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El tiempo, con esa manía que tiene de no pararse, hace que por ley de vida a las personas que van cumpliendo años les choquen una serie de cosas. A esas y que sean aficionadas al ciclismo, mentar a un tal Miguel Induráin es ... como nombrar a un semidiós. Y a los chavales que forman en esta temporada en el Gomur-Cantabria Infinita, pues sí, les sonará. Por aquello de tener cierta cultura en lo que hace uno. Pero cuando nacieron, hacía mucho que el mito de Villaba había dejado de dar pedales. Ellos son más de los Pogacar, Vingegaard, Van Aert, Van der Poel...
Y también de un tal Pelayo Sánchez. En su decimotercera temporada en la carretera, la tropa rosa rodaba ayer por primera vez junta. Los primeros kilómetros de 2024. Y tras la 'trisca' de unos 140 kilómetros, en la comida en el Restaurante El Tocinero, en Camargo, y que hace de sede de esta primera concentración en este fin de semana, salió el nombre de Pelayo. En esa comida había silencio, lógico entre chavales que en varios casos se habían conocido ayer mismo. «Si llega a estar aquí Pelayo», señala entre carcajadas Alejandro González. «Es que no callaba». Más silencios. Pero también miradas cómplices. Pelayo Sánchez corre en el Movistar, en el único equipo español del cielo del ciclismo, el World Tour. Y hace pocos días ha levantado los brazos en la Challenge de Mallorca. En el año 2019, más o menos por estas fechas, Pelayo Sánchez era uno más en la mesa del Gomur. Un 'criuco' que venía al equipo rosa a hacerse ciclista. Cinco años después, Pelayo es el nombre que suena. Por edad -aún no tiene 24 años- no es mucho mayor que la mayoría de 'gomures'; por el momento que vive... Y porque Pelayo es el guía del camino. El ejemplo de que en el Gomur-Cantabria Infinita algo saben de enseñar el oficio de ciclista.
El grupo Catorce ciclistas componen la plantilla de este año. Tres élites y el resto, sub-23. Siete, además, son cántabros
El líder Como en todas las temporadas, la carretera elegirá quién es el jefe de filas de turno en la escuadra rosa
«Es que hace 'dos días' que estaba aquí». A 'Jandro' se le ilumina la voz cuando habla del chaval asturiano de Tellego. El que más alto ha llegado desde que en un ya lejano 2011, a finales, la empresa Gomur rescatase al ciclismo cántabro de élite y sub-23 -la categoría vital en la que enseñar el oficio de ciclista- para teñir la carretera de rosa a partir de 2012. Infinidad de victorias, dos generales de la Copa de España con el 'Chava' Angulo... Pero el mayor premio es que los chavales den el salto a profesionales para ganarse las alubias con la bici en equipos de la más diversa índole.
El ilustre predecesor de rosa ha sido una de las comidillas en este fin de semana. «Es que muchos chavales se conocen, de otras categorías», añade Alejandro González. «Les ilusiona mucho» que uno de los suyos hasta hace nada -luego ha estado tres cursos en el Burgos-BH- esté ahora en el cielo del ciclismo. «Yo lo que quiero es que pasen a profesionales. Que pasen y que les vean. Luego se tienen que dar muchas cosas: tener cabeza, 'motor', suerte...».
Camino de los 69 'tacos' Alejandro ya hace tiempo que delega muchas de las labores de dirección en Bruno, su hijo. Pero ambos, junto a David Gutiérrez y Roberto Urteaga, son los que hacen un poco de todo, desde dirigir al equipo hasta engrasar una cadena. Solo David de la Calle, el preparador físico, tiene una labor algo más específica. Pero los muchos años de ciclismo al frente de la estructura de la escuadra de Camargo no consiguen mermar la ilusión por el ciclismo de 'Jandro'. «Es que creo que hay un equipo guapo otra vez. Y eso que me han llevado a cuatro o cinco de los buenos de la pasada temporada», añade entre más risas sobre una constante que le ha pasado al equipo rosa en todo este tiempo. Conjuntos con más renombre se llevan a posibles perlas que han vestido de rosa. «Hay un francés en el equipo, Maxime Renoux... Cómo sube el tío. Y el granadino...». Ese granadino al que hace referencia es Alejandro Ropero, el más 'viejo' de la plantilla a sus aún 25 años. «Viene de un equipo continental. Nos dijo que ya nos conocía y que en amateur, sólo quería correr en el Gomur-Cantabria Infinita». Además de guapo, el equipo de este año es el más cántabro, ya que siete de sus 14 integrantes son de la región. «Es una muy buena noticia. No hay mucho donde elegir, pero algo podemos escoger», apunta con orgullo 'Jandro'. El palmarés en las doce temporadas anteriores -en 2023 el equipo rosa ganó, entre otros títulos, la general por escuadras de la Copa de España y Sergio Trueba se llevó el título en élite- han convertido al Gomur en una «opción buena». Y además, por la manera de formar a sus ciclistas. «Con calma, con cariño. Les enseñamos un oficio. Y les damos un buen calendario, desde febrero hasta septiembre».
Alejandro Ropero tiene que ser «una figura importante», resalta Bruno González. Pero será como siempre la carretera la que elija al jefe de filas del Gomur-Cantabria Infinita. El principal objetivo, que no sea el líder de un grupo, sino un amigo por el que dejarse hasta el último aliento. Y para ello están los fines de semana como este. Ayer, casi 140 kilómetros de entrenamiento por Treto, Colindres, la Bien Aparecida, Fuente Las Varas, Alisas... Y hoy los nuevos conocerán los Valles Pasiegos. En un alto, se parará un ratuco para degustar un trozo de quesada, uno de los 'pegamentos' tradicionales en todos estos años y que ayudan a que el proceso de convertir a un grupo de ciclistas en uno de amigos vaya lo más rápido posible.
Casi tan rápido como van los 'gomures' por la carretera. En estos 12 años -13 temporadas con la que va a comenzar- en la carretera, Alejandro González ha visto un cambio abismal en el ciclismo de estas categorías. «Cada vez andan más, van a una velocidad de pánico. Todo el mundo se prepara a tope, también en cuanto a la mecánica de la bici, la alimentación... Hace 20 años, estos chavales serían un equipo profesional. Y por eso es muy difícil ganar». Por esa igualdad, el que gana «es el más listo. Un Pelayo, por ejemplo».
Chava Angulo, Mario Aparicio -que también ha ganado hace poco, en los Emiratos-, Alejandro Franco, Iván Cobo... Ciclistas que una vez vistieron de rosa y que ahora se ganan la vida como profesionales. Pero el ejemplo máximo es Pelayo. El que más lejos ha llegado y que ahora, hasta gana a corredores de esos que se ven por la tele. «Cómo no se van a ilusionar», concluye 'Jandro', emocionado por ver cómo uno de sus niños brilla entre los mejores ciclistas del mundo.
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