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En el pueblo de La Hermida, a mano derecha. Allí arranca la subida al pueblo de Bejes. Se trata de seis kilómetros con un desnivel medio superior al nueve por ciento y que sin duda convierten a la ascensión en dura, exigente y atractiva. Y ... además, se encuentra en la comarca de Liébana, que es el argumento prioritario para el Gobierno de Cantabria. Con todos estos elementos encima de la mesa, tan solo falta que a finales de esta semana, los responsables de la Vuelta Ciclista a España que vienen a supervisar el escenario sobre el terreno, digan que sí para que Bejes se convierta a su vez en el final de etapa inédita que busca Unipublic, organizador de la Vuelta a España, y el Ejecutivo cántabro, el mecenas del acontecimiento.
Cantabria y la Vuelta a España volverán a ir de la mano en 2023 y dada la celebración del Año Jubilar Lebaniego el año que viene la petición del Gobierno es que el final de etapa sea en la zona de Liébana. Obviamente ambas partes tienen en la recámara por si es necesario, tanto la ascensión final al Monasterio de Santo Toribio como el atractivo e incómodo ascenso hasta Fuente Dé, que quedó grabado en las retinas de los aficionados y la memoria de la ronda ciclista como una de las etapas más vistosas de la última época. No obstante, el deseo esta vez es reinventarse y encontrar algo nuevo. Se quiere sorprender una vez más, como ya se hiciera con Los Machucos en 2017 o con el Pico Jano la pasada edición. La primera de las opciones es la subida a Bejes, que reúne, al menos para el Ejecutivo cántabro, las características que se buscan. Al final de esta semana acudirán los responsables de la ronda, entre ellos el exciclista profesional Fernando Escartín, a supervisar el terreno. Además de la espectacularidad también se han de analizar las posibilidades para albergar la caravana y toda la estructura que supone la Vuelta a España.
En principio, la ascensión desde La Hermida a Bejes es de algo más de seis kilómetros, con parciales cuyas rampas superan los dos dígitos de desnivel. La carretera es estrecha y muy propia de los finales que durante la última década están caracterizando a la competición, convirtiéndose en algunos casos en un signo de identidad de la Vuelta a España.
En este caso, existe una ascensión inicial hasta la localidad de Bejes con la carretera ya asfaltada. A partir de ahí existirían otros cuatro kilómetros más cuyo pavimento actual es de hormigón, con desniveles por encima del 11% y que, en principio, no está contemplado que se llegue hasta allí. Ese último tramo tiene el nombre del Salto de la Cabra y si se computase toda la ascensión, desde La Hermida, el resultado sería un puerto de diez kilómetros al 9,8% de desnivel medio. Una pared. En cualquier caso serán los responsables de la ronda los que den el OK a la subida a Bejes o por el contrario opten por buscar otro final inédito. Liébana espera impaciente.
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