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Colpisa
Lunes, 11 de abril 2016, 13:57
El Oporto cayó derrotado el domingo por la noche ante el Paços de Ferreira confirmando que el equipo de Iker Casillas, que apostó por Portugal para seguir disfrutando del fútbol, está viviendo un 2016 horrible. Tercero a 12 puntos del lider Benfica, la final de ... Copa aparece como la única oportunidad de maquillar una temporada que está finalizando de forma nefasta. Si el guardameta español buscaba en Portugal cariño y recuperar su mejor versión, se puede afirmar que no está triunfando. Todo ha ido de mal en peor en el equipo desde la salida de Julen Lopetegui y el cuerpo técnico de profesionales españoles que tanto hicieron por su integración en verano. Cuando el entrenador vasco fue cesado, a principios de enero, la afición aún creía en ganar la Liga y hacer un gran papel en la Europa League. Ambos sueños se esfumaron con inusitada rapidez y el balance del Oporto en estos cuatro meses es desolador: con Lopetegui sufrió 3 derrotas en 50 partidos de Liga; con José Peseiro llevan 5 en 13 partidos, números inauditos para un club acostumbrado a pelear por el título siempre.
Con ocho partidos para finalizar la temporada, lo único que le queda a Casillas y a su Oporto es apostarlo todo a la final de Copa e intentar mejorar una imagen que ahora mismo está muy dañada, intentando construir buenos cimentos para la próxima campaña. Pese a que tanto el presidente Pinto de Costa como su director general Antero Henrique han tratado de negarlo, los resultados negativos de Peseiro confirman que el nivel de la plantilla del Oporto no era el de la pasada campaña, después de perder a siete de sus titulares (Casemiro, Danilo, Alex Sandro, Jackson Martínez, Óliver Torres, Quaresma o Fabiano) por 113 millones, cifra récord en la historia del centenario club.
De mal en peor
El club no se reforzó al mismo nivel (el delantero estrella fue Osvaldo, que estaba en Boca y no pudo estar disponible por enfermedad hasta un mes después de ser contratado), algo de lo que nunca se quejó un Lopetegui que fue clave para la llegada del refuerzo estrella: Iker Casillas. El meta, en su círculo privado y también con sus compañeros de selección, reconoce estar sorprendido por las expectativas desproporcionadas que se generan en el club y que de saberlo, hubiese meditado haber terminado a orillas del Duero. No se ha librado de las críticas cuando falló en los dos partidos clave de la Champions frente al Dínamo de Kiev o frente al Vitoria de Guimaraes. El domingo no pudo hacer nada para evitar el gol del portugués Diogo Jota, futuro jugador del Atlético de Madrid, y recibió su vigésimo quinto tanto en Liga esta temporada por lo que ya es el portero más goleado en la última década del club luso.
Lopetegui fue destituido tras una campaña y media en el cargo después de que la derrota en el 'clásico' luso del 2 de enero ante el Sporting, la primera tras 30 partidos ligueros, le hiciese perder el liderato y un empate posterior en casa frente al Río Ave le costase el puesto. En aquel momento la decisión, que llegó justo después de que la Federación Internacional de Historia y Estadística del Fútbol (IFFHS) hubiese elegido al FC Porto mejor club portugués de 2015 (en el puesto 32) con amplia ventaja respecto a Sporting (45) y Benfica (100, fue justificada por el club debido a que una parte de la afición del Oporto no quería al cuerpo técnico español, que en su primer año peleó por las semifinales de Champions con el Bayern y peleó el campeonato hasta la última jornada con el Benfica, pero sólo pudo ser segundo con 82 puntos tras el equipo de Jorge Jesús.
Ya entonces algunos mitos como Jorge 'Costinha' ya cuestionaron que la decisión fuese adecuada. «Es culpa de Lopetegui que Marcano no marque a un jugador de Marítimo y no salte en una córner? O que Aboubakar falle un gol sólo delante del portero? Es muy fácil simplemente culpar al entrenador, está siendo crucificado por los errores que cometen los jugadores. A menudo, el entrenador no tiene la culpa de los fallos de los jugadores, ellos deben tirar de galones y demostrar más determinación y actitud en el campo». Pocos creen ahora que Peseiro cumplirá su contrato, firmado hace apenas unos meses, y se espera que Pinto da Costa busque otro golpe de efecto para justificar cómo su equipo se ha metido en esta situación.
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