Secciones
Servicios
Destacamos
La Bonette-Restefonds es otro planeta dentro de la tierra. Sin una brizna de vegetación en su cumbre. Solo piedras machacadas por el sol, el viento y la nieve en invierno. Por ahí ha pasado el Tour, pero muy poquitas veces. De ahí que no ... esté en el imaginario ciclista como el puerto más alto de la ronda gala. Pero lo es. Sus 2.802 metros son más que el Galibier, que con 2.642 metros en muchas ediciones suele ocupar el primer lugar en cuanto a altitud en el Tour. Sea el que que sea, quien pedalea en esas cumbres siempre habla de lo mismo. El aire falta. El cuerpo se ralentiza. El esfuerzo es agónico. La naturaleza, en forma de condiciones extremas, plantea al ser humano un reto mayúsculo.
Hay una carrera ciclista en el mundo en el que incluso la Bonette-Restefonds sería un descanso. Una prueba exótica para el ciclismo europeo pero que en la que cualquiera de sus puertos –el que menos altitud tiene son 2.950 metros– es más alto que el más bestia de la Grande Boucle francesa. El Tour de Qinghai, en China, se celebró entre los pasados 9 y 16 de julio. Y allí participaron dos cántabros, Antonio 'Chava' Angulo y Miguel Ángel Fernández, enrolados en el Burgos BH. Sufrimiento, agonía, falta de aire... Los dos cántabros coinciden en el relato de una prueba mucho más que dura.
«Qué paliza...», señala Fernández. «Es que además, el viaje de vuelta han sido 41 horas». Pero el cántabro, que tuvo que abandonar en la penúltima etapa, está contento con sus prestaciones en China. «Cuatro puestos entre los diez primeros, con dos cuartas plazas». El 'pero' ha sido el no levantar los brazos. «Quería ganar». La voz de su paisano 'Chava' Angulo suena con una paliza similar. «Cansado. Muy cansado. Sabíamos que iba a ser duro». El equipo se quedó a punto de ganar la general con el uruguayo Eric Fagúndez, aunque una decisión polémica de los jueces en la última etapa hizo que fuese segundo. «A nivel colectivo sí estoy contento, pero no a nivel individual», añade el 'Chava'.
Fernández no hizo ninguna preparación especial para correr en Qinghai, cuyas etapas se disputaban en los alrededores del lago del mismo nombre. «Fui a ver qué pasaba». Angulo sí estuvo «cuatro o cinco días en una cámara que simulaba la altura. Pero lo de competir en altura no lo llevaba entrenado». La primera etapa, llana y en un circuito, quizá fue para 'aclimatar' a los extranjeros que allí corrían. Con inicio y final en Xining, 108,8 kilómetros. Pero es una ciudad a más de 2.200 metros de altitud...
«Pero al segundo día, con un puerto de verdad...», resalta Angulo. El Monte Lajishan es un 'fuera de categoría'. 20,5 kilómetros de ascensión y su cima está a 3.828 metros de altitud. «Empiezas a ver que no eres capaz de hacer nada. Que las piernas no giran igual. Hay una sensación de vacío. No vas. Cada kilómetro es una agonía», añade el 'Chava', todo un doble ganador de la Copa de España en élite y sub-23. Y los esfuerzos no solo se notan en esas subidas inconcebibles en el ciclismo europeo. «Un día me tocó esprintar en una meta volante. Cuando acabó el sprint, me faltaba el aire», comenta Fernández. «Tardé tres o cuatro kilómetros en recuperar». De lo insólito de la carrera da idea que «todas las noches hemos dormido por encima de los 2.500 metros de altitud. Incluso un día, el hotel estaba a 3.300 metros. Te despiertas y notas que no entra aire en los pulmones», recalca Fernández. Lo que permite subir esas montañas –el techo del Tour del Qinghai es el Dadongshu, un segunda con su cima a 4.108 metros de altitud– es que «no hay rampas como en puertos europeos del 14 o el 15%. Son 'ochos' o 'nueves' por ciento», dice el Chava. «Pero el agravante es la altitud. Un 2% en llano es una tortura. Es como si respirases con una bolsa de plástico puesta en la cara».
Sensaciones
La altitud ha mermado las prestaciones de los dos cántabros del Burgos BH. «Se nota en cuanto a los vatios de potencia. No llegas a lo que das aquí», incide Fernández. Angulo lo cuantifica. «Cien vatios menos de lo normal. Y en cuanto a pulsaciones, 30 o 35 menos del máximo que doy en casa». Aún así, el sprinter de la escuadra morada apunta que «cada día me iba encontrando mejor». A pesar de la dureza y de que tuvo que abandonar en la penúltima etapa «con problemas gástricos», el Tour de Qinghai ha servido para que Miguel Ángel Fernández recuperase «las buenas sensaciones, tras varios meses con temas de alergias».
El Chava Angulo reconoce que «no lo he pasado bien. Deportiva y psicológicamente han sido de las etapas más duras de mi vida». Tanto que en muchas ocasiones se llegó a plantear el bajarse de la bici. «Pensé que no merecía la pena seguir. En esas rectas, solo, te replanteas muchas cosas». Pero su profesionalidad y el tirar «de casta y valor» es lo que le hizo completar la vuelta.
Portugal, Turquía... Miguel Ángel Fernández buscará opciones para brillar para ver si «hay una opción de ir a la Vuelta a España». Angulo reconoce que su temporada hasta el momento «no ha sido buena», prefiere olvidarse de esa opción de una grande y centrarse en carreras como «Ordizia, Castilla y León, Getxo, Portugal...». Poco a poco ambos empiezan a olvidar la paliza del Tour de Qinghai y sus cuestas hacia un cielo sin aire. Pero Asia les ha cautivado. «Me ha gustado, aunque sea dura y haya sufrido», destaca Fernández. «Estoy orgulloso de haber estado y de haber sobrevivido», añade entre risas el Chava. «Sí repetiría la experiencia. Ya sabría a lo que me enfrento».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.