Suárez y Esteban, plata y bronce en el Campeonato de España

El cielo, nublado durante toda la mañana aunque sin caer una gota, quería incluso abrir para presenciar la última prueba del campeonato. Un circuito de El Patatal trillado por varias carreras desde el viernes aguardaba a la categoría más importante. Y de salida, Felipe Orts mandó un mensaje clarísimo a todos sus rivales: 'el oro, para mí'. Al poco de arrancar el primer giro, el levantino ya acumulaba un puñado de segundos sobre un trío perseguidor. El asturiano Mario Junquera, al que todos también señalaban como cuarto en discordia, en esos momentos quería ser protagonista y pensar, por qué no, en el podio.

Al paso por meta en el primer giro –se darían seis en total–, el título ya estaba casi visto para sentencia. En meta, Orts sacaba 25 segundos a Esteban, con Junquera tercero y Kevin cuarto, cerca del torrelaveguense. Pero en ese segundo giro, en la cuesta que lleva a la zona del velódromo, era el corraliego Kevin Suárez el que adelantaba a Mario Junquera. 'Isma' se quedaba rezagado a unos cuantos metros. Para tal vuelco hubo una razón. El torrelaveguense no sabe correr de otra forma que arriesgar al máximo en busca de la victoria. «Iba a muerte a por Felipe. No podía dejarle marchar. Sabía que había que cerrar el hueco ya. Era ahora o nunca. Y me he caído. Doblé la patilla del cambio», señalaba tras la carrera en meta 'Isma'.

Suárez, impecable durante toda la prueba y con un ritmo de lo más constante, se mantenía firme en la segunda plaza al encarar el tercer giro. Junquera era por entonces bronce, pero 'Isma', una vez cambiada la bici, recortaba diferencias y en la primera parte de esa vuelta, ya cogió al asturiano para cimentar sus opciones de podio. Por delante, Orts seguía lo suyo. Al comienzo de la cuarta vuelta, su ventaja era ya de un minuto sobre Kevin Suárez, mientras que la del corredor del Nesta-Skoda Alecar sobre su paisano y amigo del Logos Energía era de siete segundos. Junquera, ya a 23 segundos de Ismael Esteban, se despedía de sus sueños de podio. Su papel de cuarto en discordia había durado media carrera.

Con el alicantino en otro nivel, faltaba por ver en el trazado de El Patatal la batalla por la plata y el bronce. Si en otro arreón Ismael Esteban podría dar caza a Kevin Suárez. Pero el corraliego ayer tuvo un día inspirado. Y eso que al comenzar la jornada, sólo su novia sabía que no estaba para muchos trotes. «Por la mañana le dije a mi novia por teléfono que estaba hecho una mierda. Fue a la única que se lo he dicho», decía en meta entre risas. «Pero parece que he entrado en calor y he encontrado un buen ritmo». Tiempos de 11.15, 11.19, 11.10, 11.21. El corraliego era un reloj. «He ido cogiendo ritmo y he visto que iba bien. Sobre todo técnicamente me he encontrado muy bien, sin fallos, yendo por el sitio». Él tuvo la suerte que se le negó a 'Isma'. «Ni una avería».

Así, la diferencia entre los dos cántabros se fue ampliando. Esteban comprobó que se había quedado sin opciones de más. «Cuando me han cogido Kevin y Junquera me he parado y he dicho 'relájate y disfruta'». Así que con el bronce ya amarrado y su paisano a una distancia que rondaba ya los 40 segundos, tampoco era cosa de arriesgar. Los dos últimos giros al circuito no hicieron sino confirmar el pronóstico inicial, el de los tres hombres para tres medallas y que si tenía el día inspirado, Felipe Orts estaba un paso por encima de los dos cántabros. Caballito incluido, el levantino del Teika cruzaba la meta con 1.27 de renta sobre Kevin Suárez y 2.21 sobre Ismael Esteban.

«Si le digo la verdad, una hora antes de la carrera no daba ni un duro por mí. Pero siempre en los Campeonatos de España estoy ahí. Así que al final, contento», señalaba el rey de las medallas de plata. Kevin se lo toma ya a risa. «Platas ya no sé ni las que llevo. El otro día le contaba a mi hermano –Alain, que fue segundo entre los júnior– que estaba de bajón las platas que llevo».

Con una medalla o con otra, la sonrisa de Ismael Esteban no cambia nunca. «A mí el segundo puesto me viene bien, el tercero también... Pero yo venía a ganar», señala el torrelaveguense. Feliz con cualquier logro, pero en una carrera no sabe correr para otra cosa que no sea quedar primero. Sea quien sea el que esté delante. «Yo venía a ganar. Hay que arriesgar. Para ganar a este chaval –por Felipe– hay que ir a muerte. ¿Inabordable ? En Legazpia hace tres años pasó lo mismo. Se fue con 20 segundos, y le cogí. Pero para cogerle hay que arriesgar. Lo que pasa es que el circuito estaba para arriesgar lo justo...».

Se cerró así un Campeonato de España distinto al de 2016, aquel que dejó un gratísimo recuerdo entre todos los aficionados. Porque esta edición ha sido a puerta cerrada, cortesía del coronavirus. Pero la organización ha saldado con nota las dificultades –controles de acceso, medidas sanitarias...– que la situación imponía. Es de esperar que Torrelavega acoja pronto otra edición y, esa sí, se augura como una gran fiesta en un lugar ideal para organizar un campeonato de ciclocross.

La noticia más triste del campeonato fue el fallecimiento del seleccionador gallego Guillermo Sande, que sufrió un infarto en la jornada del sábado y fue trasladado a Valdecilla, donde falleció justo el día en el que cumplía 55 años.

El resto de la jornada se puede resumir con la frase futbolera de 'tiro al palo'. Porque la delegación cántabra, que se va de estos Nacionales con cinco medallas, pudo sumar ayer otras tres. Gonzalo Inguanzo (Teika) fue cuarto en la categoría sub-23, la que abrió el programa de carreras. En el primer giro sostuvo el ritmo del gallego Iván Feijóo, pero poco más aguantó el cántabro. El catalán Jofre Cullell primero, y el vasco Xabier Murias después, le rebasaron para encaramarse al podio junto a un Feijóo que vio el camino libre hacia el oro después de que Cullell se cayese en la última vuelta. El cántabro torcía el gesto en meta. «Fatal desde la salida, con las fuerzas muy justas. Pero bueno, es lo que hay. No me encontraba bien. Iba frío y el circuito estaba demasiado pesado. No estoy muy contento con el resultado. No ha salido el día, pero ya habrá más».

Tras la carrera masculina, salían las élite, sub-23 y júnior femeninas. Entre las élite, las asturianas Lucía González, Aída Nuño y Sara Cueto copaban el podio. Cuarta en meta entraba la cántabra Sandra Trevilla (Bathco Cycling). Y entre el esfuerzo, se escapaba alguna lágrima de rabia. «He pillado una raíz y he pinchado. Ha sido en la primera vuelta. Hoy –por ayer– han hecho una carrera de sólo tres vueltas. Una vuelta más me hubiese favorecido. Por eso tengo un sabor agridulce, porque estamos aquí en casa y tenía piernas para un tercer puesto».

Entre las júnior, el bronce se dilucidó en la línea de llegada. Claudia San Justo, de la selección cántabra, se jugó al sprint el último metal del podio con la valenciana Ainara Albert, que fue la que subió al cajón junto a la asturiana Lydia Pinto (oro) y la gallega Laura Mira.