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Marco G. Vidart
Santander
Jueves, 9 de mayo 2024, 17:33
«Vaya noticia que me acaba de dar». Alejandro González, el alma máter del Gomur-Cantabria Infinita, no estaba viendo la tele en la tarde de este jueves. La llamada de El Diario Montañés le cuenta algo que le «emociona mucho». Pelayo Sánchez, asturiano del ... Movistar, ha ganado la sexta etapa del Giro de Italia. Pero Pelayo tiene una conexión profunda con Cantabria. Y con el Gomur-Cantabria Infinita. En 2019 y 2020, un criuco de Tellego, Asturias, nacido en el 2000, vestía los colores de la escuadra rosa. Un equipo que enseña el oficio de ciclista a los chavales y cuyo único objetivo, más allá de las victorias, es que esos jóvenes se ganen algún día el pan como ciclistas profesionales.
Muchos han pasado ya a esos equipos de más nivel en las ya 13 temporadas que lleva el Gomur en la carretera. Pero ninguno había llegado tan alto como Pelayo. Tras dejar el Gomur, el asturiano se enroló en el Burgos-BH, donde coincidió también con bastantes compañeros en el equipo rosa y con cántabros como Ángel Madrazo, Jesús Ezquerra o Miguel Ángel Fernández. Pelayo destacó tanto que atrajo la atención del único equipo español de WorldTour, el Movistar, que lo incorporó para esta temporada. En la Challenge de Mallorca ya llegó el aviso. Victoria de etapa. Al sprint.
Igual que ha hecho en esta sexta etapa del Giro. A 45 kilómetros de meta, Pelayo se escapó con el australiano Lucas Plapp y un gallo de postín. Todo un campeón del mundo como el francés Julian Alaphilippe. Los tres hicieron camino, pasaron tramos de 'sterrato'... A quince de meta su renta sobre el grupo era de minuto y medio. Y ahí llegaron pequeñas dudas, sobre todo después de que el asturiano se fuese recto en una rotonda, con el galo detrás, aunque ninguno llegó a caerse. El pelotón, en un terreno pestoso, con carretera estrecha y continuos repechos, llegó a estar a 20 segundos. Pero a menos de dos kilómetros de meta la ventaja estaba en torno a esa renta. Llegaban. Y en ese tramo final Pelayo demostró un saber estar impropio de sus poco más de 24 años. A rueda de Alaphilippe, en tercera posición, sin ponerse nervioso. Y cuando arrancó el francés, Pelayo saltó detrás y ajustició a todo un campeón mundial en la recta de meta de Rapolano Terme tras 180 kilómetros de recorrido.
«Demostró que llegaba bien en una Vuelta a Cantabria. Ganó en Corrales, pero el día anterior, en Colindres, en un grupo de 8 ó10 le dije que tenía que entrar primero en el puente de Treto. Entró el último. Esa Vuelta a Cantabria la perdió por puestos», rememora entre risas 'Jandro', para añadir que Pelayo «no es un sprinter puro, pero como pasó en Mallorca, en un grupo de entre 4 y 8 corredores, machaca». González recuerda con mucho cariño a aquel chaval «simpático, agradable y hablador, que cuando tenía el día, hacía exhibiciones» y resalta un triunfo que «consagra» al asturiano del Movistar, al lograr «un sueño que pocos han podido cumplir».
«Ayer por la tarde le preguntaba qué tal estaba y le animaba. Le decía 'vete pasando los días'», señala Bruno González, otro de los directores de la escuadra rosa y que mantiene la amistad y el contacto con el asturiano. «Sabiendo que corren, me gusta estar pendiente de la clasificación». En el Gomur, Pelayo ya era «rapidillo», pero «ganar en el Giro son ya palabras mayores». Y con solo cuatro españoles en la corsa rosa, «cada vez es más difícil que haya un español a estos niveles». Bruno González está seguro de que en el Movistar, además de la clase del asturiano, tienen un corredor «muy entrañable, que crea buen grupo, buen ambiente. Le estarán disfrutando dentro y fuera de las carreras».
«Es increíble. No tengo palabras. Es una locura», señalaba el asturiano tras la etapa en Eurosport. «Desde el inicio del Giro he intentado ahorrar energía para tener la forma para poder estar delante. Y hoy –por este jueves– he podido coger la fuga. Pero no me podía imaginar que me iba a llevar esta victoria. No tengo palabras», afirmaba emocionado tras ser el primer español en ganar en el Giro desde 2019.
«Sabía que iba a ser muy difícil. Todo el día a tope. He ahorrado energía para tener mi momento. Y cuando empezaron los ataques, me pude sumar a esa fuga y eliminar a algunos rivales. Y al final, con Plapp y Alaphilippe, hemos hecho un gran trabajo juntos. Los he intentado dejar atrás, pero ha sido imposible. Lo he intentado al final, en el sprint, y por suerte he sido el más rápido».
Ya en español, el de Tellego se soltaba más. «Ganar en una grande siempre es un sueño. El año pasado me quedé cerca en la Vuelta. Y este año en el Giro era algo que iba a buscar durante toda la carrera. Pero nunca pude imaginarme que llegaría tan pronto y de esta manera. Es una locura para mí».
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