El Barquereño muere en la orilla

El primer golpe, el que comenzó a despertar a los cántabros del sueño, llegó tan temprano que el equipo celeste no tuvo ni tiempo de entrar siquiera en fase REM. Jadraque, a los cuatro minutos, aprovechaba un centro desde la banda derecha de Pablo para batir a Alberto al rematar en el segundo palo.

El tanto aturdió por unos momentos a los hombres de Hilario Vega, que habían salido muy entonados. Por lo que los riojanos intentaron ampliar el marcador con dos nuevas acometidas de Borja y Pastor, pero la defensa barquereña solventó sin problemas.

Con el paso de los minutos los celestes se fueron asentando en el terreno de juego. A los quince minutos los de San Vicente parecieron resucitar, con un par de internadas de Borja y Asier, pero resultaba evidente que no tenían el día. Sus disparos no llevaron verdadero peligro, pero acto seguido un lanzamiento de Víctor desde fuera del área puso a prueba al meta riojano que tuvo que emplearse a fondo para desviar el balón a córner. Fue el preludio del gol del Barquereño, conseguido por el centrocampista Iñaki, que se aprovechó de una serie de rechaces en el área local.

Por un momento todo cambio. El Comillas, que hasta entonces parecía superior, de repente se quedó aturdido. En estado de shock. Lo había hecho todo bien. O al menos mejor que su rival, pero le habían devuelto a la casilla de salida. Comprobaba por las malas que este Barquereño tiene oficio y sabe sufrir.

De nuevo Jadraque y Balda intentaron devolver la ventaja a los suyos, pero la defensa celeste había escarmentado de la mala experiencia del arranque de partido. La primera la desbarató un Lucho omnipresente en la cobertura, como ya había hecho poco antes con otro ataque riojano. La segunda se fue fuera cuando lo más sencillo parecía batir a Alberto de disparo cruzado.

Los últimos diez minutos de la primera parte fueron del Barquereño, que supo mantener y mover con criterio el balón para crear peligro por las bandas, pero sin ocasiones claras. Así llegó el final de la primera parte, que acabó con empate a uno.

Salió el conjunto de Hilario Vega muy enchufado en busca de la portería contraria en la segunda mitad y fruto de ello llegó la primera ocasión. Fue de Borty, con un lanzamiento de falta que se marchó rozando el poste.

A partir del minuto veinte de la segunda parte el partido fue de ida y vuelta. Primero fue Borja quien pudo desnivelar para el Barquereño, pero a renglón seguido no acertó a rematar Pablo para los locales. El tiempo pasaba y los goles no llegaban, pero sí la emoción. Mucha. Hasta que el encuentro terminó con empate.

El tiempo añadido dejó ver el cansancio acumulado. Y el miedo a perder. Y las dudas entre buscar el gol o jugársela en los penaltis. Al final se llegó a la tanda desde los once metros. Hilario Vega la había ensayado con mimo y minuciosidad durante la semana ante una posibilidad que al final se transformó en certeza. Pero los penaltis fueron esquivos con el Barquereño. Arróniz paraba el lanzamiento de Crístofer que hubiese supuesto el empate a tres en la tanda y clasificaba al Comillas.