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Los 10.000 del Soplao

El Infierno Cántabro se reencuentra con sus fieles

Tras dos años de ausencia debido a la pandemia, Los 10.000 del Soplao vuelven hoy con la prueba de bicicleta de montaña

Marco García Vidart

Cabezón de la Sal

Viernes, 20 de mayo 2022, 22:40

A más de uno, seguramente, se le escaparán lágrimas. Por lo que sea. De emoción por enfrentarse a un reto mayúsculo por el corazón verde de una Cantabria con la primavera en su apogeo. Por la explosión de rabia, humanamente comprensible, por los dos años que el maldito covid ha privado de casi todo. Por su culpa, también habrá algún dedo apuntando al cielo. 'Va por ti'. La de hoy, a las ocho de la mañana, no será una más de las salidas de Los 10.000 del Soplao. Con la de este sábado, serán 14. No. No será una más. Con la que ha caído, con dos años de ausencia cortesía del bicho, no puede haber más ganas de pasar bajo ese pórtico de salida escuchando el 'Thunderstruck' de AC/DC que en Cabezón suena como la mejor música del mundo. 3.860 valientes desfilarán este sábado camino de otros 3.860 retos. Cada uno, el suyo. Ni más ni menos importante que el del compañero que vaya al lado. En Cabezón, este sábado es día de fiesta. Porque el Infierno Cántabro vuelve a abrir sus puertas. A reencontrarse con sus fieles que, ya por la tarde y la noche, regresarán con una buena kilometrada en las piernas y con la sensación de que la vida, por fin, parece que ya sí ha vuelto a la normalidad.

Ayer era día de nervios. De pasarse por ese parque Conde San Diego convertido en lo que en otros sitios llaman la 'feria del corredor'. «El monte me pregunta: '¿dónde están los del Soplao?'. Y yo le respondo. Ya están aquíiiii'». Nacho Barquín, el 'speaker' de la prueba, amenizaba con sus comentarios la tarde. Y de paso, radiografiaba la importancia que ha cobrado Los 10.000 del Soplao a nivel nacional. A muchos les preguntaba la procedencia, y en las respuestas estaba reflejada toda España. Casi 700 de Madrid, el lugar con más participantes; casi 600 de Cantabria, unos 400 de Galicia, más de cien alicantinos, 34 canarios... Menos de Ceuta, Melilla y Soria, gente de todas las provincias españolas. El Soplao también traspasa fronteras. Hay inscritos 17 portugueses, y también gente de Colombia, Rumanía, Estados Unidos, Países Bajos, Francia, Suiza y Alemania.

La opción preferida por los participantes

Son 166 kilómetros. Con rampas constantes. Con tramos de carretera y pistas interminables. El recorrido estrella de Los 10.000 del Soplao pone a prueba todas las voluntades. El 'tapón' que se forma en La Cocina, el avituallamiento en la Casa del Monte de Ucieda, la eterna subida a Cruz de Fuentes o las duras rampas del Negreo ya son postales significativas del deporte cántabro.

Francisco Portillo, un ciudadrealeño de Valdepeñas, fue uno de los primeros en recoger su dorsal, tras la señal a las 16.30 horas. El 1.549 le tocó en suerte. Como la mayoría de los inscritos, optará al recorrido llamado 'finisher'. El más bestia, con sus 166 kilómetros y todas las subidas posibles. «Es mi segundo Soplao. Qué ganas tengo. Después de tanto tiempo...». Su objetivo no era otro que el de «disfrutar y terminar».

Javier Rosendo
Imagen principal - El Infierno Cántabro se reencuentra con sus fieles
Imagen secundaria 1 - El Infierno Cántabro se reencuentra con sus fieles
Imagen secundaria 2 - El Infierno Cántabro se reencuentra con sus fieles

Francisco ya está avisado de lo que se le viene hoy encima. No así los barceloneses Antonio Luna y José Manuel Matamoros. «Debutantes», señalaban con una sonrisa. «Después de la pandemia, había que hacer algo». De la carrera no sabían mucho, «aparte de que es el infierno», decía entre risas José Manuel. «Pero estamos acostumbrados a rodar, a horas de bici», añadía Antonio. En su estreno en El Soplao, no quieren otra cosa que «ir tranquilos, regulando. Pasarlo bien y comer un cachopo». Su cuartel general para este fin de semana en Cantabria está en Santillana.

