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El éxito del Mundial de fútbol femenino también ha sacudido a Cantabria. En la cima de este deporte, una cántabra, Athenea del Castillo, ha culminado como campeona del mundo años de esfuerzo, sinsabores e indiferencia para que la mujer haya alcanzado un merecido reconocimiento ... deportivo. Pero el camino no ha sido fácil. Bien lo sabe Silvia Martínez, 'Pinxis', la primera futbolista federada de Cantabria a la que, sin niñas con las que jugar, se la prohibió hacerlo con chavales de su edad.
En Cantabria, ver una mujer jugar al fútbol era inimaginable en la primera década del siglo XX. Entraban gratis a los partidos como ornamento y gancho para la afluencia de caballeros, aunque un paso importante fue admitirlas como socias del Racing, e incluso permitir que votaran para elegir a las juntas directivas, algo que ocurrió por primera vez en 1929, antes de que se permitiera votar a la mujer en las elecciones políticas.
Pero las que pusieron una pica en Flandes fueron las chicas de Pontejos, hinchas del equipo de su pueblo que, hartas de tanto mirar y no poder dar patadas al balón, orquestaron 'la maldad' de organizar un partido de fútbol en 1932.
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Las chicas de Pontejos eran rebeldes y reivindicativas a rabiar. Su foto aún se mantiene en el bar restaurante La Tijeruca, en Pontejos, como símbolo de cierto heroísmo deportivo. Estas chicas seguían los encuentros del Pontejos con bastante vehemencia, y en alguna ocasión tuvieron que ser desalojadas de algún campo por comportamientos indecorosos. Un día decidieron organizar un partido contra otro equipo de trabajadoras del Sanatorio Pedrosa. El partido se jugó a escondidas, sin la autorización de los responsables del club. Llevaron a un fotógrafo para testimoniar su hazaña y remitieron la foto al semanario deportivo 'As', que la publicaría el 9 de agosto de 1932 con este pie: 'Equipo femenino del Club Deportivo Pontejos (Santander), soberbio conjunto de muchachas futbolistas'. El partido no llegó a terminarse. Cuando llegaron los encargados, las echaron. Al menos se dejó constancia de su reivindicación.
Otra protagonista destacada del ímpetu femenino por la igualdad futbolística es Amelia Quintanal Martínez-Conde, natural de Vargas y considerada primera entrenadora de fútbol en España en tiempos donde «ser mujer era pecado», recordaba Amelia en un vídeo de 'Legado Cantabria'. En la temporada 1968-69 entrenó al Ayrón de Vargas durante unas jornadas: «No pasaba nada por ponerte al frente de un grupo, siempre y cuando fuera una cosa decente, y para que la gente viera que no nos comían», señalaba. Viviendo al lado del campo y con su hermano como técnico, no era raro verla jugar en los entrenamientos y luego dar el paso de dirigir al equipo. Guardaba un buen sabor de boca de aquella experiencia: «Fue una cosa divertida, una gozada. Los hombres nunca me dijeron nada como vete a casa, o algo así. Tampoco estuve mucho tiempo», rememora. Cuando le dijeron que tenía que sacar el título se lanzó a ello, pero los órganos federativos se lo impidieron porque era mujer. No puso mucha oposición, pero al menos consiguió un revuelo mediático en la prensa nacional y la reflexión sobre por qué una mujer no podía ser entrenadora de fútbol. Cincuenta años después, en 2019, la Federación Cántabra de Fútbol le otorgó una distinción honorífica como 'Primera entrenadora de fútbol femenino de España'.
Con la pobreza de las exhibiciones festivas de partidos de casadas contra solteras, hubo que esperar a los años 90 del pasado siglo para que el fútbol femenino comenzara a despertarse en la región con el impulso de un cántabro que había vivido en Francia, Rodolfo Do Alto, que llegó a reunir en Reocín a un grupo de 53 chicas de 11 a 31 años procedente de la comarca del Besaya para que entrenaran con regularidad.
Una de esas jugadoras era una jovencísima Silvia Martínez, futbolista cuya trayectoria se ha desarrollado paralela al origen y evolución del fútbol femenino de Cantabria y que ahora continúa jugando en Avilés. Silvia reconoce que «la evolución de los últimos diez u once años ha sido increíble, con centenares de niñas jugando, una Regional femenina y varios equipos en categorías nacionales».
