«Pogacar es un corredor excepcional; no hay que ponerle límites»
Josean Matxin Técnico del UAE ·
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Josean Matxin Técnico del UAE ·
Quien fue el director deportivo del Saunier ha llevado de la mano al nuevo campeón del Tour desde su etapa como juvenilJ. GÓMEZ PEÑA
Santander
Martes, 22 de septiembre 2020, 07:11
Josean Fernández 'Matxin' nació en el País Vasco, pero sin renunciar a sus raíces ya es, tras más de dos décadas, un cántabro más. Tiene 49 años y lleva casi tres décadas ejerciendo una función, la de director ciclista, en la que nunca pensó. Ahora ... es el mánager del equipo UAE, financiado por los petrodólares, y acaba de ganar con un debutante, el esloveno Tadej Pogacar, la gran carrera, el Tour de Francia. Matxin es una figura clave en esa historia.
-Ganar el Tour con uno de sus corredores es la culminación de un proceso que comenzó en los años noventa.
-El camino no es siempre una autopista. Hay baches. Pero cuando buscas el destino acabas encontrándolo. Soy el mismo ahora que estoy en un momento fantástico que cuando estaba en un bache.
-Fue ciclista aficionado. ¿Cuándo se da cuenta de que su futuro es ser director deportivo?
-Ni me lo planteaba. Yo iba a debutar como ciclista profesional en un equipo, el CHCS, que al final no salió. En 1992. Era un amateur discreto y habría sido un profesional paquete. Seguí corriendo como aficionado en un equipo bastante desorganizado. Los propios corredores nos encargábamos un poco de todo. Así empecé a ocuparme de conseguir hoteles, material, carreras... Mis compañeros me animaron a dirigirles. Me sentí muy valorado por los ciclistas y ahí sigo. Esa ilusión continúa intacta.
-Construye un buen equipo con Saunier Duval, segunda experiencia cántabra en la élite mundial tras el Teka. Tras la expulsión del Tour 2008 por el positivo de Ricardo Riccó, ¿cómo sobrevivió profesionalmente?
-Al final, el trabajo perdura sobre el resto. Sales de algo así tratanto de ayudar a los ciclistas, auxiliares y técnicos, luchando para colocarles en otros equipos. También me pasó en 2012, cuando Geox dejó de patrocinarnos tras ganar la Vuelta. Mi objetivo fue siempre salvar a los que trabajaban conmigo. Saben que yo muero por ellos. Cuando más creces, más expuesto estás a las críticas. No soy tan bueno ahora ni tan malo en aquellos momentos. Recuerdo que en febrero de 2012 ya los había colocado a todos y que yo era el único sin nada.
-¿Qué hizo?
-Bueno, colaboré con la Cope y con alguna selección ciclista en el Mundial. Tuve tiempo para hacerme una casa a mi medida. Ese año me vino bien para dedicarme tiempo. Para respirar tranquilo. Me dio estabilidad.
-Y comenzó a trabajar como cazatalentos.
-Intuí que venía una camada de corredores que iba a irrumpir muy fuerte. Antes se buscaba ciclistas con experiencia. Ahora lo que prima es la información. Internet nos facilita muchos datos. Los jóvenes los tienen, los manejan. Y salen a correr sin complejos. Vi que por ahí iba el futuro. Hablé con Patrick Lefevere, mánager del Quick Step. Me pidió un informe y me dijo que me iba a contestar en una semana. Me llamó un minuto después y me dio el OK. Creyó en mí. Hoy, su equipo está lleno de corredores jóvenes. En cierto modo, me siento parte de eso.
-Ahí, como ojeador, conoció a Tadej Pogacar.
-Había oído hablar de él, de un juvenil. Me puse en contacto con Andrej Hauptman, al que yo había dirigido en el equipo Vini Caldirola. Él había sido director de Pogacar. Conocí a Tadej en febrero de 2017. Fui a Croacia. Había una carrera en la que participaban ciclistas croatas y eslovenos de treinta años y que habían sido profesionales. La meta estaba en un castillo precioso, con un cuesta de dos kilómetros y pavés al final. Vi cómo arrancaba Tadej, con 18 años. Les puso contra las cuerdas. Y perdió la carrera porque se le soltó la zapatilla del pedal a cien metros de la meta.
