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Roberto Ruiz
Fútbol | Copa del Rey

El despertador suena en Solares antes de tiempo

El Solares roza la heroica copera y cae con un Espanyol abrumado en los minutos finales y con La Estación a punto de explotar

Miércoles, 1 de diciembre 2021

El día que el Solares pellizcó al

Solares

Luis Samperio; Víctor Palacio, Ángel Oslé, Pablo Raba (Javi Madrazo), Álex Perrazo (Rugama); Javier Bada (Enrique Gutiérrez), Diego Valdés; Jorge Iglesias (Javi Sola); Víctor Merino, Álvaro León (Roberto Carral), Víctor Gómez.

2

-

3

Espanyol

Joan García; Llambrich, Calero, Sergi Gómez (Álvaro G.), Didac (Herrera); Fran Mérida, Morlanes (K. Bare); Melendo, Nico Mir (Svensson), Wu Lei, Loren.

  • Árbitro. De Burgos Bengoetxea.

  • Goles. 0-1, Loren. min. 14; 0-2, Loren. min. 22; 0-3, Loren. min. 49; 1-3, Ángel Oslé. min. 74; 2-3, Enrique Gutiérrez. min. 82.

  • Incidencias. De Burgos Bengoetxea. yamonestó por parte del Solares a Víctor y Merino y a K. Bare por parte del Espanyol.

  • Público. Fue el día de los voluntarios. La Estación se convirtió en un campo de Primera por un día. El club y los vecinos se enfundaron el chandal del Solares y desafiaron a la lluvia con su apoyo. En las puertas, en el aparcamiento, en las gradas... No hubo un lugar en donde no hubiera alguien echando una mano. La llegada al campo en autobús del equipo agasajado por los vecinos fue inolvidable.

De Astillero llegaron los banquillos, de Torrelavega las gradas, de Cayón las torretas de luz y de Pedreña... Casi, casi las traineras. A Merino y Perrazo, los dos extremos del Solares bien les hubieran venido bien para bogar por la banda. Didac y Llambrich, los laterales del Espanyol, cogieron el remo de trincar un par de veces para maniobrar al llegar a línea de fondo en medio de la lluvia torrencial de los primeros minutos. Los dos equipos salieron abriendo el campo en busca de espacios donde la pelota pudiera rodar sin impedimento. Con eso bastaba. Tarea de dioses.

La grada apretaba, el Espanyol se sacudía y el Solares no se amilanaba. Las cámaras subidas en las plataformas, el claxon de los coches al cruzar la autopista, los paraguas de colores y el fútbol. Una estampa que en Solares no se olvidará. Todo metido en una estación. El despeje de Víctor Gómez bajo palos a tiro de Didac fue el anticipo del gol de los periquitos que hizo hasta parar la lluvia. Sin agua del que quejarse llegó el vendaval blanquiazul que empezó con el balón colgado de Wu Lei y el remate de Loren a la remanguillé entre Raba y Oslé, que se lanzaron a la piscina con triple tirabuzón en busca de una parada imposible, ya con su portero batido. El primer gol dolió. No por esperado iba a encajar mejor en las 1.900 almas que se hubieran vendido al diablo por dar la sorpresa copera. Y la lluvia volvió. Y el Espanyol se adaptó. Y el Solares se defendió... Veinte minutos después de que la fiesta empezara Nico Mir mandaba el balón al palo y acto seguido Loren hacía bueno un pase medido de Melendo. Todo de una vez. Sin pausa para digerir el aluvión perico, el Solares, con más ganas que fútbol, se desperezó y se asentó en su campo, el de todos los domingos, que este miércoles parecía de otro. Distinto. De película.

