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Daniel Pedriza

Cantabria vibra con la Roja

Expectación ·

Santander, Torrelavega e infinidad de puntos de Cantabria siguieron en directo el partido concentrados en torno a pantallas exteriores para ver cómo España hacía historia

Aser Falagán

Santander

Domingo, 14 de julio 2024, 23:26

Respiraba Santander, como toda Cantabria. Cierta calma chicha en la previa del partido. El clásico de una mañana estival de domingo, pero ya entonces se dejaba ver que algo bullía; los preparativos de una final que nadie se quería perder. Muchas pantallas gigantes se instalaron a lo largo de toda la geografía montañesa para seguir en directo el partido. Santander, en el Centro Botín. Torrelavega, en la Plaza Roja.

Eso por no hablar de la infinidad de bares y locales que se convirtieron en centros de gravedad de un día al que casi nadie podía escapar. Por expectación o arrastrados por la marea, todo el mundo sabía que a las nueve de la noche había partido, y desde última hora de la mañana se dejaban ver por la calle las primeras expediciones. Una previa que comenzaba a teñir de rojo el domingo cuando aún faltaban horas para el partido. Al principio unos puñados. Después serían muchos más.

En muchos grandes núcleos cántabros había una cita en pantalla gigante. Que el partido lo emitiera Televisión Española también ayudaba. A diferencia de otros muchos, cualquier bar podía ofrecerlo, y muchos cerraron este domingo más tarde de la hora habitual, lo que no impidió las concentraciones de millares de personas en los principales núcleos de la comunidad autónoma.

Los Jardines de Pereda y alrededores —a las cinco de la tarde ya había gente cogiendo sitio frente a la pantalla del Centro Botín– fueron el centro neurálgico santanderino. Los Jardines de Pereda se quedaron pequeños, muy pequeños, ante una auténtica multitud. En Torrelavega, la Plaza Roja se volcó con la Roja. Espacios al aire libre que se llenaron para seguir la quinta final española en la Eurocopa... y la que iba a ser la cuarta victoria continental.

El mismo seguimiento hubo seguimiento en La Planchada –Astillero–, sin un solo sitio en sus gradas, en el aparcamiento del pabellón Fernando Expósito de Renedo de Piélagos, en la Plaza de San Antonio en Santoña, por citar algunos ejemplos. Como en Cóbreces y Los Corrales de Buelna. Dos pantallas se colocaron en Santa Cruz de Bezana. En San Vicente de la Barquera la cita fue en la abarrotada carpa de las fiestas del Carmen, instalada en el puerto, con virtualmente medio pueblo concentrado para seguir en directo a los de Luis de la Fuente.

También fue un buen día para la hostelería, más en concreto para los bares futboleros. Vivieron un día grande, por mucho que el partido fuera en abierto. Hasta el Festival RBF de la Virgen del Mar hizo un alto en su programa –o lo incluyó en él– para que el público pudiera seguir en directo el partido.

Para adornar aún más la noche, la fiesta terminó –para quien decidiera terminarla entonces– con el tanto de Oyarzabal que puso en bandeja el cuarto título continental de España. Nadie tiene más. Y se siguió y celebró desde casi todos los rincones de Cantabria.

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