También allí encontraron alojamiento para estos días en los que la zona occidental de la región está con el cartel de completo dos amigos gallegos –de Ferrol–, Miguel Ángel Galdo y Adolfo Pato. «Debuté en 2019. Y quedé el 800 y pico», decía orgulloso Miguel Ángel. «A ver cómo me va y la meteorología. Quiero acabar bien y llegar sobre las 18.00 horas». Adolfo escuchaba divertido a su amigo antes de intervenir él. «Es que yo debuto. Pero vengo de hacer 130 kilómetros el pasado sábado en Pontevedra, ¿eh?», comentaba entre risas. Por su distinta ubicación en la salida –se sale en posiciones más adelantadas según el resultado conseguido en la edición anterior– lo más probable es que tengan que correr separados. «Iré con calma», señalaba. Adolfo es de los que tiene muchas papeletas para 'mojar el ojo' al pasar por el arco de salida en la Avenida de Cantabria. «Llevo un año complicado. Una rotura en el bíceps, dos operaciones en un pie... Creo que me voy a emocionar».

Javier Rosendo

A la tercera

El reguero de participantes en busca de su bolsa era constante. Costaba encontrar a corredoras, pero también las había dispuestas a retar al Infierno Cántabro. Y a derrotarlo de una vez por todas. Rosa Sandoval y Raúl Romero venían de Madrid, la comunidad que más inscritos aporta. Y ella, mexicana de origen, estaba más que dispuesta a terminar ese recorrido 'finisher'. «Es la tercera vez que lo intento. En la primera, era muy primeriza y me pillaron los tiempos de corte. Y en la segunda, recortaron el recorrido por el mal tiempo». Si ella es la experta en el recorrido, Raúl era el debutante del dúo. «Es que me engañó. Me dijo que no había cuestas», afirmaba entre risas. La pareja, que se aloja en Cóbreces durante este fin de semana, irá junta en su camino por el infierno. «Nos alternaremos en tirar», afirmaba Raúl. Rosa daba las pautas que deben conducir al doble éxito. «Parar poco en los avituallamientos para no perder mucho tiempo, subir sin 'quemarse', y en los tramos de carretera pillar una 'grupeta' que te pueda llevar rápido».

Javier Rosendo
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Rosa guiará a Raúl por un recorrido que aportará dos novedades a los participantes en esta edición. Una nueva bajada en Celis, con un recuerdo de la organización a Luis, un amigo y colaborador que falleció en un accidente, y un tramo entre Puentenansa y Carmona. Ambas encaminadas a eliminar asfalto y poner más tramos de naturaleza. El cumplir o no con los tiempos de paso hará que se opte por los cuatro recorridos posibles, de menor a mayor dificultad: bronce, plata, oro y el que los aglutina a todos. El 'finisher'. El que posee todos los nombres de las salas míticas del infierno. La Cocina, El Moral, Fuentes... Y el Negreo. La última pared antes de enfilar el camino a la línea de meta. Allí habrá lomo a la brasa para quien quiera darse un pequeño homenaje antes de encarar el último tramo de un sueño que habrá empezado a las ocho de la mañana con los acordes de 'Thunderstruck', elegida en 2007 porque el cielo masacró sin piedad a los 457 pioneros que iniciaron esta aventura. Para hoy, por suerte, las previsiones son mucho más halagüeñas, con un tiempo casi despejado, aunque se nubla a media tarde. Hasta el tiempo ha querido ser benévolo con el Infierno Cántabro. Porque la añoranza ha sido recíproca. Las montañas también han echado de menos a esas miles de voluntades que, por un día, se atreven a retarlas. Tras dos años de espera, Los 10.000 del Soplao reabren las puertas de ese infierno de color verde en Cantabria.

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