Secciones
Servicios
Destacamos
Cuesta hacerlo. Pero ya hay muchas cosas guardadas en la memoria. Aunque al principio, daba respeto...» Jesús 'Chuchi' Maestegui es el alma mater de Los 10.000 del Soplao. Esa marcianada que comenzó en 2007, con un tiempo tan espantoso en lo meteorológico que nadie confiaba en que fuese a cumplir más que esa primera edición. Mejor dicho, casi nadie. El propio Chuchi aventuró que ese día nacía una prueba de leyenda. Y el tiempo le ha dado la razón. El sábado llega la decimocuarta edición del Infierno Cántabro. La que podía haber sido la decimosexta de no ser por el maldito por siempre covid, que ha hurtado las dos anteriores.
Los organizadores del asunto llevan ya meses trabajando. Porque de aquel 26 de mayo de 2007, cuando 425 'locos' se atrevían con la carrera, se ha pasado a los casi 4.000 que se darán cita en la carrera de bicicleta de montaña del sábado. Y la magnitud del reto asusta, aunque el hecho de haber repartido Los 10.000 del Soplao en tres fines de semana -este sábado sólo se celebra la prueba de bicicleta de montaña- ha hecho que sea un poco más llevadero. Hay que atender las necesidades de un ejército de ciclistas que llega desde el inicio de la Avenida Cantabria, en Cabezón, casi hasta Ontoria.
La necesidad más obvia es el agua. Para que no falte hidratación durante el recorrido. «Son unos 13.000 litros los que hay disponibles», señala Maestegui. En vasos o para rellenar las 'poncheras' de los ciclistas. «Porque antes, los botellines y los tapones los tiraban en las pistas». Y la consigna de Los 10.000 del Soplao es dejar el monte mejor de lo que se encontró. «Hemos ido aprendiendo y, por suerte, también la gente se ha ido concienciando. Cada vez es más consciente de esa necesidad de no tirar las cosas. Ahora sólo lo hace una pequeña minoría».
30.800litros de bebida, repartidos entre 13.000 de agua, 12.500 de Coca Cola y 5.300 de Aquarius.
14.040plátanos habrá a disposición de los participantes.
13.300sandwiches. De jamón y queso y de nocilla.
600kilos de fruta, más 500 de gominolas, 300 de lomo y 2.000 bocadillos de jamón.
El tiempo, que haga más o menos calor, condiciona el consumo de agua y de otra bebida que apetece ante semejante 'trisca' sobre la bici -el recorrido más asequible son casi 70 kilómetros y la opción más larga es de 166-. «De Coca Cola hay 12.500 litros». Si hace un día de más calor, se consume «más agua, porque no apetece una Coca Cola caliente». Si hace más frío, se consume más Coca Cola. A los que les van más las bebidas isotónicas, tendrán a su disposición 5.300 litros de Aquarius. En total, a lo largo del recorrido más exigente, el llamado 'finisher', habrá siete puntos de avituallamiento. «Y con el de la línea de meta, ocho», añade Maestegui.
El avituallamiento sólido también acarrea cifras de vértigo. La experiencia de los años ha hecho ver a la organización que debe primar cosas que se digieran fácil en un día de tanto esfuerzo. «Así que para este sábado habrá 13.300 sandwiches, entre los de jamón y queso y los de nocilla», destaca. Para los más golosos, 500 kilos de gominolas. Y de fruta fresca, 600 kilos. La cifra más alta de todo el día es para la fruta estrella de un deportista que haga una prueba de fondo. Los 'beteteros' que afronten el sábado la carrera de Los 10.000 del Soplao habrán comido plátanos hasta hartarse, la mejor forma de llenar sus reservas de potasio, algo simplemente esencial para su rendimiento. Para que tampoco falten ese día, 14.040 plátanos les esperarán en los puntos de avituallamiento.
En el del Negreo, quien esté algo harto de comida de deportista tendrá allí 300 kilos de lomo a la plancha. Y en Bárcena Mayor habrá 2.000 bocadillos obtenidos de 200 kilos de jamón. Quien quiera acompañarlos, puede echarles alguno de los 10.000 sobres de ketchup y mayonesa. Ambos son lugares por los que hay que pasar antes de un tiempo determinado para poder seguir en la carrera. El punto de control en Bárcena Mayor es a las 16.30 horas. «Los que anden ya por allí no habrán comido nada», comenta Maestegui. Y antes de encarar el Negreo hay que pasar como máximo entre las 19.30 y las 20.30 horas. Con un 'bocata' de lomo, todo se verá de un modo más optimista antes de encarar el último tramo de la carrera. «A esa gente que anda menos, les damos allí una alegría», añade el organizador de la prueba.
Lo que nunca hay a disposición de los participantes del Soplao son geles de glucosa. «No los damos», recalca 'Chuchi' Maestegui sin dudarlo. «Porque a quien no esté acostumbrado a tomarlos, le pueden sentar mal. Además, mucha gente, de forma inconsciente, los tira».
Los años de experiencia ha hecho que la organización de Los 10.000 del Soplao vaya casi a tiro hecho. A lo que funciona o a lo que más le demandan los participantes. «Ves a Nadal jugando cuatro horas al tenis y lo que come son plátanos y bebe agua y bebidas isotónicas. ¿Qué vamos a inventar nosotros?», señala entre risas Maestegui. Esa evolución también ha estado marcada por su gran premisa de no ensuciar lo más mínimo el monte. «Damos nocilla porque no podemos dar cosas envueltas, como pastelitos. Porque la gente tira el envoltorio». Aunque ahora son los menos, sigue habiendo quien tira los desperdicios al suelo. Pero ahí se topa con el ejército de personas implicadas en Los 10.000 del Soplao. «Tras la prueba, damos una vuelta por el recorrido. O dos. O las que hagan falta», dice con rotundidad Maestegui. «Para no dejar nada en el monte».
A día de hoy, ya está todo listo. Sólo faltará distribuir todo en los puntos de avituallamiento. Para los que tengan más prisa y para los que sólo quieran terminar la prueba habrá bebida y comida más que suficiente en un reto logístico acorde al mayor evento deportivo de la región.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.