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Por entre las cortinas asoma un cielo gris. Llueve intermitente y las noticias anuncian que el frío azota con virulencia. Dentro se ajustan el casco, se aprietan las zapatillas, apuran el café de la mañana y se abrigan. El oficio del ciclista. El ... Aldro Team completó la pasada semana (9-16 de febrero) la primera concentración en tierras cántabras de la temporada. Fueron cinco días de entrenamientos y pruebas en el Centro de Tecnificación que la escuadra tiene en Torrelavega y en los que los catorce corredores que en 2018 vestirán de azul y naranja -once españoles y tres foráneos- se hicieron el traje a medida. «Aprovechamos para hacer las pruebas de esfuerzo y las pruebas biomecánicas; es un buen momento ahora para ver el punto de partida en el que nos encontramos», asegura Manolo Saiz, manager general del equipo.
El tiempo no dio muchas treguas a los catorce ciclistas que componen una escuadra prácticamente nueva. «Repiten dos, Mota y Arozamena, los otros doce se estrenan con nosotros. Este año hemos apostado por un equipo muy joven y con mucha proyección», añade el 'jefe'. La escuadra cántabra debutó el pasado domingo en Don Benito, la primera de las pruebas de la Copa de España. Dos de sus corredores, Víctor Zucco y Raúl González, protagonizaron juntos una escapada de más de cien kilómetros. Apenas a doce de meta fueron neutralizados. «Estoy muy contento con el debut. Durante estos días debemos ser sensatos y no creernos nada. Hemos estado con los mejores, pero no ha hecho más que empezar el año». El próximo domingo se repite la batalla con la segunda cita en Aitztondo «y en la que se deben confirmar algunas cosas», admite Saiz
En 2018, salvo Jesús Arozamena y Cristian Mota, que se encuentran ya en su tercer año de amateur, el grueso de la escuadra estrena colores: Carlos Blanco, Santiago Martínez, Pelayo Monasterio, Frederik Van Rossem, Franklin Chacón, Raúl González, Marçal Mercadal, Unai Orbea, Edu Robles, Álex Sánchez, Iñigo Rodríguez y Víctor Zucco. Un grupo integramente incluido en la categoría sub 23. «Hemos pensando que no tenía sentido tener corredores élite. Hemos preferido centrarnos en evolucionar a los chavales, que se mantengan con nosotros varios años e ir preparándolos para lo que se necesita para ser profesionales».
Para los dos 'gallos' del grupo, Arozamena y Mota, 2018 es un año de revalida. Sus objetivos han de ser más ambiciosos que los del resto y su exigencia un puntito más. En cambio, para el resto «se trata de una forma de ir dándose cuenta de los sacrificios que se deben hacer, de coger la confianza en las distancias y en los entrenamientos», explica Saiz. Una forma de doctorarse sin prisa. En el Aldro Team no quieren destacar a nadie por encima del grupo, «esa es ahora la teoría». Es pronto para exigir resultados, aunque no para enseñar el oficio de ciclista. No obstante, algunos de los jóvenes llegan al equipo avalados por una trayectoria prometedora en el campo juvenil. Es el caso de Franklin Chacon que sabe lo que es ganar la Vuelta al Besaya (2016) por poner un ejemplo. Otros como Van Rossem o Santiago Martínez, pese a ser el uno de Toledo y el otro palentino, completaron su etapa júnior en Cantabria por lo que se les conoce de primera mano. El segundo de ellos obtuvo la victoria en La Vuelta a La Rioja en 2017 y ya dejó detalles de su calidad. Víctor Zucco, de origen brasileño y residente en EE UU, es otro para el que 2018 es un reto.
Jesús Arozamena (1996, Valladolid). Repite en Aldro.
Carlos Blanco (1999, Ávila).
Franklin Chacón (1998, Venezuela).
Raúl González (1997, Vigo).
Santiago Martínez (1999, Palencia).
Marçal Mercadal (1998, Barcelona).
Pelayo Monasterio (1999, Asturias).
Cristian Mota (1996, Galicia). Repite en Aldro Team.
Unai Orbea (1997, Guipuzcoa).
Edu Robles (1998, Barcelona).
Iñigo Rodríguez (1996, Pontevedra).
Frederik Van Rossem (1999, Holanda).
Víctor Zucco (1997, Brasil).
Álex Sánchez (1998,Tarragona).
Junto a Saiz, su guardia pretoriana estará formada -como es costumbre- por David Etxebarria y Herminio Díaz Zabala, ambos excorredores del extinto G. D. ONCE y que comparten buena parte de la filosofía relacionada con este deporte. Los dos se encargarán de pilotar el coche y de las órdenes de carrera en un calendario que promete ser de lo más extenso. El equipo cántabro afrontará las numerosas competiciones nacionales, con especial énfasis en las pruebas de la Copa de España y las más importantes vueltas por etapas: Palencia, Bidasoa, Castellón, Zamora además de la Vuelta a Portugal y La Ronde Lísard (Francia). «Hemos preferido este año no acudir a las carreras italianas de principio de temporada por evitar los desplazamientos tan grandes. Nos juntábamos con 5.000 kilómetros y un importante desgaste. Acudiremos a otras para que los corredores comprueben su nivel y se midan, pero más adelante».
A los responsables del Aldro Team les preocupa ahora mismo la formación por encima de todo. Buscan aportar un aprendizaje oportuno para el joven ciclista; paulatino, progresivo y lo más real posible. «Ahora, en la Copa de España, observan el nivel que tienen. Luego hay que darse cuenta que aquí las distancias rondan los 130 kilómetros y en el extranjero muchos más, por eso hay que ir adptándose a ello», destaca Saiz.
Durante la semana que duró la estancia de los catorce corredores en la región, la plantilla se alojó en la residencia que la entidad tiene en Torrelavega. Allí fueron atendidos por José Manuel Pérez 'Cundo' , Marce Liaño y Efraim Gutiérrez, que se encargaron de los masajes y del trabajo de recuperación postentreno. Alberto Huerdo puso las máquinas a punto y Yeyo del Corral fue el que les hizo el traje a medida a cada uno. «Con los estudios biomecánicos se consigue amoldar al ciclista a la bicicleta y sacarle el máximo rendimiento en la pedalada». Hubo tiempo para analizar médicamente a cada corredor y estudiar su estado de forma, que posteriormente será comparado con otros momentos de la temporada para potenciar las posibilidades. «Es un auténtico lujo poder contar con la inversión que Aldro ha hecho en el Centro de Tecnificación. Nos gustaría que fuera más abierto y que se pudiera beneficiar de él más gente», expresa el mánager general de la escuadra.
Cereales y tostadas; algo de miel y un zumo de naranja. Café con leche. A la vuelta, algo de verdura y pasta -los días de volumen- combinado con pollo y pescado. Masajes y gimnasia y a última hora del día un poco de televisión, charla y vía libre para hablar con la familia y amigos. La concentración cántabra no fue nueva para algunos. Saben que se trata de una primera toma de contacto para hacer grupo y para poner en común los derechos y las obligaciones en un mundo tan exigente. «Ahora mismo somos catorce, pero estamos abiertos a buscar un ciclista más que pueda apuntalar la plantilla... Tenemos tiempo», concluye el torrelaveguense. Carmona, Ozalba la zona de El Soplao. Días por la zona de la costa para aprovechar los repechos y la carretera 'rompepiernas'. Algún otro puerto como Palombera se resistió.
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