La homofobia se cuela en la Eurocopa

El ruido ambiental será el elemento diferenciador del a priori desparejo enfrentamiento entre la vigente campeona de Europa y una selección que conoció sus mejores tiempos en los años cincuenta del siglo pasado, cuando el prolífico delantero que da nombre al templo levantado en el lugar donde antes se erigía el Nepstadion abanderaba a aquellos 'Magiares Mágicos' que sometieron a Inglaterra por 3-6 en el denominado 'partido del siglo' celebrado en Wembley.

La Revolución Húngara de 1956 dinamitó a un equipo en el que despuntaban los Czibor, Kocsis y compañía, iniciando el descenso a los infiernos de un fútbol que busca renacer con el impulso a sus infraestructuras que le ha dado el fanático Orban y la irrupción de promesas llamadas a reverdecer viejos laureles como Dominik Szoboszlai.

El centrocampista del RB Leipzig se perderá el torneo por problemas en los aductores, dejando huérfano de su principal esperanza al combinado que dirige Marco Rossi. Son, sin duda, la 'cenicienta' de un 'grupo de la muerte' que incluye a Alemania y Francia junto a la defensora del título continental, una Portugal que permanece invicta tras trece choques ante los magiares. «Sabemos a quién nos enfrentamos. Mantendremos los pies en el suelo. Pero, por supuesto, queremos alcanzar nuestros sueños», proclamo el técnico italiano. Su condición de local en dos de los tres partidos de la primera fase, con las tribunas a reventar, avalan la esperanza de un bloque que tiene su principal fortaleza en la defensa y acude a su segunda Eurocopa consecutiva sin conocer la derrota en sus nueve últimos partidos oficiales.

Esa retaguardia afrontará un desafío monumental, frenar a un Cristiano Ronaldo que tiene a tiro varios récords para sumar en su insaciable trayectoria. Con 104 goles en 175 internacionalidades, está a cinco de los 109 que colocan al iraní Ali Daei como el máximo artillero del fútbol de selecciones. Nueve de esos tantos los ha repartido en las cuatro fases finales de Eurocopa que ha disputado, por lo que uno más rompería el empate que mantiene con el francés Michel Platini y le convertiría en el cañonero más prolífico en toda la historia del torneo. Solo con pisar el césped del Puskas Arena ya se convertirá en el primer jugador que participa en cinco ediciones del Europeo y ampliará su plusmarca de más partidos en fases finales (21).

«Los jugadores que duran más en el fútbol son los que mejor se saben adaptar a la situación actual. Yo he evolucionado desde los 18 hasta los 36 años. Me adapté bien con el paso de los años», comentó el cinco veces ganador del Balón de Oro, que subrayó que la competición determinará si las 'Quinas' actuales son mejores o peores que las que tocaron el cielo en Saint-Denis.

La gran estrella lusa está mejor acompañada que nunca en el combinado que sigue tutelando Fernando Santos. Ni siquiera la baja a última hora de Joao Cancelo por coronavirus ha alterado a un grupo en el que Bruno Fernandes, Bernardo Silva, Diogo Jota, Joao Félix o André Silva conforman junto a Cristiano Ronaldo una plétora de atacantes de auténtico lujo. Atrás, el veterano Pepe comparte galones con Rúben Dias, mejor jugador de la Premier League 2020-2021. «Empezamos igual que en 2016, asumiendo que somos aspirantes», aseveró pese a todo el seleccionador luso.

La homofobia hizo acto de presencia en el Puskas Arena de Budapest. Cristiano Ronaldo, que con sus dos goles acabó con la resistencia de Hungría y se convirtió en el máximo goleador histórico de las fases finales de la Eurocopa (por delante de Platini), fue objeto de

El delantero de la Juventus pareció ajeno en todo momento a los insultos procedentes del graderío y festejó con su celebración habitual los dos goles que le convierten en el mayor cañonero de la historia de los Europeos: once dianas en los cinco que ha disputado y con la posibilidad de seguir sumando en el actual.

Los insultos al astro de Funchal llegaron curiosamente el mismo día en que el Parlamento húngaro, con el apoyo del partido Fidesz, que encabeza el primer ministro Viktor Orban, y de la formación de extrema derecha Jobbik, aprobó con 157 votos a favor y uno en contra una normativa que prohíbe hablar sobre homosexualidad en los programas escolares.

La polémica normativa, introducida como parte de un proyecto de ley contra la pedofilia en el que se prohíbe exponer a menores de 18 años a pornografía y a cualquier contenido que fomente el cambio de sexo y la homosexualidad, ha despertado las críticas de los colectivos de defensa de los derechos LGTBQ+, cada vez más acosados por el gobierno húngaro.

Todo ello en un Puskas Arena a reventar. Con las gradas repletas -es el primer estadio que ha recuperado el aforo completo en este torneo- y sin apenas mascarillas, pese a que Hungría presenta la tasa de muertos por cada cien mil habitantes más alta de toda Europa a causa de la covid-19.

La permisividad del Ejecutivo húngaro ha provocado críticas contra la UEFA por mantener un diferente rasero con los países y permitir que cada nación organice como quiera la presencia de espectadores en el terreno de juego.