-El descubrimiento.
-Sí. Por su desparpajo, su descaro y el potencial que tenía. Fui a hablar con él. Era tímido. Y me sorprendió verle con unas zapatillas viejas, que tendrían seis años. Por eso se le salió el pedal. Tenía las piernas de un cadete que lleva dos días montando en bici, sin hacer. Su cuerpo no era el de un atleta. Estaba claro que su margen de progresión podía ser enorme.
-Al final los dos acaban en el equipo UAE.
-En la pretemporada de 2019 dije que Tadej era un campeón. Que así teníamos que tratarlo. Con un calendario adecuado. Ganó en Algarve y California. Fijamos un plan de crecimiento. Gradual. El primer año no tenía previsto correr la Vuelta. Pero es que iba a cada carrera y brillaba. Y en vez de correr veinte pruebas dispersas, decidimos llevarlo a la Vuelta. Acabó tercero. Y este año lo mismo. Hemos acelerado el proceso y le hemos traído al Tour.
-Pogacar da la imagen de ser un chico tímido que se convierte en un ciclista voraz.
-Así es Tadej. Es excepcional. Educado, agradecido. Los compañeros le adoran. Siempre se está preocupando por el resto del equipo. Cuando le dicen que ha ganado el Tour solo, lo niega. Incluso recuerda que la contrarreloj la hizo con la ayuda de su equipo. Un compañero vino a hacer un test en el recorrido de esa etapa. Los técnicos la analizaron, vinieron dos meses antes. Se probaron materiales. Por ejemplo, la bicicleta de contrarreloj sólo llevaba un plato para aligerar peso. Todo estaba muy preparado.
-¿Cómo vivió la contrarreloj desde dentro?
-Fue una trabajo de equipo. Allan Peiper (director), que es un crack, lo planificó todo. Cuánto tiempo se perdía en el cambio de bici antes de la subida, cuál era la mejor posición en la bici ya en el puerto... En la primera parte de la crono íbamos preocupados en el coche. Le pedíamos a Tadej que regulara. Los cinco segundos del cambio de bici le vinieron hasta bien para coger aire. Fue muy emocionante. Los minutos hasta que llegó Roglic fueron eternos.
-Si tenían la crono tan planificada es porque preveían que Pogacar podía ganar el Tour...
-El foco tiene que estar en hacerlo lo mejor posible: ser el mejor joven, meter a Tadej entre los cinco primeros... Había sido tercero en la Vuelta 2019 con una gran tercera semana. Le había ganado a Roglic en la crono del campeonato esloveno. Eso, quizá, le afectó a Roglic; le hizo dudar. Tadej es tranquilo, la presión no le afecta.
-Usted y Mauro Gianetti dirigían el Saunier Duval en el Tour 2008, cuando el equipo fue expulsado, y dirigen ahora el UAE. ¿Cree que esa presión mediática puede afectar a Pogacar?
-No. Cuando consigues un buen resultado, siempre hay quien te recuerda los momentos malos. Es ley de vida. Cada uno tiene su opinión.
-Pogacar acaba de cumplir 22 años. Tiene un Tour, vale para clásicas, montaña, contrarreloj... Le van a pedir que gane todo.
-Bueno, el año pasado le sucedió a Bernal. Vienen muchos jóvenes. No estamos en la época de Tadej, ni en la de Evenepoel, ni en la de Bernal. Cada año pueden cambiar las cosas. Nada está escrito. Es lo bueno del ciclismo.
-¿Dónde está su límite?
-No hay que ponérselo. Tenemos que marcar objetivos y tratar de conseguirlos. Habrá días que no lo logre. Le ganarán. Aquí lo difícil es mantenerse.
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