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Adrián Cordero Vega, en el bar -con 'b'- de Muriedas donde habitualmente toma el café. Daniel Pedriza
«Cuando un árbitro falla, la gente no entiende que no quiere errar»
Fútbol | Primera División

«Cuando un árbitro falla, la gente no entiende que no quiere errar»

El colegiado camargués Adrián Cordero Vega llega a la élite del fútbol a la vez que el ya archiconocido VAR, con el que tendrá que convivir a partir de ahora

Sergio Herrero

Santander

Jueves, 28 de junio 2018

Ha sido un ascenso forjado escalón a escalón. Adrián Cordero Vega (Santander, 15 de junio de 1984) nunca miró más arriba de lo que tenía delante. Hace 17 años empezó dirigiendo a benjamines y a partir de agosto tendrá corriendo a su alrededor a Messi, Cristiano Ronaldo, Griezmann y compañía. En unas horas bajas para el fútbol cántabro, en las que apenas un puñado de montañeses aparecen en la élite, el camargués se hecho hueco entre los mejores árbitros de España. Escuchándole, parece que ya ha pasado lo peor: «El que tiene verdadero mérito y por el que hay que tener admiración es el árbitro que emplea cuatro horas del sábado para ir sólo a un campo de fútbol, dirigir un partido y aguantar insultos por veinte euros». Aterriza en Primera la misma temporada que el ya archiconocido VAR. El pasado lunes recibió la noticia de su ascenso. Nada ha cambiado. Sigue tomando el café con sus amigos en el mismo bar -con 'b'- de Muriedas. Siempre a las 18.00 horas. Y no tiene pinta de que vaya a modificar su costumbre.

-Estos días le están lloviendo las felicitaciones. ¿Cómo recibió la noticia de su ascenso a Primera?

-La noticia la recibo de boca de Adolfo Vázquez Veiga, nuestro presidente de la Territorial, unas horas antes de que se hiciera público.

-Para quien no le conozca, ¿cómo se inició en el arbitraje?

-Empecé a los 16 años, gracias a que tres amigos míos, Luis, Juanjo y Raúl, habían empezado un año antes. Éramos compañeros de clase y todos los lunes se juntaban a contar las peripecias. Yo era espectador de esas peripecias, me picó el gusanillo y me animaron a que me uniese a ellos.

-Los árbitros de base son cada vez más jóvenes. La suya fue una vocación tardía.

-En aquella época era una edad buena, incluso prematura para empezar. Hoy sí que es cierto que cada vez los chavales se aventuran a empezar más jóvenes en el arbitraje. La perspectiva del arbitraje en la sociedad ha cambiado un poquito.

-Por aquel entonces, ¿se planteaba llegar hasta aquí?

-No. Cuando empecé a arbitrar, veía a los de Tercera División, a Hilario Ríos Puente o a Víctor Noreña, como super estrellas del arbitraje. Luego, cuando alcancé la Tercera División, ya veía a los de Segunda B como la meta. Decía, 'a mí me encantaría ser como los de Segunda División B'. La verdad es que han sido escalones que se han ido mirando según se han ido alcanzando los anteriores.

Su DNI

  • Lugar y fecha de nacimiento Santander, el día 15 de junio de 1984.

  • Inicios Comenzó su carrera arbitral a los 16 años, en partidos de fútbol base de Cantabria.

  • Trayectoria Tras llegar a Tercera División, dio el salto a Segunda B, donde permaneció cinco temporadas. Viene de dirigir tres cursos en Segunda.

  • En Segunda B Dirigió un total de 66 encuentros, con un balance de 387 cartulinas amarillas y 17 expulsiones.

  • En Segunda Ha actuado en 66 partidos, en los que ha mostrado 355 tarjetas amarillas y 14 rojas.

-Nombra a referentes del fútbol modesto. ¿Ha tenido un espejo en el que mirarse más arriba?

