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IÑAKI IZQUIERDO
Domingo, 12 de abril 2020, 07:55
Más de dos décadas lleva ya José Antonio González Linares como alcalde de su pueblo, San Felices. Allí es una institución, como en el ciclismo español. Un ilustre del pelotón de los sesenta y setenta, como fue después director del añorado Teka. Su nombre va ... unido al del equipo cántabro. Como al del Kas. Como al de la Vuelta al País Vasco, que este fin de semana debía bajar el telón de una edición que la pandemia provocada por el Covid-19 se ha llevado por delante. Una prueba que nadie ha ganado más veces que el cántabro. Solo Alberto Contador llegó a empatar su póquer.
Cuando llegaba González Linares había que apartarse. Una fuerza de la naturaleza, un ciclista arrollador. Aún la recuerda. «Gané otras vueltas, como Valencia, y una etapa del Tour y tres de la Vuelta a España, pero los mejores recuerdos los tengo de la Vuelta al País Vasco. Es la más importante. Además, le tengo mucho cariño».
Se adjudicó cuatro veces la carrera (1972, 75, 77 y 78). «Cuatro y un segundo puesto detrás de Luis Ocaña -acota-, que no era un cualquiera», resalta Linares, de 74 años, que cree que pudo ganar aquella quinta (1973) «en una contrarreloj de 42 kilómetros entre Lecumbérri y Tolosa que me ganó por poquito. Ese día estrené unos piñones especiales que Zeus había regalado a mi amigo Txomin Perurena. Eran de aluminio, muy ligeros. Pero estaban sin probar. Aquel día caía aguanieve y en los repechos saltaban. Quién sabe. Ocaña fue un digno ganador, pero acabamos en un pañuelo».
Los recorridos eran ideales para Linares, un corredor de fuerza, rápido y buen contrarrelojista. «Pasaba perfectamente la montaña del País Vasco. Gané Vuelta a Navarra y en Estella también. Además, en esa época del año me defendía bien, siempre estaba en forma, porque de ahí se iba a la Vuelta a España y el equipo se decidía en la Vuelta al País Vasco».
Asegura que «todas las victorias fueron especiales», y las recuerda con una precisión asombrosa. Su primera etapa -ganaría cinco en total- la consiguió en la jornada inaugural de la edición de 1972. «Salimos de Eibar y fuimos por toda la costa y los repechos hasta Sollube. La meta estaba en Santo Domingo -una de las subidas por las que iba a pasar la crono de ayer en Bilbao-. Hubo mucha batalla y nos quedamos cinco o seis, entre ellos Manzaneque y Pesarrodona. Llegando a Sollube, Anton Barrutia me dijo que 'o te vas solo o no nos la podemos jugar con cinco tíos'. Ataqué y se vino conmigo Esparza, de La Casera. No me daba ningún relevo y volvió Anton y me dijo que 'te vas solo o qué pasa'. Llegué con dos minutos a Santo Domingo. Bilbao no era un destino habitual de la carrera. De hecho, creo que aquella fue la única ocasión en que se ha llegado a Santo Domingo. Luego gané la Estella-Logroño. Fue mi primera Vuelta al País Vasco y en la que más fuerte estuve». Su gran amigo Txomin Perurena ganó las dos últimas etapas, en San Sebastián y Arrate.
Tampoco se le olvida al cántabro la segunda Vuelta al País Vasco que ganó, la de 1975, de la que se cumplen ahora 45 años. Ni la de 1977, «que salimos de Fuenterrabía con un prólogo pasado por agua y frío que ganó Javier Elorriaga. Ese mismo día por la tarde, camino de Alsasua, ataqué y llegué solo con cuatro minutos de ventaja».
La cuarta, en 1978, «la gané en la última etapa, entre Vitoria y Arechabaleta. Íbamos diez o doce en un minuto y por la tarde se acababa con una cronoescalada. Barrutia no lo veía muy claro, porque estaba Miguel Mari Lasa (Teka), que iba bien en todos los terrenos. 'Hay que reventar la carrera de salida', dijo. A la altura del pantano nos fuimos un grupo de seis u ocho y al final, en la bajada de un puerto, no recuerdo cuál, en la zona de Mondragón me fui y llegué en solitario. Por la tarde, en la crono, no tuve ningún problema».
González Linares mantiene que «la Vuelta al País Vasco era una carrera muy importante, la que más después de la Vuelta a España, y sigue conservando esa categoría. Siempre la gana un corredor bueno. Hay de todo, contrarreloj, cronoescalada, puertos... No hay ni un solo kilómetro llano».
«Es una pena que se haya suspendido esta edición, porque la carrera tenía nivelazo, era más fuerte, aunque ha tenido mucho prestigio desde siempre. De chavalito, siendo juvenil, ya veía a los Otaño y a toda esa gente». Tuvo que llegar Contador para igualarle, pero su huella permanece. Una fuerza de la naturaleza surcó las carreteras. José Antonio González Linares.
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