Cantabria espera con una etapa tramposa y otra de Tour de Francia

La Vuelta a España 2024 ha reservado para la región un poco de todo. No se puede pedir más. La etapa 17 será íntegra por las carreteras de Cantabria, saldrá de Arnuero y acabará en Santander, con kilómetros de costa para mostrarle al mundo y con repechos para complicarle la vida a los ciclistas y después se adentrará en las montañas para descubrir un pequeño coloso al estilo de Peña Cabarga llamado Estranguada. Tres días después la ronda saldrá de Villarcayo (Burgos), pero hasta llegar a la cima de Picón Blanco (también Burgos) recorrerá más de 140 kilómetros por la tierruca y serán los 140 kilómetros más exigentes que se pueden buscar. Cinco puertos y un sexto ya de despedida que comparten Cantabria y Burgos. Un diente de sierra sin descanso para poner a prueba las pocas fuerzas que queden después de tres semanas de competición y en la vísperas del juicio final.

Un escaparate perfecto. Así como en 2023 Cantabria quedaba un poco de camino hacia las cumbres de Asturias, donde el tríptico con El Angliru como protagonista obligó a suavizar el paso por la tierruca, para 2024 los responsables de la Vuelta en colaboración con los de Cantabria han buscado reinventarse. De esta manera, la jornada Arnuero-Santander tendrá una primera parte que bordeará la costa por Somo o Pedreña, la siguiente fase será una auténtica trampa. Acercándose por el Parque de Cabárceno y Sarón se llegará hasta la Estranguada, un puerto que la Vuelta tiene en mente desde hace años y que al final le ha decidido incluir en el recorrido.

Etapa 17

0

13

40

54,8

70,8

93

101

131

143

Etapa 20

0

34,2

55

73,8

92,9

111,2

146,3

171

Etapa 17

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Etapa 20

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Etapa 17

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Etapa20

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55

63,2

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Son seis kilómetros de estrecha carretea, con arbolado a los lados que absorbe al ciclista y con dos kilómetros cuyas rampas medias son del 14,5% y del 15,7%. Un pequeño coloso que puede coger desprevenido a alguno en la última semana de ronda. Sin respiro se bajará hacia a Miera, San Roque de Riomiera y se afrontará el ascenso de El Caracol, corto y mantenido pero que de nuevo exige un extra a los corredores. Se descenderá por una vertiente donde Alejandro Valverde, camino de Suances en 2088, pudo perder la general de la Vuelta a España por bajar al coche a ponerse un chubasquero. Nadie le esperó. Un descenso, no hizo falta más.

Y después de viajar un día al País Vasco y otro a La Rioja la carrera regresará de visitante a Cantabria para recorrer buena parte de esa etapa imaginaria que todo amante al ciclismo en la autonomía reivindicada cada vez que se presentaba el recorrido de la ronda. El encadenamiento de puerto tras puerto sin respiro; subir y bajar. Serán cinco puertos; el primero Estacas de Trueba, que por la vertiente burgalesa no es tan exigente y sin apenas desnivel. Será el primero. Después La Braguía desde Vega de Pas, algo más de seis kilómetros con buena carretera y rampas del 6% y el 7%.

Un descenso rápido a Selaya y otra vez para arriba, con El Caracol de por medio. Se subirá por donde se baja en la etapa 17ª. Dos kilómetros duros y luego más tendido. Y de nuevo bajar y subir y el premio gordo. Encadenarán el eterno Portillo de Lunada, con 15 kilómetros de ascensión que imita al Tour de Francia, otro descenso y de nuevo el Portillo de La Sía, otros siete kilómetros de subida con desniveles medios. Una cadena de 70 kilómetros donde no hay un metro llano. Y para abandonar Cantabria la Vuelta ha decidido que se afronte otro puerto sin final, Los Tornos, a caballo entre la región y Burgos. Todo esto antes de llegar a las faldas de El Picón Blanco, una pared burgalesa de otros siete kilómetros cuya cima abre las puertas del cielo. Es una etapa que se llevaba esperando año. No se la pierdan.