-Me gustan muchas características de muchos árbitros. Como referente, por quien ha sido, que todos le conocemos como un extraordinario presidente, Victoriano Sánchez Arminio. Pero antes de ser presidente, ha sido el referente arbitral en Cantabria. Ha estado en Juegos Olímpicos y en Mundiales. No sólo de Cantabria, sino que ha sido una de las leyendas del arbitraje nacional.

-Ha llegado a Primera. ¿Cuál es su siguiente objetivo, dirigir un clásico o la escarapela de colegiado internacional?

-Esa pregunta es muy difícil. Me puedo tomar mi tiempo, ¿no?... (risas). El siguiente nivel es el ser internacional. Ese sería el siguiente escalón. ¿Lo que prefiero? Disfrutar, encajar bien en la categoría y mañana ser mejor que hoy. Así, igual se consigue alguno de esos objetivos que has puesto encima de la mesa.

-¿Cuál ha sido su mejor momento en el arbitraje hasta ahora?

-Guardo con muy buen recuerdo el día que me comunican que asciendo a Segunda División. Lo llevo con mucho cariño. Y en general, he pasado muy buenos años en Segunda B, que los he disfrutado muchísimo, y he tenido la suerte de compartir la Segunda División con unos compañeros magníficos.

«El que tiene verdadero mérito y al que hay que admirar es al árbitro del fútbol modesto»

-¿Y el peor momento?

-No tiene que ver con el arbitraje en sí. El tema de las lesiones, independientemente de la actividad que realices. Con 22 años me rompí el ligamento cruzado de la rodilla y estuve ocho meses fuera de los terrenos de juego. Yo creo que ha sido el momento más doloroso. Luego sí que es cierto que empleas mucho trabajo en conseguir objetivos que después no llegan, pero eso forma parte del juego.

-¿Ve repetidos los partidos que dirige para comprobar los errores y los aciertos?

-Sin duda. En Segunda, cuando estaba con los cántabros Victoriano Díaz Casado y Antonio Cerezo, quedábamos los miércoles, analizábamos el partido, veíamos los errores, los aciertos y el por qué se habían cometido esos fallos. Esta pasada temporada, con un asturiano, Antonio y yo veíamos los partidos y después hablábamos con nuestro compañero cuando él también había visualizado el encuentro.

«Después de unos años difíciles, el arbitraje cántabro goza de buena salud»

-¿Cree que los árbitros deberían tener más presencia en los medios, dar sus explicaciones, explicar sus sensaciones, como hacen los futbolistas y parecer así más cercanos a los aficionados?

-Todo el mundo entiende que cuando un jugador falla no quería fallar. Cuando un árbitro falla, no sé por qué la gente no entiende que no quiere errar. No sé hasta qué punto la gente quiere escuchar las palabras de un árbitro hablando de un error. No sé la respuesta.

-En todo este tiempo, ¿se ha dado la vuelta alguna vez para contestar a alguien que le ha lanzado algún improperio desde la grada?

-Durante un partido no.

-¿Cómo ve la salud del arbitraje cántabro a día de hoy?

-El Comité Cántabro históricamente ha gozado de muy buena salud, pero tras la marcha de Emilio FerFernández Terente llegaron unos años difíciles en los que no se hicieron las cosas bien. Y ahora con Adolfo se está tratando de recuperar el trabajo que se espera de un comité pequeño, pero muy humilde y trabajador, para tener lo que el Comité Cántabro creo que merece. A día de hoy, gozamos de buena salud.

-En su caso, nadie podrá decir que Sánchez Arminio le ha echado una mano para subir por ser cántabro, porque ya no está como presidente de los árbitros españoles...

-Sánchez Arminio ha sido un extraordinario presidente. Ha estado muchos años y ha sido respetado por todos los que formamos la familia del arbitraje. Y es cántabro, pero ha sido el presidente de todos los árbitros españoles. Unos árbitros cántabros han subido y otros han bajado. Y Victoriano se ha dedicado a presidir. No se han juntado docena de árbitros cántabros en la élite. Cuando ha creído conveniente que uno debía ascender, así se ha dado, y cuando ese árbitro no ha dado el nivel, ha descendido, independientemente de la Comunidad de origen. De todas formas, estoy enormemente agradecido por las oportunidades que él me ha ofrecido.

