Un equipo cántabro en la élite mundial

El Cantabria Deporte-Río Miera Meruelo nació con vocación de continuidad, pero su crecimiento, dentro de la modestia, está superando las previsiones. «El objetivo es dejarnos ver lo que se pueda; cada minuto en un pelotón de este nivel es un éxito», señala San Emeterio . En el siete de la Vuelta figuran Susana Pérez, Marina Garau, Andrea Pérez, Bea Roxo, Andrea Velasco, Belén González y Mer Carmona. La tierruca estará representada por Andrea Velasco, actúa campeona de Cantabria de contrarreloj que desde la categoría cadete pertenece a la escuadra de Meruelo. Actualmente el equipo tiene a once corredoras en el equipo continental, seis en el nacional, nueve en el júnior y trece más en el cadete. En total son 39 corredoras que «están trabajando cada año mejor y que aspiran poco a poco a lo que se ponga por delante».

San Emeterio admite que «es muy difícil pelear con las corredoras que hay en la Vuelta», pero su experiencia de tantos años en el ciclismo le invita a pensar que «las chicas no deben tener miedo a ser protagonistas». «Deben apurar lo que les dé el motor», añade. Su éxito de llegar a Lagos de Covadonga, de acabar la Vuelta, reside en lo dura que quieran hacer la carrera las grandes escuadras. «La primera hora de cada etapa es vital. El ritmo es norme y todo el mundo quiere estar en la fuga. Hay nervios y mucha velocidad», explica San Emeterio.

Para el Cantabria Deporte-Río Miera Meruelo estar en una Vuelta a España es un éxito total. No hay mucho más que añadir. Sin temor a equivocarse, se puede decir que «el equipo ha hecho todo lo que puede, ha llegado al tope. No se puede hacer más». Y es que el ciclismo femenino ha crecido «una barbaridad» y para mantenerse entre los mejores «todo es poco». El proyecto ha ido creciendo cada temporada y San Emeterio manda un mensaje «de agradecimiento a todos los que han apoyado esta iniciativa, este equipo», pero aún así todo se ha hecho muy grande.

Este curso, la escuadra está completando todo el calendario nacional, con alguna salida puntual al extranjero, pero «a partir de ahora debemos plantearnos el futuro», explica el coordinador. «Dar el salto a correr a nivel internacional supone que si ahora corremos 24 semanas por España, pasaríamos a correr ocho por aquí y el resto por Francia, Bélgica, Italia u Holanda». Los recursos y la estructura deben dar un salto enorme, pero no por capricho «si no porque la reglamentación así lo obliga».

El ciclismo femenino ha sido regulado e impulsado para limar algunas de las diferencias existentes con el masculino y eso supone un cambio radical a todo. «En 2024, todas las corredoras deben tener un salario, al menos el mínimo profesional. Esa es una de las obligaciones, que lógicamente va en beneficio de las ciclistas, pero supone una tremenda necesidad de profesionalizar la estructura y el proyecto», admite San Emeterio, quien no esconde su deseo: «Ojalá se pueda hacer realidad. Siento que tenemos muchos apoyos y que los patrocinadores están con nosotros, pero esto se está haciendo muy grande».