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La Vuelta llegará a Cantabria el viernes 28 de agosto, cuando se disputará la etapa entre Castro Urdiales y Suances, como adelantó El Diario Montañés. La etapa partirá de Castro para recorrer la CA 141, la N-611, y la CA-235 en ... un recorrido que arrancará en la costa oriental, se adentrará en el Besaya y alcanzará la costa occidental para terminar en Suances. Será la 13ª etapa, situada entre el segundo y el tercer día de descanso de la ronda. El día anterior el pelotón habrá transitado entre la base militar de Castrillo del Val y Aguilar de Campoo, mientras que la siguiente tendrá lugar entre Villaviciosa y La Farrapona.
Tras partir de Castro, el pelotón pasará por Liendo, Laredo, Colindres, Santoña, Noja e Isla para tomar dirección hacia la bahía de Santander. Una carretera que pese a discurrir a la vera del mar cuenta con desniveles propicios para que se produzcan los primeros ataques del día o con tramos que, en caso de viento fuerte, pueden propiciar algún susto a los favoritos.
Al llegar a Galizano se seguirá por la misma carretera costera para transitar por Loredo, Pedreña, Pontejos y Astillero. Un tramo más tranquilo y el momento ideal para que la posible fuga consolide su ventaja, siempre y cuando los aspirantes al liderato final no quieran convertir el recorrido en un infierno. De ahí el pelotón abandonará la bahía para adentrarse en Camargo y llegar después a Torrelavega evitando la autovía, en concreto a través de Mogro, Miengo y Cudón, donde los aspirantes a cruzar la línea de meta en primer lugar tendrán que coger posiciones antes del último tercio de la etapa.
Tras llegar a Torrelavega, la carrera se dirigirá a Cartes y desde ahí a Cabezón de la Sal a través de Villanueva de la Peña para enfilar de nuevo hacia el norte en busca de nuevo de la costa en un recorrido que puede castigar a los corredores si deciden hacer dura la carrera, pero que no será a priori trascendente en la resolución de la general. La última fase se afrontará en Comillas, desde donde se emprenderá de nuevo dirección este para pasar por Cóbreces, Santillana del Mar y terminar definitivamente el recorrido en Suances. por el camino se habrá superado el Alto de San Cipriano, única cima puntuable y de Tercera Categoría.
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CARLOS DE TORRES (EFE)
Alejada de las grandes ascensiones, como Los Machucos y Peña Cabarga, la etapa tendrá otro perfil. Desde su salida en la zona oriental hasta su llegada en el corazón de Cantabria, lo que pueda pasar dependerá en buena medida de las piernas de los corredores. Después de dos semanas de competición la frescura física y mental y la llegada en alto del día siguiente, la etapa cántabra puede derivar en un día sin sobresaltos para los favoritos y en el que todo el protagonismo corra por parte de los buscadores de fugas.
Pero todo puede ocurrir. Y si no, que le pregunten a Alejandro Valverde, que en 2008 se dejó el alma y sus opciones de triunfo en la ronda precisamememente cuando el pelotón llegaba a Suances. La etapa había salido de Burgos con sol y para no desmerecer el septiembre norteño arribó a Cantabria bajo un aguacero que hizo que el murciano se entretuviera más de la cuenta bajando el Alto del Caracol. Un error fatal que le costó más de tres minutos en la meta y que le alejó de los puestos de cabeza. No ha sido el único caso de etapa a priori de transición que acaba siendo fundamental para la resolución de la general. Y es que Cantabria mantiene un idilio especial con la Vuelta.
En otras ocasiones fueron las cimas cántabras las que decidieron la carrera. La caída de Igor Antón en dirección a Peña Cabarga en 2010, la descomunal escapada de Contador camino de Fuente Dé en 2012 y la llegada a la Bien Aparecida en 2005, cuando Mauricio Ardila celebró la victoria antes de tiempo y le puso la victoria en bandeja a un desconocido en ese momento llamado Samuel Sánchez dan buena muestra de ello. Hasta que la última bicicleta cruce la línea de meta todo puede pasar.
Otra de las características de las llegadas a Cantabria de la Vuelta es su variedad. La diferente orografía del terreno de la región permite múltiples recorridos en las que tienen cabida todas las opciones. Y como prueba, las tres últimas llegadas: etapa rompepiernas en 2017, contrarreloj en 2018 y final en alto en Los Machucos este mismo año.
Precisamente la subida con final en el Monumento a la Vaca Pasiega se ha destapado como uno de los grandes descubrimientos de la ronda en los últimos años. Una ascensión espectacular en la que el pasado mes de septiembre reinó la bandera eslovena con el triunfo parcial de Tadej Pogacar y la confirmación de Primoz Roglic como el gran favorito al triunfo final.
Un año antes fue la comarca del Besaya la que acogió la caravana de la carrera para una contrarreloj entre Santillana del Mar y Torrelavega dispuesta para los más fuertes. Situada en la última semana de competición, el australiano Rohan Dennis les metió 50 segundos al estadounidense Joey Rosskopf y a Jonathan Castroviejo en la meta final. Simon Yates, por su parte, conservó un liderato que ya no abandonaría hasta el final de la carrera.
En 2017 la etapa cántabra volvió a acabar cuesta arriba, aunque con una escalada bastante más liviana para los corredores al Monasterio de Santo Toribio de Liébana después de partir de Suances. Una etapa plagada de pequeñas tachuelas en la que dominaron las fugas. Una de ellas, comandada por el belga Sander Armée, acabó triunfando a la vera del recinto sagrado. El ganador final de la Vuelta fue Chris Froome.
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