madrid a verme. Había que arriesgar un poco. Al final entré en el puesto 18.
-La actuación del equipo es para estar muy contentos. De 21 etapas, en 14 hemos estado en fugas. Porque en las contrarrelojes no puede haber escapadas, que si no... (risas). La pena es que no hemos logrado una victoria. Pero hay que se realistas. Para ser nuestra primera participación... Cuando eres un equipo invitado, hay que pelear todos los días. A la vez, estamos muy contentos porque hemos llegado siete corredores a Madrid. Sólo ha faltado Jordi Simón, que tuvo que abandonar por una caída. Tras acabar, nos fuimos todos juntos a celebrarlo.
-Las dos llegaron en la segunda semana de carrera. En la primera semana tenía un poco de miedo, de respeto a la carrera. No sabía con lo que me iba a encontrar. Pero en la segunda semana ya me relajé. Me encontré muy bien en las dos escapadas. Y aunque ninguna consiguió llegar, por lo menos di visibilidad al equipo. En la segunda fuga, la de la décima etapa con Tiago Machado y yo solos, me dije 'loco, dónde vamos'. Pero alguien tiene que ir. Al verme tan bien me di cuenta de que puedo volver con garantías en un futuro a la Vuelta.
-Largas se hacen, sí. Pero más que nada a nivel mental. A nivel físico, a pesar de esos temores que tenía al inicio, he aguantado bien.
-Siempre aprendes algo, aunque los corredores de un equipo pequeño como el nuestro tenemos que pelear un poco más por los espacios. De los grandes te fijas en alguna cosa, aunque van un poco a su bola. Aunque al final son compañeros en la carretera, iguales a ti. El que me ha ayudado mucho es mi paisano Fran Ventoso. Me tranquilizaba mucho y me daba consejos. En la etapa de la Gallina, en la que entramos bastante juntos en meta, me tranquilizó sobre cómo iba en la etapa. 'Tranquilo, que quedan muchos por detrás de ti' (más risas).
-Tengo una prueba más, aunque no está seguro si corro en Turquía o en China.
-Todavía no lo sé. Aún no hemos hablado de la renovación. Supongo que nos sentaremos estos días para tratarlo.
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