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Marco García Vidart | Javier Rosendo
Cabezón de la Sal
Sábado, 20 de mayo 2023
Algunos pensarán que es un 'abusón' y otros, que viene bien que gente así esté en una prueba como esta. Para gustos, los colores. El ... cántabro Ángel Madrazo, el 'Gorrión', todo un ciclista profesional del Burgos BH, cruzaba la meta en primer lugar en la prueba larga –150 kilómetros– de bicicleta de montaña de Los 10.000 del Soplao. Y su cara al final de una trisca de consideración denotaba que el Infierno Cántabro había ganado un nuevo devoto. En cuanto tenga ocasión, en Cabezón que se planta. Pero la historia del 'Gorrión' era una. Quizá la más mediática, pero no más importante que otras. Porque Los 10.000 del Soplao volvieron a ser un compendio de historias. De motivos labrados a golpe de esfuerzo durante un año. De ganar a ese adversario que es uno mismo.
A la siete y poco de la mañana, en la Avenida Cantabria Benjamín Sánchez, asturiano que vive en Sarón, torcía un poco el gesto. «Llueve seguro. De ocho a nueve», aunque en ese instante parecía que el sol quería abrirse paso. Debutaba en la prueba larga de BTT, esa que estrenaba recorrido con el 'doble Negreo' como amenaza. «Ni quiero saber el recorrido», señalaba entre risas. El propósito, acabar. Por segunda vez se retaba en esa carrera el riojano –de Quel– Pablo Herce. El nuevo recorrido le gustaba. «El Moral como primera subida es un acierto». El objetivo del cambio era evitar 'tapones' como el del año pasado, «que hizo que me desviase».
Los 10.000 de El Soplao, en imágenesVer 37 fotos
La bici del valenciano José Enrique Mínguez parecía que honraba su tierra. Su piñón más grande parecía una paellera. «Es un 50», reconocía entre risas. Delante, una sola corona de 34 dientes. «Así voy bien». En sus cuatro ediciones anteriores, «siempre la carrera larga de bici de montaña». El salmantino Miguel Ángel Hernández le escuchaba con atención. Iba a por su tercera participación. «En la primera mucho frío, en la segunda mucho calor...». Esta ilusionado, pero la suya era una de esas historias de superación. «Vengo con dos costillas rotas. Me caí hace un mes, entrenando. Así que poco a poco, a disfrutar». Más veteranos eran los pucelanos Javier Rojo y José García, que iban a por su séptima vez en el Soplao. Café en mano, señalaban que ya habían venido a entrenar para probar la segunda vertiente del Negreo. «Será la diferencia entre el bien y el mal», comentaban entre risas.
Fuera de la Avenida de Cantabria, el torrelaveguense Víctor Daniel Sañudo aguardaba para su segunda maratón, con 46 kilómetros de recorrido. «Esperemos que aguante el día», en relación a un cielo que progresivamente se iba nublando. Reconocía estar «preparado para acabar». Mientras Ángel Bustara, de Mazcuerras y con 14 ediciones del Soplao a cuestas, estaba listo para los 47 kilómetros de la ruta a pie. «Y con una minusvalía del 75%». Otro ejemplo en la mañana en Cabezón de la Sal.
La gran noticia es que el pronóstico que daba agua y agua, no se cumplía. Aunque a cinco minutos de la salida, el cielo se emberrenchinó un poco. Pero fueron apenas unos instantes. Cuando se encendía la traca a unos segundos del comienzo, ya casi no llovía. Entonces, empezó a sonar esa canción que en Cabezón pone los pelos como escarpias. El 'Thunderstruck' de unos AC/DC que si hubiesen sabido qué significa su canción para tanta gente, hubiesen tocado gratis en un pueblo que despedía con aplausos a los más de 2.000 'bikers'. Siete minutos tardó el último en cruzar el arco de salida.
Tras ellos, llegó un momento único y de lo más divertido. Se daba la salida a los participantes de las hand bikes, esas bicis cuyos pedales se mueven con las manos. Pero los de la maratón y la combinada creyeron que la señal era para ellos y se lanzaron a la carrera. «Volved, volved, que no se ha dado la salida», decían por la megafonía. Apenas habían recorrido unos metros. Todos se tomaron con mucho humor la primera salida nula de la historia de Los 10.000 del Soplao.
Tras su salida real, llegó la de la ruta a pie y por último, la de esos valientes de la ruta adaptada. A eso de las ocho y media de la mañana, ya estaban los 5.000 participantes en sus pruebas y los que estaban en la zona de salida y meta se disponían a otro de los rituales sagrados: desayunar. Por primera o, quizá, ya por segunda vez.
El recorrido, por el monte y en muchas ocasiones sin cobertura, hace que a veces sea imposible para la organización informar del minuto a minuto. Pero poco a poco llegaban noticias. Que si Ángel Madrazo iba en cabeza, que si Tino Zaballa llevaba mucha ventaja en la ultramaratón que partió a las 23.00 horas del viernes... Otro participante en la ultramaratón, pero en la corta (75 kilómetros), Alberto Peláez, fue el primero en terminar su prueba. A media mañana llegaba Tino Zaballa. En ausencia del Soplaoman –esta vez no se celebró por haber muy pocos inscritos– aprovechó el entrenamiento para estrenarse en los 110 kilómetros de la ultramaratón. Entre sus llegadas, participantes de la ruta adaptada para los que siempre es el mayor triunfo cruzar esa meta, solos o con ayuda.
Ellos iniciaban el constante goteo de participantes que completaban sus pruebas. Raúl Pérez Nestar y Eva de los Ríos eran los ganadores de la maratón femenina, Arancha Palacio la de la 'ultra' de 75 kilómetros entre las féminas... Sobre las dos y media ya se anunciaba por megafonía que el 'Gorrión' ya volaba a ras de asfalto e iba por Ruente. Y con un crono de 6h.46.53, Ángel Madrazo inscribía su nombre entre los primeros clasificados del Soplao. El sol lucía en el cielo, pero por el este ya se aventuraban nubes que por la tarde, iban a hacer más de un estropicio en forma de tormenta.
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El 'Gorrión' fue uno de esos que comandaron sus clasificaciones. Pero en El Soplao hay muchos ganadores. Tantos como participantes. Cada uno con su nivel y su historia particular. Héctor López Macho fue tercero en la maratón, pero este sábado era el hombre más feliz sobre el planeta. Le entrevistaban en meta y reconocía que por culpa de la droga, él si había descendido al Infierno. Pero a uno de los serios, de los que cuestan muchas cosas. Así que hace un año, dijo basta. Había corrido antes y el Infierno Cántabro se convirtió en lo más parecido a un cielo al que ir. Este sábado debutaba y además, en puesto de podio. Se emocionaba casi hasta las lágrimas porque el objetivo de correr por el corazón verde de Cantabria le había ayudado, y de qué manera, a cambiar su vida.
Esa cara risueña estaba llena de barro, pero feliz a más no poder. «Y cansado» por una etapa «de Tour de Francia». Ángel Madrazo ya avisaba el viernes de que, aunque venía a pasarlo bien, no dejaba ganar ni a sus hijos. Con un ritmo «fuerte» en las subidas, se dedico a «administrar la ventaja» para «no jugármela mucho» en las bajadas. Confiaba en que si sacaba «tres o cuatro minutos», quien viniese detrás «vendría muerto». Los 10.000 del Soplao han añadido un nombre de lo más ilustre no solo al palmarés, sino también a la causa. «Me he enamorado de la prueba y volveré siempre que el equipo me lo permita».
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Ana del Castillo
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