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La pelea del centro del campo fue de serie de Netflix. En el primer capítulo Fran Mérida y Morlanes se batieron el cobre con Bada y Valdés por adueñarse del balón mientras pisaban los charcos como unos niños en el patio del 'cole'. Melendo caía a la ayuda, pero no estaba el 'prao' para filtrar pases así que lo del toque largo al espacio pasó a ser la solución. Los guionistas del partido se dejaron llevar por la inercia; cuando la lluvia cesaba se echaba el balón al piso y cuando arreciaba sin piedad el fútbol se quedaba sin instrucciones. Wu Lei se inventó una vaselina en el mano a mano con Luis Samperio, el héroe de Olloniego, que el portero solariego solventó con sobriedad.

En la grada los paraguas cotizaban a precio de petróleo y los vecinos se ocultaban, a razón de dos o tres bajo el mismo. Más de una gran amistad debió surgir de tanto apretarse para resguardarse del agua. Bienvenida sea.

Con el marcador donde quería el Espanyol, el Solares, paradójicamente, empezó a vivir más tranquilo. Bajó la pelota lo que pudo y le echó alguna a Pepo, que en la media punta buscaba ser protagonista entre las torres blanquiazules. El último cuarto de hora del primer acto en La Estación fue extra. Como aquel viajero que antaño cruzaba la frontera: 'Nada que declarar'.

La tormenta no dio respiro y mientras los jugadores descansaban y se cambiaban de ropa, la lluvia seguía a lo suyo. Ni en el intermedio dejó de dar el cante.

El guión se mantuvo tras el paso por los vestuarios y Loren firmó su 'hat trick' desde los once metros. Un derribo en el área sobre Melendo condenó a la pena máxima a un Solares en el que Diego Santos esperó un poco más para repartir los regalos entre los jugadores del banquillo. El tercer tanto de los catalanes descartó cualquier temor y susto en el conjunto de Primera División y empujó a arriesgar a los locales, que se olvidaron del escenario y se soltaron la melena. A Loren le dio tiempo a fallar el cuarto y a Viti a levantar a los vecinos con la primera aproximación a la portería de un Joan García, que este miércoles sustituía bajo palos a Diego López.

Los aplausos hicieron cesar la lluvia, pero no el tambor de la zona más animosa del campo que retumbaba con amplificador. Y entonces comenzó el carrusel de cambios, con cita para el disfrute de Rugama, Sola, Quique Gutiérrez, Javi Madrazo y Carral. El míster concedió lo que pudo y el reglamento le permitió. Lástima que no le dejaran abrir más la manga. Hay momentos en que vale más estar que contarlo. La ocasión de ayer en La Estación, pese a que bien podía parecer una película fue real y así la vivieron los protagonistas de una tarde de fútbol de época.

Samperio se ganó el sueldo con dos intervenciones y el Solares se vino arriba. Y en una de esas que los periquitos estaban pensando en volver a casa llegó un balón colgado con maldad al área catalana. Allí apareció la cabeza de Ángel Oslé 'Gelo' para mandar volar los paraguas y marcar un gol histórico. El de Liérganes, que hace unos meses andaba con muletas –tras ser operado del menisco– lo celebraba con un salto propio de un número circense... Y entonces, de repente. El campo de La Estación se inclinó hacia abajo según atacaban los de casa. Al Espanyol se le puso cuesta arriba yVicente Moreno se volvía loco en el banquillo periquito. El guionista de Netflix le dio un giro a la narrativa y cedió a Quique Gutiérrez un tiro franco para que se luciera. Inapelable. El segundo gol del Solares subió la audiencia. El banquillo azulgrana saltó al campo y se fundió en una piña y el árbitro escondió el silbato para no deslucir la ilusión. El trencilla se convirtió en un cómplice más de la euforia que se vivía en la grada. «A por ellos, a por ellos». «Sí se puede, sí se puede». El Espanyol pululó grogui unos minutos ante la inesperada reacción final de los solariegos, que azuzados por las intervenciones de Samperio llegaron a creer que la miniserie televisiva podía acabar como ellos soñaban.

¿Quién hubiera imaginado que tres minutos de tiempo añadido supieran a poco? Que lástima que no haya segunda temporada del serial que el Solares y su gente rodó para la historia en su casa. Con sus propios actores.

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