«¿Internacional? Lo que quiero es disfrutar, encajar bien en Primera y mañana ser mejor que hoy»

-¿Qué le parece el cambio de presidente en la Federación Española de Fútbol?

-La Asamblea ha hablado y ha tomado esa decisión. Poco más tengo que decir. Simplemente he sido un espectador. Le deseo la mejor de las suertes a Luis Rubiales y el mejor de los desempeños en su labor, porque lo bueno para el fútbol español será bueno para nosotros.

Lo peor del fútbol

-El árbitro suele ser el malo de la película, pero es algo que afecta a entrenadores, jugadores y aficionados. ¿Cree que se acabará alguna vez el odio en los campos de fútbol?

-Rotundamente, no. Llevo veinte años arbitrando y en los campos de fútbol base se sigue viendo lo mismo que cuando me tocaba ir a mí por allí. Es una papeleta que veo muy difícil de erradicar. Los niños que están arbitrando a día de hoy con catorce o quince años están haciendo deporte igual que los que juegan al fútbol, con la diferencia de que se encuentran con trabas y problemas por parte de los padres, que no son conscientes de que es deporte y deben pasarlo bien. Y no entienden que el árbitro, como deportista que es, debe desarrollarse y disfrutar de lo que hace.

-La respuesta ha ido directamente al fútbol base, ¿es más patente en las categorías inferiores que en el profesional?

-Sin lugar a dudas. A nosotros, por suerte, es difícil que nos pase algo en un campo de fútbol, porque hay medios de seguridad, hay fuerza pública y demás. El que tiene verdadero mérito y por el que hay que tener admiración es el árbitro del fútbol modesto. El que emplea cuatro horas del sábado para ir sólo a un campo de fútbol, dirigir un partido, ya sea de niños, adultos o adolescentes, tener que aguantar insultos y malas formas por veinte euros. Y lo hacen por afición, porque desean salir de esa categoría, por ambición, conseguir un ascenso y seguir progresando para llegar a donde hoy estoy yo.

Su inesperado debut en el fútbol profesional

Dio el salto a Segunda División en 2015, pero cinco años antes ya probó, aunque de manera momentánea y fortuita, el fútbol profesional. «Ocurrió en Salamanca. En mi segundo partido como cuarto árbitro. Apenas había dirigido dos encuentros en Segunda División B y me tocó actuar». Un contratiempo del colegiado titular de aquel choque le obligó a despojarse del chándal y olvidarse de los nervios del estreno. «Era un Salamanca-Albacete y estaba Keylor Navas –guardameta del Real Madrid– de portero en el equipo manchego», recuerda el árbitro camargués. «Se lesionó Gorka Sagués, que hasta el lunes era compañero mío en Segunda División». Y esa dolencia le dio la alternativa a Cordero Vega en la categoría de plata del fútbol español. Fue una primera toma de contacto que ahora se ha quedado en una anécdota, después de tres campañas en Segunda que le han catapultado a la Primera División del fútbol español, donde, si todo va bien, podría estar once temporadas consecutivas. Hasta los 45 años, que es la edad límite establecida actualmente para los árbitros en la máxima categoría del balompié nacional.

-Esta próxima temporada se instaurará el VAR en la Liga española. Una gran ayuda para los colegiados ¿Al final va a ser más difícil arbitrar en Segunda B que en Primera?

-Bueno, no puedo decir que sea más difícil arbitrar en Segunda B que en Primera, porque todavía no he arbitrado, pero sí que puedo decir que es más difícil arbitrar en Segunda B que en Segunda. Y es más difícil arbitrar en Primera Regional que en Segunda B. Y así, hacia atrás.

-Si todo va bien, podría estar once campañas en Primera División. En ese tiempo, ¿espera coincidir con el Racing en algún momento?

-Ojalá. Y que sea pronto, por la salud del fútbol cántabro.

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