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No nos gusta el fútbol», dice un puñado de cayoneses rondando el Fernando Astobiza en plena semana previa a la eliminatoria de Copa ante el ... Athletic. Pocos minutos después el discurso cambia: «Va a ganar el Cayón», decían los conversos con las entradas en la mano. Un simple partido casi ha revolucionado la vida en Sarón, de pronto convertido en foco mediático a pesar del exilio santanderino al que ha sido condenado su equipo.
Les hay más atrevidos: «Vamos a echar a Valverde», decía un grupo de chavales mientras esperaba a la cola para comprar sus entradas. Era el mejor modo, porque la venta electrónica ha tardado más de la cuenta en ponerse en marcha –quizá el precio de la novatada– y no estuvo habilitada hasta el mismo viernes. Se venían arriba: «Hoy me han dicho que le van a despedir antes de la Eurocopa. ¿Que por qué? Por los tres goles que le vamos a meter».
El partido de segunda ronda de Copa frente al Athletic (Campos de Sport, jueves 7 a las 21.00 horas) ha levantado expectación. Los comercios y bares de Sarón lucen ya carteles: 'Se vende. Sorteo de Navidad. CD Cayón'. Con 400.000 euros de presupuesto, al club ya le ha tocado el gordo con esta eliminatoria. Ya ingresó 36.000 por superar la primera ronda, entre el pago federativo y la compensación por jugar a domicilio, aunque casi la mitad se le fue en primas. Ahora, con más de 3.000 entradas colocadas (desde las gratuitas para los socios a los 25 euros de las más caras) y con otros 27.000 de la Federación asegurados, el ingreso será mucho mayor. Los clubes de Segunda RFEF también venden lotería. Son máquinas de ilusión en todos los sentidos. '¿Y si?' es el lema de la fe, el de todos los directivos de la entidad aurinegra.
Ese espíritu lo encarna como nadie el utillero. Se llama Ramón Caso, pero responde al nombre de Mon. Él se encarga de vender las papeletas durante las rifas y, ahora, de las participaciones de lotería. «Me voy a quedar sin talonarios el día del partido, les pienso acabar todos», presume. «Voy a vender una participación a Valverde y tendrá que venir a Sarón a cobrarla», añade entre risas. Todo el mundo conoce a Mon, un prodigio de optimismo: «Esperamos que en Navidad nos vuelva a tocar. Estamos en racha».
No hace falta disfrutar del fútbol para entender la enorme dimensión que tiene lo que ocurrirá en tan solo unos días. «Yo ya tengo la entrada, pero he venido a comprar tres para unos parientes de Bilbao», explica Octavio Corro, uno de los 600 socios con los que cuenta el club. Miguel Baldor no lo es. El abono que lleva en su cartera es el del Racing. Ha conducido desde Navajeda para comprar su entrada: «He venido a Sarón porque hay más ambiente de fútbol ahora. Además la eliminatoria no está perdida, mira lo que nos pasó a nosotros con el Zamora».
Esta es la segunda participación del Cayón en Copa en toda su historia. La primera, también clasificado como campeón de Tercera, se saldó con la eliminación ante el Huesca en un partido, ese sí, disputado en el Fernando Astobiza. Este año le tocó el Ursaria, lo que provocó la decepción en el Buda, donde plantilla, directiva y amigos habían montado la base aurinegra, pero con el pase de ronda (1-2 en Cobeña) la decepción se convirtió en oportunidad... y en euforia cuando el sorteo deparó que el tercer partido de Copa en la historia del Cayón fuera frente al Athletic. No solo por el cartel, sino por la vecindad y la oportunidad que suponía.Que supone, a pesar de todo.
El ambiente del jueves puede abrumar a alguno, pero no al entrenador, un Luis Fernández acostumbrado a las grandes noches después de tres lustros en la élite. Regresa al estadio en el que se forjó como futbolista y en el que después se retiró. «Está claro que siempre te gusta recordar los tiempos de jugador, y más con el Racing. Es el equipo que me dio la opción de empezar mi carrera profesional y siempre tienes buenos recuerdos. Habrán cambiado cosas, pero siempre que vuelves a El Sardinero recuerdas muchas otras». Ni siquiera él, profundo conocedor del fútbol de élite, puede evitar imaginarse por un momento dando la sorpresa.
Madres y padres haciendo colas con sus hijos para conseguir las entradas gratuitas que se han reservado para los menores de las escuelas deportivas de Sarón. Una de ellas es Laura García, acompañada por sus hijas Lucia y Ana, de las escuelas de gimnasia rítmica y baloncesto, respectivamente: «Tendrán que ir acompañadas, pero tienen una ilusión enorme y no se la vamos a quitar», explica.
