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javier guillenea
Viernes, 17 de agosto 2018, 07:37
El hombre que inició a millones de españoles en los secretos de la Fórmula 1 ha anunciado su decisión de abandonar una competición en la que ha ganado dos títulos mundiales. Fernando Alonso empezó su carrera en 2001, un año en el que ... ya comenzaba a descollar o se preparaba para hacerlo una generación de deportistas que acostumbraron a todo un país a ver las victorias como algo normal y encajar las derrotas como si fueran una anomalía pasajera. Alonso es, o fue, uno de los últimos patriarcas de una época dorada.
Aquello fue una eclosión. Nunca antes habían surgido en una misma nación y en un mismo período de tiempo tantos talentos en tantas modalidades deportivas. El siglo XXI se estrenó con la aparición de una larga lista de jóvenes sin complejos que comenzaron a acaparar trofeos y medallas. Alonso, el tenista Rafa Nadal, el piloto de motociclismo Dani Pedrosa, la alpinista Edurne Pasaban, la ciclista Joane Somarriba, los jugadores de baloncesto Pau Gasol o Juan Carlos Navarro, futbolistas como Iker Casillas o Xavi Hernández y muchos otros fueron algunos de los puntales de la que se ha dado en llamar edad de oro del deporte español.
Ha pasado el tiempo y muchos de aquellos jóvenes ya se han retirado. Los que quedan apuran sus últimos años en activo y aún dan alegrías a la afición, pero la hora de su marcha ya se vislumbra en el horizonte. A sus 32 años, Nadal dosifica energías para mantenerse en la cumbre, Gasol se ha propuesto durar varias temporadas más en la NBA pero ya tiene 38, y Casillas ha reconocido que su adiós a la competición no está muy lejano. Los últimos protagonistas de aquella generación fabulosa aún mantienen vivos los rescoldos de una edad de oro que parece próxima a su fin. Es cuestión de tiempo, y ya no queda mucho.
No nacieron de la nada. El 'big bang' se desencadenó en 1992 con los Juegos Olímpicos de Barcelona. Hasta entonces, España deambulaba sin demasiadas alegrías por los deportes colectivos y solo en los individuales habían surgido figuras de leyenda como Manolo Santana, Ángel Nieto, Paquito Fernández Ochoa, Seve Ballesteros, Miguel Indurain o Arantxa Sánchez Vicario, pero todo cambió en la capital catalana.
Si en los anteriores juegos, los de Seúl, España había logrado cuatro medallas, en los de Barcelona consiguió 22. Fue todo un éxito fruto de un trabajo de muchos años en el que no se escatimaron gastos. «Se invirtió mucho y bien, se dieron becas y se ayudó a mucha gente de muy diferentes edades», recuerda el exatleta Antonio Rivero Herráiz, profesor del INEF en la Politécnica de Madrid y autor, entre otros, del libro 'Los mitos esenciales del deporte español'. El resultado fue espectacular.«Comenzamos a destacar en deportes hasta entonces casi inexistentes en España y los efectos duraron mucho, aunque ha habido un bajón en las especialidades olímpicas».
Aquellos juegos fueron vistos en televisión por las futuras estrellas de nuestro deporte. Entonces eran unos niños que fueron testigos sin saberlo de un cambio en la mentalidad del país. «Empezamos a dejar de sentirnos acomplejados y se desmintió el tópico del español bajito que solo sabía correr los 10.000 metros», afirma el periodista deportivo Santiago Segurola.
Los Juegos de Barcelona señalaron el camino a una generación que años después acostumbró a sus paisanos a mirar hacia lo más alto del podio. «En estos 25 años el deporte español ha ocupado las primeras páginas de los grandes periódicos mundiales, y no solo los especializados. Eso –explica Segurola– fue extraordinario y novedoso en un país que hasta entonces había sido pobre en el aspecto deportivo».
Tras los jóvenes que dieron sus primeros pasos en la competición con el cambio de siglo, llegó una oleada de estrellas rutilantes. Surgieron Alberto Contador, Jorge Lorenzo, Marc Márquez, Ruth Beitia, Sergio García... y, por supuesto, llegaron los mundiales de la selección de baloncesto y la Roja. Se ganaba en balonmano, waterpolo, ciclismo, Fórmula 1, motociclismo, tenis, gimnasia rítmica o piragüismo. El dominio era espectacular, pero nada es eterno en esta vida y menos en el deporte. Ahora se sigue ganando, aunque algo menos.
«Como en todo, aquí hay ciclos. En el fútbol hay un bajón y en el baloncesto tendrá que venir», dice Antonio Rivero. Tras el inevitable ocaso de las grandes figuras queda por saber quién ocupará su lugar, y esa es una pregunta difícil de responder. «Son muchos años de producción de deportistas. Hay que ser relativamente optimistas, pero un Nadal no surge así como así», señala Santiago Segurola, que prevé «un ligero valle» para el deporte español.
«Aparecerá alguno más, no hay por qué sufrir», tranquiliza el periodista. Lo que no sabe es cuándo ni dónde pero, al parecer, los mimbres están trenzados. «En España se ha creado una estructura deportiva importante que no sé si es para dar genios pero sí para ofrecer solidez», afirma. Son palabras con las que está de acuerdo Antonio Rivero, quien sostiene que «lo de las grandes figuras es coyuntural» y destaca «el trabajo silencioso que durante muchos años» ha llevado a cabo por todo el país un ejército de técnicos en educación física. Son ellos, recalca, los artífices del éxito del deporte español.
«Lo que no sale en la prensa es el trabajo que los profesores de educación física han realizado en los colegios en las últimas décadas y que ha servido para elevar mucho el nivel deportivo de los niños», afirma Antonio Rivero. Son unos profesionales que no solo han creado una base de la que quizás salgan en los próximos años nuevas figuras mediáticas sino que han colocado los cimientos de una nueva edad de oro: la del deporte femenino.
«Con los hombres va a haber que aguantar el tipo», dice Antonio Rivero cuando habla de un cambio de ciclo. No sucede lo mismo con las mujeres, que han tomado con fuerza las riendas de nuestro deporte. En los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro las deportistas españolas obtuvieron nueve medallas, una más que sus colegas masculinos. No fue un hecho aislado. Cuatro años antes, en Londres, once de las 17 medallas logradas por España habían sido femeninas. «La mujer ha subido muchísimos peldaños. En balonmano, baloncesto y waterpolo son muy buenas y en fútbol también lo serían si fuera más profesional», afirma Santiago Segurola. Para Antonio Rivero, «los resultados del trabajo de los profesores de educación física en los colegios durante estos años son clarísimos en el caso de las chicas».
La lista es cada vez más amplia y no solo de nombres sino también de deportes. Están Garbiñe Muguruza en tenis, Mireia Belmonte en natación, Maialen Chourraut en piragüismo, Carolina Marín en badminton, María Vicente en heptatlón, Lidia Valentín en halterofilia, Queralt Castellet en snowboard, la natación sincronizada o el hockey sobre hierba. Están en todas partes. Son la avanzadilla de una nueva época de glorias para el deporte español.
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