Aquellas chicas de Reocín competían esporádicamente contra equipos femeninos asturianos con el nombre de Futfémina. Do Alto contaría con el apoyo de otros colaboradores, como José Ramón Martínez Quijano y José Antonio Terán 'Gallo', nombres que Silvia considera artífices del equipo pionero y responsables de que surgiera el fútbol femenino en Cantabria.
Aquella experiencia maduraría la formación en 2001 de un potente equipo femenino, la S. D. Reocín, fundado por Martínez Quijano, que entre 2005 y 2011 jugó con el nombre de Reocín Racing gracias a un convenio de colaboración entre ambos clubes. Este equipo, con Silvia como una de sus componentes, lograría en 2010 ascender a la máxima categoría del fútbol femenino español. «Sin duda aquel ascenso fue el boom y algo histórico para nuestra comunidad», señala Silvia. En su estreno en Primera logró la permanencia y clasificarse para la Copa de la Reina, donde cayó en octavos de final contra el F. C. Barcelona.
Antes de jugar en Reocín, Silvia había participado desde los cuatro años en el torneo Alvarito de Torrelavega, siempre entre chicos de su edad. Cuando gracias a su calidad se incorporó al Alvarito Sport-Chapi, fue a jugar un torneo en 1994 a Los Corrales de Buelna organizado por la Federación Cántabra de Fútbol con la sorpresa de que la impidieron participar en un equipo con niños de su misma edad. «No paré de llorar, porque no entendía lo que sucedía -recuerda Silvia, que entonces tenía 9 años-. Solo preguntaba por qué a mí, que si era por ser niña, que qué había de malo en que jugara al fútbol. Fue un palo muy duro, pero no me iba a rendir, porque el fútbol me apasionaba».
La lucha de su padre para que los federativos cántabros echaran atrás aquella normativa se haría realidad meses después, convirtiendo a Silvia en la primera federada en Cantabria de fútbol mixto y la segunda a nivel nacional.
Jugadora vinculada a los equipos de Reocín, como la S. D. Reocín, Racing Reocín, Ave Fénix y luego con el Racing Féminas, Silvia también recorrió en 2002 la experiencia del fútbol sala femenino de la División de Honor con el A. D. Women que pasaría a denominarse Racing Udías, actividad como jugadora que simultanearía con la función de entrenadora y coordinadora. En 2018, el equipo femenino alevín del Racing de fútbol 7 que entrenaba obtuvo el primer puesto de su grupo superando a los 14 de chicos, un hecho que dejaba claro a dónde apuntaba el futuro del fútbol femenino.
Con el obstáculo de la falta de jugadoras, lo que hacía necesario albergar a las chicas en equipos mixtos, tras un cambio en la reglamentación que permitía a equipos femeninos de base competir contra masculinos, el Monte puso en marcha un equipo alevín que disputó su partido de presentación el 16 de junio de 2012, en el campo de la Bajada de San Juan, ante 250 personas, frente a la Peña Paco Liaño. El resultado fue una derrota, 4-6, pero la rueda ya era imparable.
Tras empezar a competir, en su segunda temporada ese equipo protagonizó otro hito histórico: la disputa del primer encuentro federado entre dos equipos femeninos de Cantabria, en este caso de categoría alevín, que se celebró el 21 de septiembre de 2013. Aquel día, el Monte, conjunto pionero de Santander, derrotó al Reocín, entrenado por Pedro Munitis, otro de los impulsores del fútbol femenino cántabro, por 4-3.
Otro partido histórico que permitiría exhibir el nivel deportivo del fútbol en Cantabria, y en el que intervinieron las entonces racinguistas Silvia Martínez y Athenea del Castillo, fue el que enfrentó el 15 de abril de 2018 al Racing Féminas y al Monte en los Campos de Sport de El Sardinero. Unos 2.000 aficionados vieron el partido que acabó con la victoria del Monte (1-3). Meses después, el 31 de agosto, El Sardinero acogió el primer partido de la selección absoluta femenina en Cantabria, que se impuso a Finlandia (5-1).
Con tres equipos en la Liga Nacional (Racing Féminas en Segunda, y Monte y Oceja, en Tercera) y 19 equipos en Preferente, además de los correspondientes equipos de cantera, el fútbol de Cantabria ha venido elevando el número de licencias femeninas superando el millar por primera vez en la última temporada. Según percibe Silvia Martínez, «la clave ha sido y es seguir luchando, sin rendirse, sin que las piedras o las personas que haya por el camino lo impidan y nos den por vencidas».
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