Un crowdfunding histórico para seguir compitiendo en la élite del fútbol

Mientras los petrodólares de Catar y Arabia Saudí inundan el fútbol europeo, todavía hay algunos clubes que resisten los cantos de sirena de los millones y las promesas vacías. «El fútbol es de los aficionados», lanzó la UEFA como respuesta a los planes de la Superliga impulsada por el Real Madrid y el Fútbol Club Barcelona, entre otros. Un mensaje que han tomado al pie de la letra en Hamburgo, a orillas del río Elba.

La propuesta de estos inversores es más sentimental: salvar la casa del equipo de toda su vida y ser dueños del estadio donde los padres llevan a sus hijos de la mano. Nada de promesas de 'Mbappés', 'Julians', 'Haalands', 'Lamines' o 'Nicos'. Su estrella es el Millerntor-Stadion.

Es la casa del FC St. Pauli, aunque no es su estadio original. Este equipo centenario del fútbol alemán toma su nombre del barrio que lo cobija en Hamburgo y aspira a crecer para codearse con los gigantes de la máxima división del fútbol teutón. Para ello, «tenemos que invertir en infraestructura profesional en el estadio, en el sector profesional y en el juvenil. Y lo queremos de la manera más independiente posible de los bancos». Así es su llamado, y la respuesta ha sido inmediata: 16.837 accionistas y 20,9 millones de euros.

Con esta cantidad, los aficionados del FC St. Pauli ya no se moverán de las gradas del Millerntor-Stadion. Ahora sus sueños crecerán para siempre sobre ese terreno de juego tras conseguir la propiedad del estadio. «Esto significa que la cooperativa puede comprar la mayoría de las acciones de Millerntor, como estaba previsto», asegura la organización en un comunicado. El objetivo ahora es llegar a los 30 millones de euros y «recuperar las emociones», destacan.

Con los 850 euros aportados por cada uno de los nuevos accionistas, estos hinchas quieren olvidar los errores del pasado, que casi llevaron al club a la quiebra, y evitar decisiones que no gustaron a la masa social.

El FC St. Pauli, con casi 30.000 aficionados-prácticamente el mismo número de habitantes de este barrio de Hamburgo-, es una de las hinchadas más activistas del fútbol alemán. En 2009, frenaron la venta del nombre del estadio a una marca comercial, prohibieron a la junta directiva firmar acuerdos de patrocinio con empresas sospechosas de fomentar el fascismo, el sexismo o la homofobia, y se enfrentaron a los dueños del club tras la venta de un palco VIP a un local de estriptis de la zona. Ahora son ellos quienes rigen el presente y el futuro del equipo. «Queremos demostrar que es posible un fútbol diferente y también un tipo de financiación diferente», afirmó Wilken Engelbracht, director comercial del FC St. Pauli.

En tres meses, los Sankt-Paulianer han batido todas las expectativas: el crowdfunding impulsado por los aficionados ha recaudado una cantidad de dinero inédita en este tipo de iniciativas.

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