A la cola están también Diego Antón, Raúl Cilleruelo y Enzo Oria, todos ellos jugadores del alevín, acompañados por Rebeca, Rosa y Raquel: «Van a ir con sus padres. Sería muy importante ganar y hacer una fiesta al día siguiente en Sarón». Se imaginan lo que sería que el valle tuviera la fiesta que merece; la que la televisión y la RFEF le han afanado pervirtiendo el sentido que la propia Federación imprime a la Copa.
«El Athletic es un equipo gordísimo, pero somos once contra once, vamos a dar una nueva alegría al pueblo y le vamos a ganar», dice todavía con un marcado acento uno de los jugadores de moda en el Fernando Astobiza: el mediocentro japonés Hitoshi, fichado el verano pasado del Tarancón. Habrá que hacerle caso, porque ya en la primera eliminatoria, después de la decepción general que constituyó que la Cayón no le tocara un rival de Segunda, ni siquiera de Primera RFEF, sino de su propia categoría y, además, a domicilio, ya pronosticó la victoria ante el Ursaria. Claro que no es lo mismo vencer en Cobeña que eliminar al Athletic, pero en plena gestación de la ilusión eso son menudencias.
En la oficina del Fernando Astobiza atiende con paciencia y despacha entradas Maite Otero, una directiva aurinegra a la que le ha tocado una de las tareas más necesarias, pero también de las que más horas exigen. La han vuelto loca. Máxime al haber tardado algo más de la cuenta la venta electrónica. «Tengo la cabeza como un bombo. La gente llega, te pide unas entradas y luego, al cabo de unas horas, pide otras contiguas. Y claro, eso ya no puede ser». Menos mal que «esto solo pasa una vez en la vida», aunque en su fuero interno esté deseando repetir.
La escolta casi permanentemente el presidente, Nisio Humara, veterano de infinidad de retos cotidianos en Tercera y ahora en Segunda RFEF. «Tengo los pies en el suelo, pero sueños siempre hay y al final no puedes evitar pensar lo que sería eliminarles». Le queda el poso de amargura de no poder jugar en casa.El Cayón será el local, pero en los Campos de Sport, porque la televisión ha impuesto horario nocturno y la RFEF se ha plegado a ello.El Fernando Astobiza no tiene iluminación artificial, –el Ayuntamiento lleva años con esa tarea pendiente– y contratar un equipo específico era un gasto inasible. Decenas de miles de euros. La eliminatoria podía salir a pagar». Pidió jugar el jueves, aprovechando el día festivo, y a mediodía o, al menos, a primerísima hora de la tarde. Pero no. Tendrán que hacerlo en otro estadio y sus futbolistas, los que no sean estudiantes o hayan podido cambiar el turno, tendrán que medirse al Athletic al salir de trabajar. «El formato de Copa del Rey es así para favorecer a los equipos débiles y habría estado bien jugar en nuestro campo», se lamenta Humara.
Hoy los aurinegros, que luchan por conservar la categoría –son los reyes del empate, lo que les penaliza mucho en la clasificación– se miden al Racing Villalbés. «Ya se han mentalizado y están centrados en el partido. Ya saben que el del Athletic es la semana que viene y están tranquilos», relata. Todo pese a que en ocasiones los preparativos y el foco deslumbran al serio pero modesto club cayonés: «Nos sentimos fuera de onda, no estamos acostumbrados a esto». Con una directiva escasa, «el trabajo es mayor y nos tenemos que multiplicar».
Lo que está claro es que además del afectivo y el social, la segunda ronda de Copa dejará jugosos beneficios en las arcas aurinegras. Y no vendrán nada mal, porque competir en Segunda RFEF, una categoría nacional, supone un gran esfuerzo. Sarón cuenta 3.253 habitantes y todo el Ayuntamiento de Santa María de Cayón, 9.192. El club cuenta con el apoyo de negocios y empresas locales, pero no un gran patrocinador que permita grandes inversiones y mucho menos dispendios. Así que la clasificación para la Copa como campeón cántabro de Tercera RFEF supondrá una vital inyección económica. «Teníamos dudas de poder cubrir el presupuesto esta temporada, pero con el paso de la primera ronda y el rival que nos ha tocado en esta lo cubriremos sin problemas y nos llegará además para hacer mejoras en el campo y empezar la próxima con tranquilidad».
Mientras Humara charla, continúa el goteo de aficionados por las oficinas. Al final casi todo el mundo aceptará el exilio; nadie o casi nadie quiere renunciar a un día histórico para el club y el valle. Pero la semilla de amargura que ha sembrado la RFEF en Sarón sigue dando frutos. «Por estas cosas ya no nos gusta el fútbol, ya solo se mira por lo económico. Me parece una vergüenza porque el dinero que dará ese partido no irá para Sarón», comentan cuatro paisanos ya con entradas en el bolsillo. Al final irán a Santander, pero creen que no es justo. Y tienen razón.
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Ana del Castillo
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