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Borja Ortiz en plena ascensión en unos de sus retos en bicicleta por la provincia. DM
Al techo del mundo se va por Los Machucos

Al techo del mundo se va por Los Machucos

Borja Ortiz saldrá mañana de Bustablado para ascender 26 veces el puerto cántabro y acumular 17.700 metros de desnivel en positivo, el doble de los que tiene la montaña más alta del planeta en un curioso reto personal

Marcos Menocal

Santander

Jueves, 14 de octubre 2021, 07:10

Los amigos de Borja Ortiz Pereda (Santander, 1978) se echan a temblar cuando algo le llama la atención. Su trabajo consiste en estar en constante contacto con la naturaleza y de ahí que de vez en cuando le persiga un afán irrefrenable de sortear montañas y de surcar mares. «Siempre me ha parecido algo muy interesante superarse a si mismo», explica, con la intención de dar alguna razón –por peregrina que le pueda parecer a quien le escucha– que justifique su próximo objetivo. Borja tiene pensado el viernes, a las 00.00 horas, subirse en su bicicleta en Bustablado, a los pies de Los Machucos, y subirse el coloso que la Vuelta a España convirtió en leyenda, 26 veces consecutivas. Es un subir y es un bajar... «Se trata de acumular el desnivel del Everest, 8.850 metros, pero por dos. Es decir, 17.700 metros. El doble», relata este amante de la aventura y de los retos locos. Toma esa.

Desde hace unos años, los desafiantes e intrépidos expertos en no estar quietos inventaron lo que se llama 'Everesting', que consiste en ascender sin tregua el mismo desnivel que tiene la montaña más alta del planeta. Ese curioso paseo tiene premio y diploma en un no menos que simpático club de los sin límites. Entre los que ya tiene su carné está Alberto Contador. Pues bien, Borja quiere entrar en el coto privado, pero por dos veces y el mismo día. «Se lo vi hacer el pasado mes de agosto a un chico en el la subida a Alto Campoo. Subió trece veces, hasta Brañavieja y le llevó doce horas. Lo pensé y dije: lo voy a hacer en Los Machucos y voy a subir el doble». No se arrugó.

«Fui un día a espiar la zona. Tardé 48 minutos y entre subir y bajar, una hora y diez minutos», señala el protagonista de esta singular forma de pasar el fin de semana. Porque Borja ha hecho cálculos. «Empezaré el viernes a las 00.00 horas y calculó que a las 17.00 horas habré acumulado un Everest y empezaré el camino hacia el segundo», insiste Borja. Como si no doliera. Mañana, a la medianoche, le despedirá alguien a quien su 'locura' le ha resultado llamativa, el presidente del Gobierno, Miguel Ángel Revilla, que ya le recibió ayer en su despacho para desearle suerte. El Ejecutivo y el municipio de Arredondo, donde está enclavado el puerto vertical de Los Machucos colaborarán en el reto. Habrá una pancarta de salida y una de llegada, en la cumbre, junto al monumento a la vaca pasiega que marca el final de la agonía para aquellos que se enfrentan a los desniveles del 18% y de hasta el 20% que esconden sus rampas. En el caso de Borja, saludará a la vaca 26 veces durante el fin de semana. «Calculo que me saldrán alrededor de 382 kilómetros y unas 42 horas. Finalizaré si va todo bien sobre las 16.00 horas del domingo», aclara. Pues eso, a la hora de la siesta. Lo justo para echar una cabezadita y a dar un paseo para matar el domingo,. Un helado o un chocolate, lo que le pida el cuerpo.

«Fui un día a espiar la zona. Tardé 48 minutosy entre subir y bajar,una hora y diez minutos»

Para tal hazaña personal, el aventurero montará un avituallamiento en Bustablado, en las faldas de la montaña. «Con barritas energéticas, fruta, sobaos, quesadas, leche... Si veo que tengo hambre iré a la taberna, que ya me han dicho que me ayudarán, y me como unos filetes de lomo con patatas», explica sin darse importancia. «Ah, y Coca-Cola, para por la noche», recuerda. Le mantendrá despierto, dice, con le dolor de piernas no podrá, peor al menos no tendrá ningún susto bajando con esas cabezaditas que se dan cuando llega el aburrimiento inesperado.

Un verso libre

«Cuando ves que eres capaz de hacer algo, intentas superarlo. Te sientes bien y quieres hacer otra y otra y así surgen estos resto», señala Borja buscando que el que lea estas líneas encuentre el convencimiento. Quizás nadie pueda emularlo, pero desde luego ese aire de mística, de épica y de lucha contra uno mismo cautive a quien lo lea. Es inevitable.

No es que Borja sea un meticuloso deportista de esos que siguen un método de entrenamiento cerrado al estilo de la escuela del este. Ni mucho menos. Se rige por sus sensaciones y sus deseos románticos. Da rienda suelta a lo que le fluye. «Llevo unos meses haciendo un día a al semana 130 kilómetros con cinco puertos, pero lo demás, lo que salga». Sonríe porque no es para menos.

Lo cierto es que el protagonista de este relato no es nuevo en esto. Ni mucho menos. Su pasión por darle vuelta a las leyes de la sensatez viene de lejos. En 2012 se lanzó a un peculiar triatlón que consistió en nadar de la Virgen del Mar a Puertochico (15 kilómetros), pedalear hasta Poncebos (120) y ascender a pie a la cumbre más alta de los Picos de Europa, Torrecerredo (2.648). Pero en 2014 se fue nadando de Santander a Castro Urdiales (52 kilómetros) y un año más tarde de Santander a San Vicente de la Barquera (54). Y lo cogió gusto. Y así que se volvió a enfrascar en un triatlón con su firma, que acabó en Los Lagos de Covadonga en bicicleta y una caminata posterior en la que unió los tres macizos de los Picos de Europa. «Luego me he centrado más en la bicicleta», avisa. Y tanto. En 2017 se subió el mismo día nueve puertos de Los Pirineos (265 kilómetros) y en 2019, su última 'borjada' le llevó 85 horas y 810 kilómetros en los que ascendió 27 puertos de Cantabria. Ese día engañó a Óscar Freire que le acompañó «un par de subidas». Y esquí de travesía y lo que haga falta. A Borja solo le basta con que le llame la curiosidad. Como a los gatos.

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